13. Descansar.

557 44 26
                                    

Acababa de terminar su turno y se encontraba muy cansado.

A pesar de haber insistido a Raoul para que no acudiese a verle actuar, a una parte de él le habría gustado tener compañía aquella noche, tanto durante los descansos como en la vuelta a casa.

Supuso que el pequeño estaría en casa con Sam y que estaría bien, porque no le había llamado en ningún momento.

- ¿Muy cansado? - preguntó Mimi, saliendo de detrás de la barra tras acabar de colocar todos los vasos y guardar todas las botellas.

- Bastante. Estoy deseando meterme en la cama. - contestó mientras acomodaba las sillas que quedaban sobre las mesas.

- Vámonos, hoy cierra Luís, que se está cambiando de ropa aún. - sugirió la rubia, agarrando uno de los brazos del canario para arrastrarlo fuera del bar.

Agoney revisó su móvil de nuevo, asegurándose de que no tenia ninguna llamada ni ningún mensaje nuevo.

- ¿A ti que te pasa que no te separas de tu móvil? - preguntó Mimi con una pequeña sonrisa - ¿Algo que ver con el rubito?

Agoney se sonrojó y golpeó el hombro de la chica con una pequeña risa.

- Algo que ver, si. - reconoció segundos más tarde, escuchando seguidamente la carcajada de Mimi.

- ¿Por qué no ha venido hoy? - preguntó, adelantando a Agoney para caminar de espaldas delante de él.

- Le he pedido que se quedara descansando. - sonrió, recordando lo feliz que parecía el pequeño mientras cantaban juntos aquella tarde.

- Menuda carita de encoñado, amigo. - río la rubia - Podríais pasaros alguna mañana de estas a desayunar o algo, que me toca currar y me aburro muchísimo.

Agoney rió y negó con la cabeza divertido.

- Hablaré con Raoul a ver si le apetece. - prometió, mientras Mimi sacaba las llaves de su portal - Descansa mucho.

Se acercó a abrazar a la chica y luego observó como entraba en su portal antes de continuar su camino.

Aún le quedaban unos largos 15 minutos de camino al apartamento de Ricky y sentía que el cansancio iba a tumbarle en cualquier momento.

Cansancio que se esfumó al instante cuando su teléfono comenzó a vibrar en su bolsillo.

Lo sacó rápido y descolgó sin pensarlo al ver que el número no estaba guardado en sus contactos.

- ¿Si?

- Ago.

Dejó de respirar por un instante.

- ¿Ago? - repitió.

- Raoul. - su pecho se llenó de preocupación casi al instante. Eran casi las tres de la madrugada y suponía que el pequeño ya habría caído rendido hace rato - ¿Pasa algo? ¿Estás bien?

- ¿Estás en casa? - preguntó el pequeño sin responder a sus preguntas.

Hablaba de manera acelerada y escuchaba su fuerte respiración a través del teléfono, lo que sólo consiguió poner más nervioso al canario.

- Llegando. ¿Qué pasa, Raoul? - preguntó con bastante nerviosismo, acelerando sus pasos cada vez más.

- Eh... Sam no está bien y yo... - cogió aire tratando de hablar con claridad - Yo no sé qué hacer y me estoy agobiando porque llevo horas tratando de calmarle y no soy capaz. Creo... creo que tiene un ataque de ansiedad y yo también me estoy agobiando mucho y así no le ayudo en nada y... necesito ayuda. Te necesito, por favor.

Saliendo a la vida || RagoneyDove le storie prendono vita. Scoprilo ora