Un auto tocó la bocina avisándonos de que habían llegado por mí.

— ¡Es Alex! —Gritó mi tía. Se dirigió a la ventana y su expresión hizo afirmar sus palabras. —Ya vámonos... legaremos tarde —Me apresuró.

Yo ya estaba bajando cuidadosamente del pedestal en donde me encontraba, pero ella por apurarme hizo que bajara más rápido.

—Si me llego a caer no va ser mi culpa —Refunfuñé.

Nos metimos ambas al auto el cual nos llevó a la boda.

Ya íbamos atrasadas, pero nunca he conocido una boda en dónde la novia ha llegado temprano. O mejor dicho: nunca he ido a una boda.

Nos abrieron la puerta y quede impactada por lo hermoso que se veía todo. La entrada de la iglesia estaba completamente adornada con rosas blancas. Los alrededores también tenían globos muy grandes y bancos con las palabras: "Valeria y Max" en ellos.

Me ayudaron abajar del auto ya que el vestido me hacía tambalear un tanto. Los tacones tampoco ayudaban demasiado.

Ya estaba lista para entrar, pero mi tía me detuvo repentinamente jalándome para atrás.

—Qué ¿No quieres que me case? —Arqueé ambas cejas y la mire divertida.

Ella me miró como "No tienes remedio" mientras movía la cabeza.

—Tienes que ponerte el velo —Tomó el velo mediano que llevaba hacia atrás y me lo puso en la cara. —Se supone que solo las que son puras pueden llevar ese velo frente a la cara y... —Terminó de ponérmelo. —Hoy en día no son muchas las que llegan puras al matrimonio. —Me sonrió. —Entro yo primero, luego tú.

Me hizo a un lado y ella entró por la parte más estrecha para que nade me pudiera ver.

Me acomodé delante de esta nuevamente sosteniendo fuertemente el ramo de flores el cual también eran rosas blancas.

Tensé la mandíbula y miré hacia el frente. Tomé una bocanada de aire y antes de que me diera cuenta la marcha nupcial había comenzado.

Las puertas se abrieron y pude contemplar completamente toda la iglesia. Sentía que los ojos me brillaban a mil mientras observaba cada detalle de mi propia boda. Sillas decoradas de tal manera que parecía un arte. La alfombra era una roja muy intensa haciendo que resaltara, pero el rojo que más me gustó fue el de aquel cabello que en estos momentos se encontraba peinado al final de la iglesia.

Cerré los ojos y musité: —Papá, acompáñame en estos momentos. —Al abrirlos miré a mí lado e imaginé a mi padre vestido de terno, con su muy cautivadora colonia y bien peinado.

"Estás hermosa" Me hubiera dicho si hubiera estado aquí.

No pude evitar que los ojos se me llenaran de lágrimas al recordarlo.

Solté un gran suspiro y comencé a caminar lentamente. Al levantar la vista fui recordando todo lo que pasó desde que lo conocí. Aquellas peleas que siempre tenían un final muy extraño. Aquellos amigos que perdí y otro que gané sin darme cuenta y aquella personas que perdí realmente y que habían dejado este mundo.

Ahora mismo me encontraba frente a Max, quien me miraba con una gran sonrisa.

La imagen de mi padre dejándome frente a él me hizo muy feliz. "Cuídala bien muchacho y recuerda que es mi niñita" le hubiera dicho exactamente.

"Papá, te quiero" Miré al techo y se lo dije con todo el amor que podía. Esperaba que esas palabras lo hubieran alcanzado tanto como yo esperaba.

Lo demás de la ceremonia ya lo saben, pero la parte que más me gustó —A mi parecer— Fue cuando Max tubo que quitarme el velo de la cara.

No puedo describir la manera en que su rostro se ruborizo al momento de verme sin el velo. Se veía tan hermoso que me dieron ganas de yo besarlo a él en vez de él a mí.

Se acercó lentamente a mí y dibujo una gran y hermosa sonrisa. Me besó con tanto cuidado que me sentía muy feliz el haber encontrado a alguien así.

—Estás hermosa —Dijo mirándome directamente a los ojos.

—Tú también estás muy lindo... —Me reí.

—Querida esposa... espero que me hagas muy feliz por lo que resta de mi vida

—Lo mismo digo yo

Y ese fue el día en que realmente dejé de estar sola, porque ahora llevaba en mi mano, en mis papeles y en mi corazón estampado: Valeria ahora es esposa de Max. Y nada valía más que eso.

Al final me di cuenta de algo. Todo el alboroto que hice por una simple lista me sirvió de algo en especial. Era irónico, pero simple: Había hecho una lista para no enamorarme, peor en el transcurso de esta me enamoré perdidamente de un chico que sé que nadie más va encontrar.

—Te amo —Dijo acercándose nuevamente a mí.

—Y yo aún más —Sonreí y lo besé. "Te amo más de lo que imaginas"

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Y ahora realmente se acabó :( tal vez haga una segunda temporada aunque lo dudo... pero ¡No se depriman! Pueden pasar por mis demás historias y disfrutar con historias que son de mismo género que esta :D

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Besos.

Anny.

Siete razones para no enamorarse ©Where stories live. Discover now