Capítulo 5: El árbol

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Me fui hacia la sala enojada.

Al entrar busqué a Julia, pero no se veía por ninguna parte. Les pregunte a mis demás compañeros si es que la habían visto pero todos negaron.

Donde se fue

Mientras recorría los pasillos buscándola el hombro empezó a pasarme la cuenta, de vez en cuando me detenía para poder descansar y que se pasara el dolor, pero solo por cierto tiempo.

Al ya resignarme a no encontrar a Julia, me recosté enzima de una banca.

Me acomodé y saqué el libro de mi tía, lo mire con enojo y desprecio.

-Todo esto es tu culpa –Dije dándole un pequeño golpecito.

Luego empecé a pensar, si este es el diario de mi tía… ¿Por qué está escrito como una verdadera historia?

La curiosidad me entro. Abrí el libro en una página al azar, leí entre líneas saltadas ya que quería encontrar algo interesante y lo logre al estar en la tercera línea de una de las estrofas de la séptima página, decía: “En cuanto entre a la casa de mi abuela, me encontré con la cara de __ enfrente de mí haciendo que se me revolviera el estómago”

Miré sorprendida aquella línea, mi tía nunca me conto que estuvo enamorada de alguien ya que ahora aun esta soltera a sus 43 años… Me entro la duda de cuál sería el nombre de aquel muchacho ya que solo salía “__”

Me adelante algunas páginas pero no salía nada… Al parecer no lo había terminado… Me pregunto si será real esta historia o solo lo hizo para fantasear consigo misma.

Cerré el libro y lo deje a un lado, mire hacia los lados para ver si se veía Julia, pero nada, en cambio de eso vi a un grupo de chicos siguiendo a una pequeña chica de pelo largo hacia el área de futbol.

-Pobrecita… seguida de monos…

-¿A quién le dices mono?

Me giré a ver detrás de mí y me encontré con la cara sonriente de Julia.

-¿En dónde estabas? –Le dije enojada.

-Estaba viendo como los de tercer año jugaban al futbol.

-¿Y?

-Perdieron como siempre contra los de cuarto. –Dijo mientras se sentaba a un lado.

-No sirven ni para seguir una pelota… hasta un perro es mucho mejor que ellos.

Ella me dio una mirada de resignación, luego su vista se fue hacia el libro. Lo tomo y lo abrió para ojearlo, luego vi como su expresión cambiaba a una de “¿Y esto?”

-Oye… -Me dijo ella acercándome el libro. -¿Y esto?

-Un libro, te lo presento. –Le dije riendo.

-Ja ja –Me dijo burlonamente –Esto es un diario ¿Por qué lo tienes tú?

-Porque es de mi tía y ella me lo paso. –Se lo arrebate de las manos y lo puse sobre mis piernas.

-Pues tu tía tenía una buena imaginación. –Se levantó de la banca y se acomodó la falda, luego me extendió la mano para que me levantara. Yo la tome e hice lo mismo de sacudirme la falda.

-Ya van a tocar para entrar a clases –Me dijo ella encaminándose al edificio.

Yo solo la seguí a su lado sin decir nada, pero ella interrumpió el silencio.

-Y que paso con el director –Me dijo riendo.

-Nada –Dije segura –Fue como hablar con un juguete –Me reí.

Siete razones para no enamorarse ©Where stories live. Discover now