Capítulo 16 / Accidente no esperado

1 0 0
                                    

Hospital Rivadeneira

Al día siguiente...

Estar en este lugar más que hacerme sentirme mejor me provocaba harto fastidio y una horrible sensación de sentirme más enferma de lo que ya estaba, y esto pese a no recordar haberme sentido mal de ninguna parte de mi cuerpo y menos del corazón. Pero lamentablemente es la gran limitación que este cuerpo de mujer tiene y tengo que estar soportando a diario.

En todo este tiempo que sigo viva, muchas veces me he preguntado si valió realmente la pena haber regresado a este lugar. El haber descubierto que nadie de mi familia y conocidos me había apreciado tanto como yo había pensado, el ser parte ahora de una familia de millonarios de la cual aún sigo sin encajar bien, la condición física en la que estoy, el haber vuelto hasta aquí siendo... lo que soy...

Pese a este tremendo desacuerdo y a esa maraña de sentimientos encontrados que yacen en mí la mayor parte del tiempo, pese a estar en completo desacuerdo en ser mujer y encima enferma del corazón, pese a no estar de acuerdo en tener que llevar un tratamiento para el mismo, aquí sigo, siguiendo las indicaciones de un médico que, por cierto, me salió un verdadero hijo de puta de poca monta.

De no ser porque Clarissa está conmigo en este momento, acompañándome en este suplicio, quizás mi nueva vida dejaría de tener todo el sentido del mundo. Y allí si, ya me habría tomado ese jugo morado y olvidarme de todo. O me hubiera lanzado por la carretera a ver si me volvía a atropellar otro cafre alcoholizado o lo que sea, todo con tal de olvidarme por un rato de todo por lo que estoy pasando o al menos dejar esta vida nueva tan carente de sentido para mí.

Y en cuanto a mi nueva hermana... tan simpática, tan hermosa, tan amable e inocente. Tan buena onda es aquella mujer que es una lástima que la otra Ania de la Rosa no la haya sabido valorar, porque esa muchachita vale muchísimo. Realmente me habría encantado tener a alguien como ella de hermana en mi otra vida pasada y así esos días se hubieran llenado de luces y alegrías, acompañados de mi madre y sin la presencia de esa zorra de poca monta llamada Elena.


Minutos después dentro del consultorio del Dr. Basurto...

—Interesante, Ania—decía aquel estúpido doctor a la vez que, con su estetoscopio, iba tocándome cerca de esa zona abultada de mi pecho, no sé si para escuchar de verdad mi corazón o solo quería saber si tenía las tetas suaves o duras—. Tu corazón, parece estar sonando mejor de a como estaba tras la cirugía. Y tu presión arterial está mejor que nunca. Menos mal que has seguido al fin mis indicaciones. ¡Al fin Ania! ¡Finalmente me has hecho caso! ¡Con un carajo! —. Menudo pendejo alzó un poco la voz al decir eso. No sé si lo hizo para asustarme un poco o solo quería desahogarse, en serio, no sé cuál era su pinche problema, pero expresándose así lo hacía parecer muy poco profesional, además de grosero. Por fortuna, no se fue demasiado lejos—. Pero sabes, a pesar de lo sorprendido que estoy de los resultados, debo admitir que hay algo en ti que ya no parece encajar ahora. Te veo y no pareciera que eres la misma, sino otra persona. Alguien que pareciera estar suplantando a esa chica terca y obstinada que siempre he conocido.

Yo me quedé mirándole estupefacta y sin saber qué decir. No tenía idea de lo que estaba hablando, no obstante, creía saber a lo que se refería cuando dice que parezco otra. Si tan solo el muy estúpido supiera quién soy ahora. Pero claro, ¿cómo decirle que, en efecto, soy otra persona, otra alma atrapada dentro de un cuerpo ajeno? ¿Cómo explicaría lo que me sucedió a mí y a quien estuvo antes de mí en este jodido cuerpo? Tal vez me creería una loca o una estúpida si me atreviera a decirle una verdad ya de por sí muy loca y que hasta ahora haya sido cosa de un milagro que no me haya terminado de matar de un infarto.

La pasión de Ania (Edición Mejorada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora