Introduccion

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Normal. Si cada persona en el mundo estuviese definida por una palabra, seguramente la palabra para Olivia Brand sería Normal. Sus padres se habían separado en su adolescencia, debido a las fuertes tensiones laborales que tenían. Su madre, una compositora musical, viajaba frecuentemente por el país, y, a pesar de que la joven niña tenía una mejor relación con su padre, los abogados vieron en la mujer el derecho de tener a su hija en custodia, por lo menos hasta que fuese mayor de edad. Por ello, nunca había tenido un lugar fijo en el que vivir y estudiar por unos años, aun así, Olivia seguía siendo una chica bastante promedio.

Ella no era una persona especialmente sociable, por lo que nunca tuvo interés en tener amistades en los lugares donde la aclamada compositora la mudaba; tampoco era una retraída social, hablaba en los momentos justos y se expresaba sin hacer esfuerzo. Si bien su temprana juventud fue algo tormentosa y movida, nunca vio razón para dejar de actuar como se supone una persona "normal" debe actuar: Aplicarse lo suficiente al colegio, no tener problemas con sus compañeros, rechazar un par de confesiones y aceptar algunas, salir en citas, escuchar música y ver cine hasta tarde, un grado de bachiller que llego fácilmente, pero no con tantos honores, mínimas fiestas y alcohol, aprender a bailar y cocinar, lo suficiente para no decir que "no" ante ciertas situaciones; algo sobre música de parte de su madre, y algo de matemáticas de parte de su padre, cuando iba a visitar, sin resaltar realmente en ninguno de estos campos.

Paso el tiempo, y Olivia, al cumplir los veintidós años, sin meditarlo mucho, le dijo a su madre que si alguien necesitaba compañía era su padre, un arquitecto de profesión, que nunca había dejado de estar en contacto con ella, y, a pesar de que vivían en estados distintos, ayudaba lo suficiente como para velar por su hija; su madre, que ya en ese entonces había encontrado una pareja nueva con la que ser feliz, no se negó en ningún momento a la sorpresiva petición de mudanza de su hija.

La chica se mudó un par de meses después, su padre le recibió calurosamente, con una habitación lista y ropa nueva para el frio de la ciudad. Aunque el horario de trabajo del señor Brand no le permitía pasar mucho tiempo en casa, porque dirigía una importante firma de arquitectura, no había día en que le faltase algo de compañía a Olivia. Todas las noches solían conversar por horas para "recuperar el tiempo perdido" y ver algunas series de televisión juntos.

Luego del primer mes de vivir y acostumbrarse a la ciudad; Olivia decidió hacer el examen de selección de la universidad local, después de todo, era lo más normal para hacer en un mundo donde el trabajo es cada vez más difícil de conseguir sin formación. Eligio la carrera de licenciatura en biología y química, y con el apoyo de su padre, presento la prueba un par de días después de hacer el registro completo.

A pesar de que fue amargo, para Olivia no fue una sorpresa haber fallado en el examen de admisión, por lo que tuvo que pasar un semestre en casa, repitiéndose capítulos de sus series favoritas, y haciendo el que hacer en el hogar cuando su padre no estaba en horas de la mañana, mientras volvían a abrir las convocatorias de entrada. "debo estudiar más duro, no me dio mucho tiempo con esto de mudarme" se repetía mientras repasaba conceptos generales en su habitación, el puntaje que obtuvo en la prueba fue bastante promedio, por lo que solo debía esforzarse un poco más. Al comenzar el año siguiente, ya se encontraba estudiando dentro del campus.

Entrar a la universidad encendió una parte dormida en la mente de la chica, y, en vista de tanta normalidad, Olivia Brand se consideraba a sí misma una persona bastante plana y aburrida, fuera de lo que su aspecto físico se refiere. Era muy seria para los jóvenes de su edad, por lo que contados compañeros mantenían conversación con ella; igual, era muy infantil para las personas mayores; por lo que sus conocidos de semestres arriba simplemente le aborrecían; se volvió ese alguien con quien podrías hablar, pero no lo suficiente para formar amistad, alguien que no fastidiaba hasta que uno llegase a odiar, simplemente, alguien nada especial, sin sabor y sin gracia real.

Agotada mentalmente, la meditación la estuvo distrayendo por al menos dos semanas, pésimas realmente, en las que la universidad comenzó a drenar lo mejor de sí, con unas calificaciones que le recordaban constantemente lo promedio que era; el desayunar con papa, el salir a la universidad, hacer trabajos y compromisos, todo se había vuelto aún más normal, que el tiempo que estuvo con mama; ese no podía ser su destino.

¿Cómo había logrado hacer que todo fuese tan simple por 22 años? Ensimismada en una lucha en contra de su normalidad, tomó la solución que estaba a su alcance. Se sumergió en el Internet, en los libros, en los vídeos y los rumores sobre criaturas fantásticas, extraterrestres, monstruos, fantasmas, apariciones, demonios y demás; ciencia ficción pura y dura, buscando escapar de lo que la definía: ser alguien bastante plana y nada fuera de lo común, en más de un sentido; aferrarse a las cosas paranormales y fantasías de ficción, pensó, es lo más anormal que alguien puede hacer, no está nada mal empezar con eso.

Con este desenfreno, paso un mes entrenándose, sin dejar de asistir a la universidad, obviamente; pasaba sus días estudiando, junto a las materias de la carrera, las condiciones exactas para tener un encuentro más allá de lo normal, situaciones en donde eras elegido como el salvador de un mundo externo; sueños en donde las criaturas de un plano distinto se enfrentaban a ti porque la sangre de tu padre, que se camuflaba como un arquitecto, era realmente la de un santo guerrero, de una orden más antigua que la civilización occidental; y hechizos, objetos y habilidades que podrían ayudarle al participar de una cruzada en contra de algún ente del pasado que quería volver a atormentar el planeta. Si le suman el hecho de que lo combinaba todo con desvelarse y ver series de animación hasta muy tarde; pareciese que estuviera a punto de explotar con tantas ideas contrarias a su ser.

Fue entonces cuando, con la cabeza llena de teorías, sueños anti normales y la repetición constante del número 28 en su ropa, por un pequeño fanatismo que había desarrollado a una serie animada, la muy normal Olivia Brand empezó a recorrer los parajes desiertos del campus universitario, en las noches de fin de semana, buscando vivir una experiencia única, algo que la llevase a cambiar su vida.

El último domingo del mes, corrió por uno de los corredores del antiguo bloque de artes, al ver un gato perlado bajar de un árbol viejo, pensando que era una aparición demoníaca, cosa que se refuto al alcanzar al animal. ¿Dónde estaban las bolas de fuego, los vientos helados, los ojos incandescentes y el olor a azufre que ese gato debía expedir? Al parecer la vida le tomaba el pelo otra vez, y pensar que su kit de exorcismo y combates contra demonios (principalmente armado con Sal rosada) ya estaba abierto y listo para la acción.

 ¿Dónde estaban las bolas de fuego, los vientos helados, los ojos incandescentes y el olor a azufre que ese gato debía expedir? Al parecer la vida le tomaba el pelo otra vez, y pensar que su kit de exorcismo y combates contra demonios (principalme...

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Caminó de vuelta a la entrada de la universidad, derrotada, con sus cosas bien empacadas en su mochila; preparada para volver a casa a tomarse un té frió, leer unas páginas de algún libro de Stephen King y lanzarse a dormir como hacia todas las noches luego de sus travesías vacías en lo oculto. De repente, en el último pasillo que debía cruzar para salir, vio un vivido papel de colores pegado a uno de los muros de la universidad:

  WIZARD CLUB

 "deja que la magia que posee tu imaginación vuele" 

 Salón 513 de la ciudadela 10

Viernes 6 de la tarde.

El nombre hablaba por sí solo, tal vez era un club de investigación de hechicería, la frase también era algo llamativa, aunque el panfleto no tenía nada de informativo en realidad, daba una sensación de sorpresa, por lo menos a ella, que tenía la cabeza inflada de esos temas. Tomo una fotografía, guardo su teléfono y se dirigió a casa, no tenía nada que perder, más que su normalidad, en un par de días más, asistiría a ese club; ya no cometería el error que había regido su vida, permanecer "normal" ya no era una opción. Además, ser un hechicero nunca suena a una mala opción.

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⏰ Last updated: Apr 23, 2022 ⏰

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