Simplemente Bella © || Trilogía Híbridos #2 ||

capítulo 30: Explicaciones y un olvido

- Tal vez no todo, pero... Pude ver que controlas mejor tu lado vampiro. Eso es bueno, ambos somos culpables y ya ambos nos discúlpamos, ¿Estamos bien? - me pregunta.

- No.

Sorprendido abre la boca para decir algo pero el doctor sale de la habitación donde se encuentra Celeste:- Siento la interrupción, pero supongo que deben querer saber el estado de la paciente. Ella se encuentra bien, solo sufrió un ataque de pánico, así que le daré de alta ahora mismo... Pueden pasar a verla, ire a buscar el permiso de salida - anuncia y se retira. Miro al techo blanco con una sonrisa, después de todo no fue nada grave.

- ¿Por que...?

- Aún no se que hacías hablando con esa chica en el bar...

- Solo hablábamos, ¿Es que acaso esta prohibido?

- Claro que no, sino fuera porque es obvio que ella te estaba coqueteando - le empujo para que se aleje de mi y me permita entrar a ver a Celeste.

- Tal vez ella sí, pero no yo.

- Basta, Damon.

- ¿Te vas a enojar por eso? Esto es ridículo, Malia.

Auch... ¿Ya no soy Bella?

- ¿En serio lo dices? Le estas peleando por nada.

Cierra la boca o juro que... Tarde.

Mis ojos se cierran y al abrirlo se que ya cambiaron de color, ya que puedo ver todo con mas detenimiento. Tengo mucha hambre... Y estar en un hospital no es nada bueno.

- Damon... Nada, olvidalo lo haré sola - le digo cambiando de idea y me largo de allí. Una vez lejos del hospital no puedo evitar respirar hondo el aire casi puro del callejón. Debido a la falta de sangre en mi cuerpo mi vista se vuelve borrosa y temo que sino bebo algo de sangre me desmayare aquí mismo.

- ¿Se siente bien...? - la voz de un chico me toma por sorpresa. Lleva un abrigo grande y un gorra de básquet blanca en detalles negros y azul.

No... No voy a matar a un inocente.

- ¿En serio creer que es inocente?

No importa... Tampoco soy nadie para quitarle la vida a alguien. Yo puedo con esto, tal vez encuentre alguna rata por ahí.

- Solo matalo y ya.

- S-sí... Me encuentro bien - le digo sin mirarlo a los ojos.

- ¿Esta segura? Esta temblando mucho - me dice, veo como se quita el abrigo y me lo coloca encima de mis hombros.

- Y tu eres demasiado amable con una desconocida - le digo en broma. Bueno... No del todo.

- No he tenido el mejor día... Y también se lo que se tiene pasar frío en las calles.

- ¿Eres un mendigo...?

- No, solo que hubo un tiempo donde la cosa estaba complicada. No tuve más opción que vivir en la calle, en fin, ¿Necesitas que te ayude con algo? - me pregunta y antes de que pueda reaccionar un hombre lo ataca por atrás.