Cigarro

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Su vida era sumamente estructurada. Su reloj sonaba a las cinco y media. Se bañaba, vestía apropiadamente y tras extender su cabello en un moño tirante, se colocaba sus gafas.

Seis y media de la mañana tenía que estar parada en la oficina de Gabriel Agreste para indicarle la rutina del día. Luego se retiraba a desayunar, mientras el chef preparaba el desayuno de Adrien. Cuando éste estaba listo, verificaba que el muchacho estuviera despierto y listo para salir hacia la escuela justo a tiempo.

Su mirada seria se mantenía durante todo el día, pero en pocas ocasiones se permitía encorvar un poco los labios cuando Adrien lograba hacer algo bien por sí mismo fuera de la cárcel que era la mansión Agreste.

Adrien, para ella, era como un hijo, prácticamente lo había educado bajo la supervisión de la señora Emilie todo ese tiempo. Así que verlo abrir las alas de a poco, la hacía sentir orgullosa.

Algo que no podía sentir de su jefe.

Pues cada vez que Gabriel Agreste vestía como Hawk Moth, ella sentía el pánico de que algún día todo pudiera salir mal y la vida de éste fuera puesta en peligro.

Pero ella no lo mostraría, claro que no.

Por eso, cada noche, tras despedirse de Adrien y de su jefe. Se ocultaba en su habitación, desenroscaba su cabello, removía sus gafas y prendía un cigarro.

Dejando escapar junto con el humo, todo lo que guardaba dentro y debía callarse por el bien de los Agreste.

Miraculous: Fictober 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora