28- Regalo

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Corrieron a través del bosque, esquivando las raíces que sobresalen de algunos árboles, incapaces de admirar la bella escena que se extiende a su alrededor, porque actualmente están siendo perseguidas. Ochako apretó la mano de (T/n) entre la suya, el respirar pesado de su respiración mezclandose con los sonidos que provienen del bosque.

(T/n) podría seguir corriendo un rato más, como Elfa de la Corte, esto es algo del día a día. Por un breve momento, soltó su mano. Ochako sintió un vacio enorme ante esta acción, creyó que eso seria todo, que la dejaría a merced de los humanos que la persiguen. 

Hasta que vio el arco tensionado y como dos flechas volaban.

—¡No dejes de correr! —Vociferó la Elfa, deteniéndose por un momento en un sitio alto, otra vez tensando el arco.

La castaña no se detuvo, sosteniendo el bolso de cuero entre sus brazos. 



Las dos se desplomaron sobre el piso de madera, tratando de tomar todo el aire posible para calmar a sus pulmones. (T/n) tenía pequeñas cortaduras en la mejilla y una que otra herida en las manos, a veces se cortaba accidentalmente al colocar la flecha en el arco. 

Ochako reposo su cabeza en el hombro de la Elfa, agradeciendo que están vivas. 

En sus brazos, algo se movió lentamente y una cabeza azulada emergió de la misma. Enormes ojos verdes que observaban a ambas.

—De nada, lagartija —Murmuró la cansada arquera, apoyando la cabeza sobre la pared. 

La castaña rebusco entre los bolsillos, cada tanto alejando la nariz curiosa del dragón de agua. 

—Pude guardar esto antes de irnos —Una piedra resplandeció en su mano de diferentes tonos violáceos y azules—. Es un regalo para ti, (T/n).

Los elfos valoran en extremo las piedras preciosas, porque pueden servir para fabricar armas mágicas o capturar una esencia elemental en ellas. (T/n) sostuvo el regalo entre sus dedos, frotando el pulgar sobre algunas imperfecciones. 

—Es preciosa, Uraraka. 

El dragón soltó un breve chillido, buscando llamar la atención.

—Tranquilo, te devolveremos con tu madre —La princesa acarició de forma gentil su lomo—. Y puede que por fin, reine la paz. 

(T/n) dejo que ambos descansen, mientras mantenía vigilada la zona. 

Sería un camino largo.

Dio un vistazo a la chica que abandonó su Reino.

Y sonrió, apretando la piedra contra la palma de su mano. 


INKTOBER 2018 [BNHA x Fem!Lector]Where stories live. Discover now