• Capítulo 23 • (Maratón 1/4)

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Entré a la habitación de invitados y mis ojos automáticamente  fueron a parar a la cama. Logré ver como su cuerpo se movía de forma lenta y calmada bajo las sábanas, dandome a entender que estaba plácidamente dormida. Me acerqué a ella, con paso dudoso pero a la ves decidido.

La observé y ¡carajo! ¿Cómo pude perderla? Ella es todo lo bueno que tengo, todo lo bueno que me rodea incluyendo a Sol, claro esta. Mi mejor amiga y Mily, siempre serán las orimeras en todo.

Ella siempre estuvo y sé que estará aunque ahora mismo no estemos bien.

Soy un completo imbecil.

Perdí a alguien que realmente me amó, a esa persona que le dio igual mi pasado, mi accidente, mi vida....Me amó tal cual soy. Con todo y defectos, y yo, como idiota que soy, la perdí.
Hay momentos en los que deseo golpearme y mucho. La lastimé tanto y ella aún así siguió conmigo. Pocas personas así hay en estos tiempo y yo que tuve una oportunidad con una de ellas, la desperdicie.

Paso mi mano derecha por mi cabello, hasta llegar a la nuca.

Suspiro, pasando mi mano derecha por mi rostro.

Me arrodillo nervioso frente a la cama. Dejo mi brazo al lado del suyo y apoyo mi cabeza sobre el. Con mi dedo índice de mi mano izquierda, comienzo a pasarlo por sus dedos, hasta su muñeca de manera lenta.
Sentir su piel suave contra la mía me provoca un escalofrío increíble, que nunca tuve con ninguna mujer, a excepción de ella claro esta. De apoco deslizo mi dedo más arriba, hasta llegar a su hombro que al llegar a ese lugar, es cubierto por toda mi mano. Quiero sentirla y de todas las maneras posibles si es mejor.

¡A la mierda todo!

Quiero sentirla.

Me paro y me saco toda la ropa, quedando únicamente en boxers. Antes de acostarme junto a ella, corro a la puerta y la cierro con seguro. Vuelvo a la cama, pero del lado izquierdo. Con cuidado, levanto la sabana y me meto en ellas para así, poder abrazarla a ella.

Me acerco a Mily y al sentir sus piernas con las mías, de manera lenta y tranquila entrelazo nuestras piernas. Dejo reposar mi cabeza muy pegada a la suya de manera que; mis labios y mi nariz quedan justo en su nuca. Dejo un pequeño beso en este y enriedo una de mis manos en su cintura y la otra, la paso por el pequeño espacio que hay de su cabeza a su cuello, haciendo que su cabeza quede por completo en mi brazo.

Me tenso cuando se da vuelta y nuestros rostros están demasiado juntos. Hace mas de tres semanas que no estábamos asi, tan....tan juntos. Y, esas semanas, para mi fueron un infierno.

Me encantaría volver el tiempo atrás y no haber ido a ese bar.

Nuestras narices rozan. Suelto su cintura y con mi dedo indice levanto su mentón provocando que nuestros labios se toquen, pero apenas. Con mi dedo pulgar acaricio su labio inferior. Elevo mi mentón, dejando un beso en su frente que esta ligeramente fruncido y al besarlo, se regala. Bajo por la pequeña curvita que tiene su nariz hasta que queda con la mia. De un lado a otro, muevo mi cabeza despacio con una sonrisa en mis labios. El beso esquimal es lo que más le gusta.

— En verdad —murmuro soltando un pequeño suspiro—, estoy tan arrepentido de haberte engañado. Si pudiera cambiar algo, sería ese maldito día. Te lo juro —acerco mis labios a los suyos—. Te amo.

Junto mis labios con los suyos. Llevo mi dedo pulgar a sus labios, abriendo un poquito estos de manera que tengo su labio superior y ella mi labio inferior.

No los muevo y ella no se da cuenta al parecer.

Es un beso quieto y duro. Llevo mi mano hasta de bajo de su oreja y muevo de adelante, atrás intentando dar una especie de masaje suave.

Enriedo mis manos en su cintura y la apego a mi todo lo que puedo.

— Te amo tanto, mi amor......—murmuro sobre sus labios y les doy un casto beso para luego esconder mi cabeza en el pequeño hueco que hay entre la curva de su hombro hasta su cuello.

(****)

Comienzo a dejar delicados, y húmedos besos en su cuello y hombros, dejando escapar alguna que otra sonrisa.

Hace tres horas que estoy junto a ella, teniendola junto a mi sin que me aparte de su lado. Quiero volver a esos días.

— ¿Uhm? —abro mis ojos como platos al sentir que se despierta. ¡Mierda! Nunca se levanta a las dos de mañana. Se mueve incomoda— Pero, ¿Qué?

Se aleja de mí y al verme, abre sus ojos cual dos semáforos. Se levanta de golpe y me mira furiosa.

— ¿¡QUÉ....—antes de que suelte un gran grito, me acerco a ella de manera brusca y rápida. Coloco mi mano en su boca, evitando que salga todo rudio de esta. Su espalda choca contra el pequeño mueble que hay en la habitación. Con mi brazo derecho enriedo su cintura y la elevo sentandola en el mueble. Abro sus piernas y me coloco entre ellas para que nuestros torsos esten más pegados

— Son las dos de la mañana —acerco mi rostro al suyo. Si no fuera por mi mano que esta en medio, nuestros labios estarían rozando pero no la quiero sacar, no si va a gritar—. Están todos durmiendo y no es recomendable que grites —frunzo el ceño al sentir como su lengua llena de baba mi mano—. Mi amor, tu baba tocó cada parte de mi cuerpo, no me parece asqueroso —su rostro se vuelve más serio de lo normal. Una sonrisa torcida se escapa de mis labios—. Voy a sacar mi mano de tu hermosa boca, siempre y cuando no grites. Vas a despertar a todos. —ella asiente bufando. Con cuidado y con mi ceja ligeramente elevada saco mi mano de su boca.

Llevo una de mis manos a su pierna y la otra la llevo a su espalda apegandola a mí.

𝙰𝚖𝚘𝚛 𝚎𝚗𝚝𝚛𝚎 𝚌𝚘𝚛𝚛𝚎𝚍𝚘𝚛𝚎𝚜 [A.M] {EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora