Capítulo 2

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No es que fuera excesivamente emocional, es que tener a su "Súper Mejor Amigo" a su lado y que éste no fuera capaz de prestarle la suficiente atención le estaba llenando de un sentimiento conocido pero poco usual.

Stan se empeñaba en escribir con mayor velocidad que su novia, sus pulgares se movían con habilidad, recordándole las ocasiones en que ambos formaban un dúo imparable en el "guitar hero". Pero su expresión no era de victoria esta vez, sus cejas se curvaban y la nariz sacaba aire tibio en cada exhalación. Kyle casi podía ver las tripas estrujadas a consecuencia de las palabras que leía en el chat privado su amigo.

Hace mucho que no quería meterse de más. Hubo un tiempo en el que fue demasiado sincero, diciéndole lo que pensaba de su novia y terminaron discutiendo y empujándose hasta chocar contra una pared. Luego no se hablaron por dos semanas hasta que Cartman comenzó a burlarse de ambos y terminaron uniéndose para callarlo.

Por eso, ahora decide callarse y suspirar mientras detiene las páginas de su libreta por el viento que se cuela de la ventana de aquella habitación conocida. Mira hacia la cama, ve en la mesita de noche una fotografía de ellos cuatro.

Los cuatro...

Puede ver a Kenny sonriendo y mostrando esa curiosa separación entre sus dientes frontales. Sabe que muchos lo consideran algo atractivo. Para él, solo es un rasgo distintivo de su amigo rubio. Un rasgo que no cree que se le vería bien a nadie más, es que Kenny siempre fue más salvaje, más libre, más valiente que los demás.

A su lado se encuentra él, su brazo pasa por debajo del que está enfundado en una carpa naranja, recuerda la textura de aquella chamarra gruesa, recuerda incluso el olorcillo que despedía Kenny aquella tarde, en el cumpleaños número once de Stan. Había llevado como regalo una planta, por eso olía a tierra. Kenny no la compró, la robó.

No puede evitar sonreír al ver que esa plantita sigue ahí, en el marco de la ventana, justo arriba del escritorio en el que ambos están disque para hacer la tarea de ese fin de semana.

No necesita mirar de nuevo para saber que en la fotografía, estaba Stan del otro lado suyo, abrazándole del cuello justo de la misma forma que él lo hace. Ya muchos lo han dicho y Kyle se siente de cierta manera orgulloso de que sean los que más confianza se tienen. No importa que Cartman se la pasara haciendo chistes sobre su amistad, la cual la califica de rara y muy gay.

"Ese estúpido gordo". Piensa mientras regresa a las letras escritas en su libreta. Todavía hoy, luego de dos semanas, le sigue molestando por no pasarle las fórmulas de matemáticas y dejarlo ahí el día de tacos.  Mira con disimulo hacia la fotografía, aunque no es necesario, Stan parece querer llorar por su conversación y no se acabará en poco tiempo.

Lo ve sonreír de manera diabólica; pues sí, después del flash, tiró de un cordón y una cubeta con pintura cayó sobre Stan. Su regalo de cumpleaños, según él.

Suspira de nuevo y mira a Stan, ha dejado el celular en el escritorio y sus manos robotizadas se posicionan en sus piernas. Mira la ventana con una expresión ajena a todo sentimiento.

–¿Está enojada? –le pregunta, nervioso, no sabe cómo dirigirse, siempre llora y se queja, hoy no terminó así. Debe averiguar más. –Dale tiempo, hablar enojados no es bueno. –Le aconseja mientras alza el brazo para ponerlo en el hombro contrario.

Entonces Stan reacciona y le saca un leve susto a su amigo pelirrojo al sonreír así.

–Todo está bien, Kyle. No te preocupes. –suelta una risilla y toma el lápiz de Kyle, olvidado sobre su libreta. –¿En qué estábamos?

–... ¿Estás seguro? –le cuestiona confundido. –Si quieres hablar, podemos dejar la...
–¡No! –interrumpe presuroso. –No jodas, Kyle. No busques pretextos para no hacer la tarea, estoy bien, ya pasó y ya lo arreglamos. Tranquilo. Ya sabes que... nosotros siempre estamos peleando y regresando. Es normal.

Como cuando vas creciendo y el "yo nunca" se convierte en un "¡Joder!"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora