Abortos en Auschwitz

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Como si fuera salido de la más retorcida película de horror, revolcados en barracones sin agua, rodeados de excrementos con un olor putrefacto a carne quemada provocada por las chimeneas de Auschwitz, el sexo seguía estando a la orden del día y había cobrado un significado mayor del que jamás podríamos imaginar, así lo cuenta la Ginecóloga Rumana, Gisella Perl, trabajando por encargo del mismísimo Josef Mengele fue capaz de salvar a cientos de mujeres abortando a sus hijos.

"La letrina funcionaba como un picadero. Allí era donde las prisioneras y los prisioneros se encontraban para tener relaciones sexuales furtivas y sin alegría, en las que el cuerpo se utilizaba como una mercancía con la que pagar los productos que tanto se necesitaban y que los hombres eran capaces de robar de los almacenes."

A pesar de los intentos de los Alemanes para evitar que los judios no cayeran en el deseo sexual, esto no era suficiente para poder eliminar la lujuria que se producía.

"El nitrato de potasio que echaban a nuestra comida no era suficiente para matar el deseo sexual. No teníamos menstruación, pero esto era más una consecuencia del trauma psicológico provocado por las circunstancias en las que vivíamos que por el nitrato de potasio. El deseo sexual todavía era uno de los instintos más fuertes".

Muchos decidían realizar el acto sexual en dicho lugar, algunos por necesidad y otros por complacer el instinto sexual terminaron embarazándose en Auschwitz, si es que no venían desde el gueto con el embarazo.

Gisella Perl

Gisella Perl nació en 1907 en Sighetu Marmatiei, Transilvania donde ejercía su carrera como ginecóloga cuando el ejército alemán invadió el norte de Rumania en 1944. Donde en solo cinco días de haber comenzado mayo los 14.000 judíos que vivían en los alrededores fueron enviados al campo de concentración de Auswitchz los cuales en su mayoria fueron gaseados al llegar, la propia familia junto a Perl fueron llevados pero ella nunca volvió a ver su Marido ni a su hijo.

Habiendo superado el primer peligro, Perl, podría salvar su vida gracias a su profesión y al médico nazi Josef Mengele, el cuál le dio el encargo de reanimar a las mujeres judías con el fin de extraerles su sangre a la fuerza para poder ser usada con los soldados heridos en el frente de combate.

"La rassenschande, la contaminación con sangre judía inferior, fue olvidada. Éramos demasiado inferiores como para vivir, pero sí servíamos para mantener al Ejército alemán vivo con nuestra sangre."

Orden Contra los niños y Embarazada

El 6 de Octubre de 1943, Heinrich Himmler, dirigente del partido nazi, había informado del exterminio de judíos que se realizaba a un selecto grupo de altos mandos y potentados del Ayuntamiento de la ciudad Polaca de Poznan, exclamando.

"No me parece justificable exterminar a los hombres (...) y dejar que sus niños crezcan y de venguen de nuestros hijos y nietos."-Heinrich Himmler

Por ende al llegar a Auschwitz, las SS llamaban a las mujeres judías embarazadas para que dieran un paso al frente prometiendo una ración doble de pan y leche, todo esto era una farsa la cuál Perl descubrió en el 44 con sus propios ojos mientras realizaba su encargo cerca del crematorio cuando observó el horrible trato que recibían las embarazadas.

"Eran apaleadas con porras y fustas, destrozadas por perros, arrastradas por los pelos y golpeadas en el estómago con las pesadas botas alemanas. Entonces, cuando se desplomaban, eran arrojadas al crematorio. Vivas."

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⏰ Last updated: Dec 06, 2018 ⏰

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Historias poco conocidas de la Segunda Guerra MundialWhere stories live. Discover now