• CAPÍTULO 2 •

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Llegando a Hogwarts.
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Era hermoso, simplemente hermoso. La pequeña Nina jamás se podría haber imaginado que su experiencia sería así de fantástica. Su padre no había exagerado cuando le contó que el castillo era inmenso, ya que podía verse desde que bajó del tren.

Tampoco la niña se imaginó que un gigante iría a recibirles a su llegada. Eso no estaba en sus planes. Cuando descendió con Hermione lo único que hicieron fue escuchar y seguir a Rubeus Hagrid que les indicaba el camino. Desde Hogsmeade habían llegado a un muelle y allí abordado a unas barcazas, cruzarían un gran lago en ellas. Hermione comenzaba a caerle muy bien, era simpática y no dejaba de hablar.

— En el Lago Negro vive el calamar gigante ¿ Lo sabías? — le preguntó a Nina.

— Papá me había contado sobre eso — respondió con gusto — ¿ Tus padres a qué se dedican? 

— Mis padres son dentistas — afirmó sonriente, en el tren ya le había contado que era hija de muggles, por lo que no sintió miedo de decirles sobre ellos.

Los demás niños que iban junto a ellas eran demasiado tímidos como para entrar en conversaciones, por lo que se limitaban a observar y a desvíar la vista de ellas y su intensa conversación. Al irse acercando pudieron notar el esplendor del castillo de cerca, sus luces brillantes se reflejaban en el Lago Negro, dejándoles presenciar una vista única.

Hagrid les ayudó a todos a descender de las barcas, las cuales estaban reservadas sólo para los niños de primer año. Los guío por el camino hacia el interior y en ese momento Nina pudo divisar a Harry Potter entre los demás.

— Así que es cierto, Harry Potter ha venido a Hogwarts. — un chico rubio de ojos grises se coló entre el grupo y había llegado hacia donde estaba el famoso niño. — Yo soy Malfoy, Draco Malfoy.

El chico pelirrojo junto a él, se rió y el rubio se volvió con rabia hacia él.
— No tengo que preguntar quien eres tú, pelirrojo y esa ropa vieja. — dijo con desdén — debes ser un Weasley.— se volvió hacia Potter nuevamente. — Sabrás que no te conviene relacionarte con los equivocados.

— Ya se quién es el equivocado, gracias. — fue lo único que Nina oyó decir a Potter, dejando al chico rubio con la mano estirada y muy molesto. Más ella decidió no intervenir, pero descubrió que aquel niño pelirrojo era a quien el chico del tren buscaba.

De pronto una mujer muy seria y con vestimentas verdes fue por ellos, se presentó como Minerva McGonagall y los guío por los inmensos corredores, mientras los conducía a la esperada ceremonia de selección. Llegaron a lo que era el Gran comedor, habían cuatro mesas esparcidas con los estudiantes de cada casa ubicados en ellas y una gran mesa central, con personas sentadas en ella, Nina pensó acertadamente en que eran los profesores del colegio.

El director, un hombre muy anciano de ojos calmados, extraña vestimenta y una larga barba blanca, se apresuró a dar una cálida bienvenida a todos los alumnos, sobre todo a aquellas brujas y magos de primer año. Minerva los acomodó a todos en un gran círculo, los pequeños magos se dispusieron atentos a escuchar la ceremonia donde un sombrero iba a seleccionar la casa de cada estudiante. El objeto, para sorpresa de todos comenzó a cantar.

— ¡Que comience la ceremonia! — anunció Minerva.

La profesora McGonagall profirió el nombre del primer estudiante en pasar a sentarse bajo el sombrero.

— Abbot, Hannah— la niña avanzó y se sentó, el sombrero deliberó unos momentos antes de gritar.

Hufflepuff. — la casa de los tejones estalló en aplausos por ser los primeros en contar con un nuevo miembro.

Juramento Inquebrantable [Fred Weasley]Where stories live. Discover now