CAPÍTULO 2.

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Ángel.

Esta tarde he quedado con los chicos en casa de Mark donde normalmente nos reunimos. Sus padres están casi siempre fuera, de viaje de negocios. Ambos dirigen una empresa y no les importa dejar a Mark solo cuando tienen que viajar así que cuando eso ocurre nosotros solemos venir aquí. Se podría decir que es un poco como nuestra segunda casa.

Llego a la puerta y dejo a un lado la moto que me regaló mi padre hace más de un año, cuando cumplí los dieciséis y pude sacarme el permiso de conducir.

Llamo al timbre y segundos más tarde me abre Mark. Nos saludamos chocando las manos y me da una palmada en la espalda.

- Pasa tio, los demás ya están aquí.

Nos dirigimos juntos hacia el salón donde veo a los otros dos sentados en el sofá.

- Hermanos mirad quien ha llegado.- Los otros dos se giran a verme.

Thiago se lleva dos dedos a la frente imitando un saludo militar.

- ¡Hey! .- Saludan al unísono.

Me acerco a ellos y chocamos las manos al igual que hice antes con Mark. Primero a Thiago que es el que está más cerca a mí y luego a Christian. Nos sentamos y veo como Mark se dirige a la cocina.

- Tío ya que estás en la cocina trae unas cervezas.- Grita Thiago el cual al estar sentado a mi lado me deja sordo.

- También puedes levantarte tú y venir a por ellas.- Le devuelve el grito desde la cocina.

Por mucho que se queje, Mark no tarda en aparecer por la puerta con cuatro botellas de cervezas. Nos da una a cada uno y se sienta al lado de Christian, quedando así en frente mio.

- Y bien Ángel.- El primero en hablar es el anfitrión de la casa.- ¿A qué viene esa cara tan larga?

Miro uno a uno las caras de mis amigos que me devuelven la mirada expectantes. Por último dirijo mi mirada a Thiago que mueve las cejas de arriba abajo. Maldito cabrón, sabe perfectamente lo que me pasa y se está divirtiendo a mi costa desde el descanso de esta mañana.

- No es nada.- Intento quitarle hierro al asunto mientras le doy un trago a la botella.

Parece que ninguno se lo traga porque me miran levantando una ceja y miran a Thiago en busca de una explicación.

Todos somos amigos desde la infancia, desde que nuestros padres decidieron apuntarnos al equipo de fútbol del colegio. Pero todos saben que Thiago tiene la maldita habilidad de leerme como si fuera un libro abierto. Si, se puede decir que es el que mejor me conoce de los tres y en ocasiones incluso mejor que yo mismo.

- No le ha hecho gracia que se mencionara como acabó después de la fiesta del viernes delante de las chicas.- Habla el mencionado riendo. Como si tuviera alguna gracia.

- Vaya, ¿y por qué nuestro querido amigo no quería que las chicas supieran cómo de borracho terminó en esa fiesta?.- Esta vez es el turno de Mark

- O tal vez ¿no será que no quieres que sepan como de acompañado y ocupado estuviste? .- Le sigue Christian consiguiendo que los demás se echen a reír.

- No es que no quiera que se enteren las chicas es solo que no quiero ser el motivo de los chismes del instituto.- Escucho un bufido que suelta el capullo a mi lado.

Se lleva una mirada asesina de mi parte. Si hubiese previsto la que me iban a dar con el tema de la rubia no me la habría follado. Aunque joder, tampoco sé de qué se sorprenden, ni que sea algo raro en una noche de borrachera ni el único de los cuatro que lo hace.

Ecos de Coraje.Where stories live. Discover now