Capítulo 7 / Secuestro (Actualizado)

13 0 0
                                    

Una noche en una conocida calle solitaria...

Se encontraba un hombre estacionando su auto frente a lo que parecía ser su casa. Parecía estar cansado, con hambre y sueño. Con toda seguridad, habría tenido un día muy ajetreado.

Estacionaba con cierta torpeza su vehículo, aunque por suerte no chocó contra otro que se hallaba justamente cerca de allí. Y en el momento en que bajaba para dirigirse a su casa, fue interceptado por una persona desconocida, éste último le dio a oler cloroformo, lo que lo dejó completamente inconsciente en cuestión de segundos.

El agresor traía una capucha color negra, junto con un conjunto de ropa del mismo color, muy ajustado y tanto que hasta delataban las formas de su cuerpo.

Dicho engendro no tenía reparos en llevar a la víctima en un coche negro que se hallaba estacionado del otro lado de la calle. En ese momento, una voz de mujer, proveniente al parecer de un radio comunicador que portaba en un lado de su cintura, pronunciaba lo siguiente con una voz prominentemente femenina:

Gaviota... Aquí hablando la Lechuza... ¿Gaviota? ¿Gaviota? ¿Puedes oírme? ¿Ya está el objetivo? Contéstame, ¿ya está el objetivo?

— Sí, jefa— respondía aquella persona, con una voz igualmente femenina, aunque un poco menos gruesa—. El enemigo ya se encuentra neutralizado. Ahora mismo lo pensaba meter dentro del auto.

Excelente trabajo— replicaba el sujeto del radio—. Ahora quiero que te hagas cargo de lo siguiente... —Acto seguido, comenzó a dar instrucciones a la agresora sobre qué hacer ahora con la víctima que yacía ahora en estado inconsciente.

¿Qué tenía de particular aquel hombre ahora secuestrado por aquella mujer encapuchada? ¿Qué era lo que querían aquellas personas con ese sujeto? ¿Por qué lo secuestraron? ¿Cuál era la intención detrás de semejante acción reprobable? ¿Qué querían de esa persona que yacía allí inconsciente, bajo los efectos de aquella sustancia poderosamente sedante? Sea lo que sea que esas personas quisieran de él, con toda seguridad acabarían obteniéndolo. Y una vez obtenido lo que sea, con toda seguridad, se desharían de él. Por lo que el futuro de aquel pobre hombre quedaría en lo incierto.


Mientras tanto, esa misma noche pero en la mansión

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mientras tanto, esa misma noche pero en la mansión...

ANIA

No duré demasiado tiempo en aquel horrible hospital. Sin embargo, después de que me trajeron de allí comencé a recibir ciertas atenciones. Una muchachita como de unos 15 ó tal vez 16 años, demasiado jovencita como para considerarla mayor de edad, me estaba ayudando con el baño—dado que me costaba mucho trabajo bañarme o al menos ya no sé cómo debería bañarme ahora que soy una triste chica enferma—. Entonces, aquella muchachita, como si ella misma supiera que necesitaba ayuda, se acercó conmigo y se dispuso a ayudarme con el baño.

La pasión de Ania (Edición Mejorada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora