Su mano comienza a subir hasta dirigirse hacia mi parte prohibida hasta que reacciono con rapidez y le pellizco la mano logrando una mueca dolorosa en él.

—Auch —gruñe entre dientes mientras me fulmina.

—Tú te lo buscaste —murmuro de la misma manera que él.

—Ya verás —me fulmina, ruedo los ojos.

—Bien, creo que estoy satisfecha —digo después de unos largos minutos —Mañana regresan mis padres así que debo regresar a casa, no habrá manera de poder agradecer todo lo que hicieron por mi.

—No es nada, tu madre y yo hemos sido amigas toda la vida, tú eres como una hija para mi—La sra. Nora me sonríe amablemente, le devuelvo el gesto.

—Aquí estaremos cuando lo necesites, Sophia —dice Alejandro de la misma manera que su esposa.

—Gracias de nuevo, me retiro para poder arreglar mis cosas —digo levantándome de la silla, ellos asienten —Con permiso.

—Si, yo también me retiro, tengo cosas que hacer —Dice Nate después de mi levantanse también, Derek me regala una sonrisa cómplice.

Comienzo a caminar hacia las escaleras con Nate detrás de mi, cuando termino las escalera giro hacia la derecha hacia la recámara, pasamos la habitación de Nate y él aún continúa siguiéndome.

—¿Estás siguiéndome? —digo divertida sin voltear, sólo sigo con mi camino.

—Sabes perfectamente que mentí —responde a mis espaldas, me introduzco a la habitación al igual que él, cierro la puerta con seguro y seguido de eso siento a Nate tomar mi mano y jalar de ella haciéndome girar hacía él lo suficiente para provocar un choque entre nuestros pechos.

—Debo hacer mis maletas —digo con dificultad que me provoca el tenerlo tan cerca de mi. Él no responde nada sólo se acerca hacia a mi y me roba un beso tan desesperado que logra encender todo mi interior, su cuerpo empuja levemente el mío haciéndome dar un par de pasos hacia atrás hasta sentir la puerta chocar con mi espalda.

Mis manos se dirigen hasta detrás de su nuca donde mis dedos comienzan a jugar con su cabello. Las manos de Nate se colocan a mis lados recargándose en la puerta dejándome entre ellos, mientras que sus labios no planean terminar con su ataque a los míos, continua moviéndolos sin ningún control, siento cada pequeño pedazos de sus labios mezclarse con los míos.

Y así seguimos por unos instantes más hasta que él poco a poco comienza a separarse hasta hacer distancia entre nosotros. Su respiración agitada inunda mis oídos siendo lo único que soy capaz de escuchar.

—No se cómo logré contenerme estos días para no tirarte a esa cama y hacerte mía de una vez por todas —murmura para después dar un pequeño toque en mis labios —Es la última noche que te tendré aquí por favor déjame besarte para que cuando te vayas no me sienta tan solo.

—Cariño, estaré a unas cuantas cuadras de aquí, no me voy a ir a ningún lado —niego mientras sonrió, llevo mi mano hacía su mejilla y comienzo a acariciarla con delicadeza —Debo hacer la maleta.

Coloco mis manos en su pecho y di un pequeño empujón haciendo que retroceda para poder pasar, camino hacia el closet y saco mi maleta, la arrastro hasta colocarla sobre mi cama.

—¿Quieres que te lleve? —pregunta a la misma vez que introduce sus manos dentro de los bolsillos de sus jeans, lo miró cortamente y asiento —Bien, ¿Te ayudo con eso?.

Él apunta a mi maleta con su mirada.

—No—niego al instante formando una sonrisa traviesa.

—¿Por qué no?.

Sin ControlWhere stories live. Discover now