Capítulo 1 ¿Qué querrá este chaval?

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A veces el amor es perfecto, estás con la persona a la que amas y sin miedo a que te juzguen. Simplemente eres feliz.... a veces. La mayoría de ellas estás confuso, no sabes como actuar y tienes miedo a la opinión de los demás.

Esas eran unas de las tantas cosas que se pasaban por la cabeza de Samuel mientras editaba otro vídeo cualquiera para su canal. Este era un chico especial, decía que en su locura había cordura pero cada vez que su cordura se manifestaba tenía miedo, ya que pensaba cosas que le parecían no tener sentido. La cordura para el resto, en su cabeza lo llamaba locura.

Continuó editando un vídeo que tenía preparado desde la mañana y programado para ser subido por la tarde y así, con tiempo, poder grabar un segundo vídeo en ese día, quizás él solo o con algún otro youtuber. Ya lo vería, de momento su trabajo era editar y mantener su mente distraída de cualquier preocupación que siempre le surgía como puede ser: Soy un chico de 25 años y aún vivo con mis padres.

-Quiero a mis padres - se decía a sí mismo - pero no es cuestión de vivir aquí siempre.

Ya se había vuelto a distraer, cosa rara en él ya que era un chico muy ordenado y centrado. ¿Distraerse en el trabajo? ¿Qué tipo de locura es esa para Samuel? Una locura que cada vez se hacía más frecuente y cuya cosa le molestaba. Él no era así, pero, ya fuera porque su canal había crecido mucho y tenía más que hacer, o por cuestiones varias de su vida, cada vez deseaba más vaciar su mente por un instante como mínimo.

Entre pensamiento y pensamiento, ya estaba subiendo el vídeo y mirando la hora. Aún era pronto, podría grabar algo más.

-Voy a llamar a Willy - dijo con una sonrisa. De todos modos, son muy buenos amigos, no se negaría a grabar con él.

El vídeo se había subido y avisó por las redes sociales. Ahora iba a llamar a Willy por Skype para jugar unos Juegos del Hambre.

Llamó y esperó. Nadie respondía. Volvió a llamar. Seguía sin respuesta. La tercera vez...

- A la tercera va la vencida - Dijo Vegetta un poco molesto. ¿Por qué no le respondía?

-Hombre Vegetta. Yo también me alegro de hablar contigo - dijo Willy en tono sarcástico. Al segundo ya se estaban riendo.

A pesar de que pudieran pasar horas y horas discutiendo por cualquier tontería, siempre acababan riendo porque dejaban de lado su orgullo, aunque les costara, para poder continuar con sus tonterías entre risas.

-Bueno - dijo Vegetta mientras calmaba su respiración - te llamaba por si te apetece jugar unos Juegos del Hambre.

- Vale -dijo con una amplia sonrisa - escucha Vegetta... - cambió su tono de pronto a serio.

- ¿Pasa algo Willy? - dijo muy preocupado y acercándose a la cámara para poder ver mejor a su serio amigo.

- Tranquilo, no es nada malo - dijo a media sonrisa - pero prefiero decírtelo en persona.

-¿Pero es por algo que he hecho o...? -fue interrumpido por Willy.

-NO NO NO NO - dijo con los ojos como platos y negando hasta con las manos-. Si es algo bueno, pero prefiero que sea una sorpresa - dijo totalmente sonriente. Esa sonrisa era tan perfecta que se le contagiaba a cualquiera, incluso a un preocupado Samuel.

- Pues no perdamos más tiempo y vamos a jugar ya y cuando acabemos hablamos donde quedar y... bueno, todo eso - dijo con voz viva y alegre-. Por cierto... te he llamado dos veces antes y no respondías.

-Ahh eso... estaba ocupado... allí te lo cuento - dijo sonriente.

-Está bien... Vamos a grabar ya -dijo sonriendo pero un poco preocupado por Willy... ¿Qué le ocultaba y que le querría contar?

Una vez terminaron, decidieron la hora y el lugar. Habían quedado en unas tres horas en un parque que quedaba cerca de donde vivían ambos.

Samuel tenía tres horas para preparar el vídeo, subirlo y arreglarse. ¿Suficiente tiempo? Para cualquier otro chico sí, para él no. No porque editar le quitara mucho tiempo, que también, sino porque era un chico que le gustaba arreglarse, ir bien vestido... coqueto. Así que se puso a editar y, mientras se subía el vídeo, abrió el armario y comenzó a mirar la ropa. Una camisa tras otra y ninguna le convencía, pero era porque era muy coqueto, nada más. Además, ¿qué más daba si iba guapísimo y perfectamente arreglado? Iba a ver a su amigo, que por cierto quería decirle algo en persona. No es que no se vieran nunca, pero a pesar de ser tan buenos amigos, no quedaban tanto como era de esperar. Y de nuevo, entre pensamiento y pensamiento había escogido una camisa blanca con botones, unos vaqueros y unas deportivas negras. Ya no podía perder más tiempo y se metió en la ducha.

- ¿Este chaval que querrá ahora? - se preguntaba una y otra vez hasta acabar de ducharse.

La verdad, no le molestaba salir de casa, ya lo tenía todo arreglado en su canal y hacía tiempo que no veía a Willy. Todo perfecto, menos la duda de porque le querría ver tan urgentemente y a estas horas, porque a la hora que habían quedado, ya era para cenar.

Salió de la ducha, se vistió, avisó que el vídeo estaba subido y miró la hora. ¡GENIAL! O salía corriendo o no llegaba a tiempo y llegar tarde no era que le hiciera ilusión, era demasiado puntual. Cogió las llaves, el móvil y se despidió de su madre que estaba en casa diciéndole que cenaría con Guillermo, que quería hablar con él. Salió de casa y fue a pie hasta llegar al parque donde vio sentado a Willy en un banco esperándole. Llegó el momento de hablar.

El hilo rojo WIGETTAWhere stories live. Discover now