2. Help me.

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"Just have a drink
and you'll feel better.

Just take her home
and you'll feel better.

They keep telling me
it gets better.

Does it ever?"


Raoul.

Cerró la puerta detrás de él deteniéndose únicamente para poner el pestillo antes de deslizarse por ella y sentarse en el suelo sucio del baño de la discoteca en la que se encontraba. No tenía que haber salido de casa y él mismo lo sabía.

No creía que mereciese la pena, pero las súplicas de Alfred y Nerea habían conseguido que cediese. De poco le había servido, solo para terminar llorando en aquel cubículo mientras sus amigos se divertían.

Hacía mucho tiempo que todos los planes que proponían se le antojaban muy poco apetecibles o, por lo menos, mucho menos que quedarse en la cama escuchando música, viendo una película o, simplemente, durmiendo. Además, discutía con sus padres cada vez que quería, o más bien tenía que, salir de casa, aunque fuera solo para ir a casa de Nerea. Intentaba convencerse a si mismo de que ellos eran así y que simplemente se preocupaban por él, pero sabía bien que estaba equivocado, les preocupaba que hiciese alguna tontería y manchara la imagen de familia rica y perfecta que tenían. Por eso, la mayor parte de su tiempo lo pasaba durmiendo durante el día y en vela durante la noche, ya que era cuando más inspiración tenía para todo. Componer, escribir y dibujar, las tres cosas que más le gustaban y que mejor sabía hacer en este mundo. Las tres mismas cosas que sus padres no entendían y que nunca se molestaban en entender.

Sintió las lágrimas resbalar por sus mejillas sin motivo aparente. Por puro agobio. Ya estaba acostumbrado a los continuos ataques de ansiedad, llevaba sufriéndolos desde los 15 años y entonces tenía ya 20. Al principio creía que solo se debían al agobio que le generaba el instituto pero, lejos de disminuir su cantidad tras haberlo terminado, en el último año habían aumentado, convirtiéndose la propia ansiedad en uno de sus mayores temores. Poco a poco, se fue dando cuenta de que la presión por los estudios era uno de sus menores problemas. Su familia, su propia mente y él mismo eran los que provocaban los ataques, agobiándolo, a veces poco a poco y a veces de golpe.

Como en ese mismo momento.

Las palabras de Alfred y las de Nerea se grababan a fuego en su memoria y se repetían en su cabeza sin cesar, hasta tal punto que no fue capaz de distinguir quién dijo cada cosa.

"Vamos, Raoul. Sal de casa. Diviértete por una vez en tu vida."

"Cómo si dependiera de mi" - pensó.

"Tío, tómate una copa. Ya verás como te sientes mejor así."

"¿De verdad me voy a sentir mejor de alguna forma?" - su cabeza no paraba de dar contestaciones alternativas a las que realmente había pronunciado.

"Baila con ella y llévatela a casa. Tíratela, Raoul, olvídate de todo por una rato"

Vomitó. No por el alcohol que llevaba en las venas ni por la comida que había en su estómago, sino por agobio. Salió corriendo de la barra de la discoteca tras esas mismas palabras de Alfred, estaba casi seguro de que había sido él el que había hablado, sintiendo como tenía muchas dificultades para respirar con normalidad.

Saliendo a la vida || RagoneyTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon