Capítulo 9

11.3K 663 175
                                    

Es un día algo frío después de una larga y cansada semana de lluvia, la temperatura parece descender junto con el sol, el viento hace volar mi cabello lo que me impide continuar con mi lectura. Desde dónde me encuentro sentada, doy una corta mirada a aquellos niños que se encuentran jugando con sus padres en el pequeño parque frente a mí, los observo por pocos segundos y después regreso mi vista al libro que sostengo entre mis manos y perderme en las palabras de nuevo.

En unos instantes puede sentir cómo me es arrebatado uno de mis auriculares lo que me hace molestar. Giré mi vista para encuentrar a Nate sentando a un lado de mi regalándome una de sus sonrisas arrogantes, sus ojos lucen más grises de lo normal, se ve tan sexy.

Ese gorro le queda realmente bien, hace un muy buen juego con el color de sus ojos. Pero a pesar de su belleza aún sigo molesta, ¿Cómo se atrevió a ocultarme que ya conocía a mi familia? Sé que sueno algo exagerada pero apenas comenzamos una amistad y él ya me oculta cosas.

Tuvo suerte que no se cruzó en mi camino en toda la semana porque estoy tan molesta que lo mataría y en venganza no asistiría a su funeral.

—¿Qué quieres, Nate?—resoplé dejando de mirarlo y fingí continuar con mi lectura para ignorarlo.

—No me vez en toda una semana ¿Y así es como me recibes?—preguntó indignado, fingía obviamente. Mi mirada regresó nuevamente hacia él.

—Si, porque en realidad disfruté esta semana y si me disculpas, estoy leyendo así que no estorbes — respondí fastidiada, rodé mis ojos.

—Oh, ya entiendo, sigues molesta por no decirte nada sobre aquella noche —me miró burlón.

—Un punto para ti —bufé, sólo le tomó varios segundos para arrebatarme el libro también —¡Oye! Regrésame mi libro, aún no lo termino.

—No —negó alejando el libro de mi para impedir que se lo quitará —Tendrás que esperar para terminarlo.

—No estoy jugando —lo apunté entre cerrando mis ojos.

—Tampoco yo.

—Bien, no me importa, quédatelo, tengo muchos más —Me levanté molesta.

—Te lo devolveré en caso de que me decepciones —me miró serio—Espero mantenerlo conmigo por mucho tiempo.

—Tal vez deberías regalarme uno cada vez que me mientas para así poder tener una enorme biblioteca sólo para mi, así podríamos estar a mano —lo fulminé.

—Eres una loca, Sophia —rió.

—Y tú un idiota mentiroso —reí sarcástica.

—¿Por qué te molestas tanto por poco?—preguntó bufando —Le das mucha importancia a las cosas.

—Tú y yo estamos cómo en un extraño comienzo de amistad y tú ya empiezas a mentir, no quiero deducir que pasará después —afirme.

—Averigüémoslo —me guiñó el ojo.

Ni siquiera sé si estamos en una clase de amistad y al parecer no pareció importarle lo que dije porqué las hormonas le afectaron el cerebro, bueno quizás a mi también porque no sé si lo dijo de esa manera pero yo lo interpreté como doble sentido.

—Contigo no se puede hablar —Giré mis ojos y me levanté dejándolo solo en aquel lugar. Comencé a caminar con destino a mi casa.

Idiota.

—De acuerdo, sólo bromeaba — escuché su gruesa voz a mis espaldas, me dediqué a ignorarlo.—Sophia, oye.

Continúe caminando sin decir ni una sola palabra, cuando sentí como se acercó con rapidez, giré hacia él pero era demasiado tarde, me elevó en sus brazos hasta que me colocó en su hombro.

Sin ControlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora