Capítulo 9: Sustos

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Todos fuimos a la plaza, como siempre había muchas hojas por todas partes, perros callejeros y uno que otro vagabundo.

Y la escuela dice que esto es seguro…

Julia estuvo en todo momento con Josh (como lo supuse) y me dejó a mi sola. Las demás chicas estuvieron con los demás chicos jugando por ahí.

Me dirigí a una banca y me estaba acomodando en ella cuando escuche en chillido debajo de mí; di un salto y miré asustada lo que había pero luego mi expresión cambio al ver al peluche hablador aplastado en la banca.

Me incliné hacia él y lo despegué de la banca

-¿Qué haces aquí? –Susurré

Se sentó en la banca acomodándose las patas o esponjándolas. Me miró y levantó una de sus patas delanteras indicándome

-Soy tu director, no me “tutes” –Empezó a mover la patita pero yo se la apreté haciendo que parara.

-Respóndeme ¿Qué haces aquí?

-Quería ver como se comportaban –Sonaba un tanto seguro pero no era de extrañar de un peluche… ¿Qué edad tendrá?

-Pues como ves –Rodee los ojos. Me tenía ya harta el estar aquí y eso que solo habían pasado diez minutos

-No se comportan mal pero lo que me preocupa son esos vagabundos –Indicó a algunos que estaban a la vista –Uno de ellos me tomo mientras venia para acá e ¡intento robarme las pilas! –Puso una cara de horror y se abrazó al él mismo

-¿Para que querrían tus pilas? –Lo miré incrédula

-No lo sé, ni siquiera tengo pilas… -Bajó la mirada

-Eso debió de ser macabro…

Unos compañeros pasaron atrás de mi me miraron raros, el peluche se puso tieso y comenzó a decir “Te quiero” repetidamente. Los chicos me miraron negando con la cabeza, al parecer les di lastima; luego se fueron.

-Nada de te quiero –le pegué al peluche haciendo que volviera a su estado normal -¿Qué pasan si te descubren?

-Nunca adivinarán que yo soy el director –Palpo mi hombro y asintió

-¡El director! –Escuché ese grito. Miré hacia el lado y vi a Max; inmediatamente le tapé la boca y lo acerqué a la banca.

-Cállate –Le susurré. Él me miraba confundido; retiré mi mano de su boca y él soltó un suspiro

Miré al peluche el cual habían vuelto a su estado tétrico y de nuevo con su “Te quiero”

-Es Max –Golpe al peluche.

-No vuelvas a gritar –Dijo el director mientras temblaba -¿Qué pasaría si alguien se enterara?

-Te abrazarían hasta reventar –Dije sonriéndole macabramente haciendo que el director diera un saltito.

-Si me siguen asustando se me va a salir el relleno –Se apretó la pansa

-Qué asco… aunque solo sería relleno –Miré a Max el cual veía a los alrededores. Al parecer nunca había venido a la plaza de este sector ya que se sorprendía por cada cosa veía. -¿Qué tanto ves?

-Siempre tuve curiosidad de cómo la gente podía jugar tan calmada entre ellos

Me contó que él era muy callado así que no creo que haya tenido amigos. El solo hecho de jugar a la escondida o de pelear con alguien no lo debe de haber experimentado.

-¿Por qué no juegas? –Me miró

-Porque no me gusta jugar con ellos –Me enderecé; aparté a al peluche a un lado y me senté

Siete razones para no enamorarse ©Where stories live. Discover now