Mantener la hoja de delincuencia limpia es más difícil de lo que parece

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IX

Un día de flojera perpetua, Yorozuya recibió una carta de remitente desconocido. Realmente nadie tenía ganas de salir del modo ahorro de energía en el que se habían sumido, pero al final, Shinpachi fue el único con algo de fuerza de voluntad para levantarse y recoger el sobre que llevaba horas frente a la puerta, el cual estaba asegurado con una piedra para evitar que el viento se lo llevara.

—Hmm... ¿Tal vez sea publicidad? —Giró el sobre rosáceo un par de veces en busca de una dirección o estampilla, pero no había nada—. Quizá sea una broma.

—Dámelo, Patsuan —Extendió la mano desde su posición recostada sobre el sofá—. (...) ha estado quemando cualquier carta que llegue, aprovecharemos para comprobar si esta tiene algo que ver con sus repentinos hábitos de ver el papel quemarse con cara aterradora.

—¿No deberíamos estar preparándonos para el cliente que nos citó para dentro de unas horas?

—La medicina milagrosa ya está lista, no hay nada más por preparar, solo una buena labia para aparentar como si de verdad supiéramos algo de medicina —dijo tomando el sobre entre sus dedos e incorporándose hasta quedar sentado—; mientras tanto podemos descubrir los secretos obscuros de la humanidad —Miró el contenido contra luz mientras ignoraba el suspiro resignado a sus espaldas.

De repente, la puerta que conectaba con la habitación donde Kagura y (...) habían ido a dormir aprovechando el clima fresco y que Sadaharu servía como almohada gigante, se abrió de golpe, provocando que ambos saltaran en su lugar.

—¿Qué hora es? —(...) tenía el cabello revuelto y aún parecida mareada por las pesadas burbujas del sueño; Gin tuvo que aclararse la garganta antes de responder.

—Tres de la tarde, un poco más.

—¿Qué es eso?¿Publicidad?

—Estaba a punto de averiguarlo —Comenzó a abrir la carta mientras (...) se dejaba caer a su lado y recostaba la mejilla al respaldar, parpadeando perezosa. Shinpachi también aguardó curioso, hasta que fueron extraídas varias hojas dobladas en cuatro partes—. ¿Será que ganamos un premio?

—A menos que los condones tuvieran una promoción especial, lo dudo mucho —Shin carraspeó ajustándose las gafas con las mejillas a poco de estallar en llamas—. Lo siento, Pachi.

—A ver... dice: guía para caracterizar a un buen personaje. ¡¿Qué demonios?! ¡¿Esto viene de la misma dirección que el departamento de quejas?!

—¿Los que estaban quejándose por la falta de romance? —Tomó las hojas con cuidado, retirándola del alcance de la mueca indignada de Gintoki.

—Igual a los que quieren ver sangre volar y provocan que mis dedos sean rebanados como mantequilla.

—Eso sucede cuando robas mis chocolates sin permiso —escupió clavando sobre él sus pupilas mortíferas—, es castigo divino —Shinpachi retiró con amabilidad la guía; de otra manera comenzaría una guerra verbal y nunca podría saber lo que estaba escrito.

—Veamos, aquí hay algunas recomendaciones para ser un personaje apreciado.

—Aún tengo el primer lugar en el ranking, eso sería perfecto para los que tienen el séptimo u octavo —Una flecha atravesó el corazón de Shimpachi y bajó la cabeza con un aura negra rodeando su existencia.

—Aunque esa cosa puede ser una estafa —(...) le dio unas palmaditas en la cabeza para tratar de consolarlo—. He visto rankings en los que hasta el zapato rojo del protagonista recibe votos, y eso que no tiene más de un par de cuadros en pantalla.

La vida con un cabeza permanente |Gintoki Sakata|Lectora|Where stories live. Discover now