Las calzó con facilidad y se colocó sobre las puntas de sus pies; sintiendo cómo la tensión se hacía presente en sus tendones y dedos y tobillos. De verdad extrañaba el tiempo en el que sólo debía bailar y pensar en la siguiente vez que tenía que presentarse a una presentación. Su vida en Francia no era mala, era sumamente agradable y en ocasiones pensaba en qué hubiera sucedido si no fuera una bruja.

Su cuerpo giró sobre su eje y se sintió feliz por el hecho de que los feauttes todavía le resultaban a la perfección, en un momento había logrado realizar siete seguidos y era su récord. Pasó la tarde intentando superar su marca para alcanzar los diez antes de perder el equilibrio y marearse.

El espejo reflejaba la perfección en sus movimientos y la hacía sentir libre.

Hasta que el espejo reflejó una visión que no habría imaginado. Al instante de girar se vió a ella con una capucha negra y con una especie de resplandor verdoso a su alrededor, sus rasgos eran diferentes, más oscuros, más maduros, más malvados.

Merde... —farfulló y detuvo el giro en seco.

No era posible, no era factible que eso sucediera.

¿Qué era lo que estaba sucediendo? ¿Acaso alguien le estaba gastando una broma? ¿Xavier estaba nuevamente tratando de fastidiarla?

De inmediato fue y se vistió con el uniforme, se quitó las zapatillas y calzó los zapatos de charol que usaba con el uniforme. Su respiración estaba agitada y alterada.

En su mente no concebía qué significaban todas las visiones que estaba teniendo. El corazón le latía a mil y sus manos estaban algo temblorosas. Debía conversar con alguien sobre lo que le pasaba.

¿Pero con quién? ¿A quién decirle?

Salió disparada hacia la sala común y no se percató de esperar a Draco, sólo se cambió para poder estar más cómoda durante las rondas. Se dirigió directo a la escalera donde solían reunirse para dividirse los sitios que debían vigilar durante la noche; esta vez le tocaba junto a Ravenclaw.

Estuvo ausente casi durante todo el tiempo en que recorrió el tercer piso para evitar que los estudiantes más jóvenes fueran a hacer travesuras, seguía estando prohibido hacer excursiones secretas pues el gran cerbero de Hagrid continuaba protegiendo ciertas cosas para Dumbledore.

De pronto sintió la voz de Draco llamarla con precaución, este había estado algo más silencioso pues sabía que a ella le perturbaba alguna situación que aún no estaba dispuesta a comentar.

—¿Qué sucede?

—Algo sucedió. McGonagall pasó junto a Potter y Weasley en dirección a la oficina del director.

Nina sintió sus sentidos alerta.

—¿Qué? ¿Deberíamos ir a ver?

—No lo sé, si es que les ha sucedido algo podrían culparnos por ir a meter la nariz.

—¿Desde cuándo tan preocupado de lo que piensen de ti?

—¡Mira! —Draco indicó con su dedo que el resto de los hermanos Weasley iban junto al Señor Filch y subían por las escaleras en forma de caracol que conducían a la oficina del director. Fred logicamente iba con ellos, al igual que George y Ginny.

De inmediato hecho a correr sus pies, pues si los habían hecho levantarse en medio de la noche, era porque había pasado algo grave. Decidió que esperaría abajo pues en algún momento deberían salir del despacho de Albis Dumbledore.

Draco llegó a su lado y se quedó a la espera de que tuviera noticias. Al ver cuando Fred salió se apartó pues ella de inmediato se lanzó a sus brazos y este la envolvió en un abrazo algo sentido, se percibía la cara de preocupación que tenían todos los Weasley al salir. Todos habían salido menos Harry Potter.

Juramento Inquebrantable [Fred Weasley]Место, где живут истории. Откройте их для себя