19. ¿Quién cae?

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—Debo decirles algo.— hablé, estaba en la sala de estudiantes de Riverdale High junto con Jughead, Betty y Veronica, todos me miraron expectantes y Jughead apretó ligeramente su agarre en mi mano. —Yo... pedí mi transferencia.— solté.
—¿Qué?¿Es una broma! ¿Nos dejaras? ¿Tu padre lo sabe? ¿Cómo puedes hacernos esto? ¡No es justo!— recibí un bombardeo de preguntas por parte de las chicas, Jug no dijo palabra alguna, solo tomó mi mano y recargó su cabeza en mi hombro. Su reacción me tomó por sorpresa, tanto que me limité a voltearme hacia él y esperar unas palabras.
—Aún puedo verte después de clases ¿cierto?— puso su frente contra la mía y pregunto suavemente.
—Claro que si, seremos tú y yo el resto de las tardes.— sonreí y tomé su cara entre mis manos —Lo prometo.— afirmé y me besó tan tiernamente.
—Bien, bien ahora nosotras necesitamos repuestas.— exclamó Verónica, reímos y Jug puso su brazo al rededor de mi, me permití responder cada una de sus preguntas y al final lo aceptaron un poco nostálgicas.
Aún me quedaban dos personas a quien informar de mi transferencia; Kevin y Cheryl, aunque sonara lo más extraño de cualquier universo, Cheryl había sido muy amable conmigo últimamente, incluso una vez yo estaba llorando en el baño por que me había peleado con Archie otra vez, ella me consoló y me ayudó. Parecía increíble pero creo que gracias a eso y un par de cosas más, nos hicimos amigas, al menos por un tiempo.
La reacción de ambos fue casi igual, no podían creerlo y luego el bombardeo de preguntas por parte de Kevin y el sermón de que no debo huir a la primera señal de peligro de Cheryl, además de que me obligó quedarme en las River-Vixens.
No le dije a nadie más, pues ellos eran los únicos que necesitaban saberlo.
Para el final del día, después de la práctica de porristas, llevé todas mis cosas al auto de Fangs, quien se había ofrecido a ayudarme en el transporte de mis cosas.
—¿Qué tal tu último día?— preguntó abrazándome.
—Tan bueno como son los últimos días de escuela.— reí y entramos al auto, hablamos todo el camino sobre cómo sería mi primer día el South Side High usando libremente mi chaqueta de las serpientes, me imaginé lo increíble que sería ser yo misma sin censura, sin miedo y sin cadenas.
Fags me dejó en casa de mi padre para ver cómo estaba y visitarlo un rato, obviamente no llegue con las manos vacías.
—Hola papá.— grite cerrando la puerta detrás de mi
—Hola, abejita. ¿Qué tal la escuela?— preguntó y me guió hasta la cocina.
—Estuvo bien, pero quería hablarte de algo... no me he sentido del todo bien ahí así que me tomé la libertad de pedir mi transferencia a South Side High. Me estoy quedando con una amiga en su remolque, somos Toni y yo y todo va excelente. Por favor, por favor... solo fírmala.— supliqué. Él me miró dudoso pero aceptó considerarlo, después de eso fuimos al comedor y mientras yo ponía las hamburguesas que había traído en los platos, un fuerte peso me hizo caer.
—¡Vegas!— exclamé riendo y el perro se dedicó a lamer toda mi cara, acaricié su cabeza y se acostó sobre mi. —Amigo, debo levantarme.— reí y él solo chillaba.
Al final conseguí quitármelo
de encima con ayuda de unas cuantas patatas fritas.
Me senté en la mesa con papá a comer y Vegas en mis pies, asechando cualquier miga que llegara a caer de nuestros platos, o alguna patata que yo dejara caer discretamente. Pasamos un rato viendo televisión y luego llame a Mustang y le pedí que pasara a dejar mi motocicleta.
Antes de irme subí a mi habitación por un par de cosas que necesitaba, pero al
abrir la puerta me encontré con una enorme sorpresa; todo estaba hecho un desastre, la mayoría de mis cosas estaban rotas, incluso la caja musical que mamá me había dado antes de irse... mi objeto más preciado estaba roto. Sabía que había sido mi hermano y estaba muy furiosa, las lágrimas de impotencia salieron de inmediato y las limpié con fuerza. No me permitiría llorar por él, ese bastardo que me dio la espalda cuando más lo necesitaba, no lloraría por su culpa. Me limité a cerrar mis puños y golpear la pared un par de veces, hasta que mi muñeca reaccionó al dolor. Destrozada, enojada y adolorida salí de mi habitación y me crucé con Archie justo fuera de mi habitación, lo ignoré totalmente y pase a su lado golpeando la mitad de su cuerpo con el mío, no lo
miré, no le hablé, solo lo golpeé y me sentí orgullosa de eso.
—Nos vemos después papá.— grité desde la puerta.
—Vuelve mañana cariño.— gritó de vuelta y salí, con las pocas cosas de mi habitación que aún estaban intactas y un poco más de ropa. Conduje furiosa al bar, mis pensamientos estaban llenos de odio hacia aquel pelirrojo chico que se hacía llamar mi hermano, ya estaba cansada. ¿Quería jugar el juego rudo? ¡Bien! Veamos quien cae primero.

Out of a Mystery || Jughead JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora