16. Caos bajo la lluvia

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—Soy culpable, me estoy entregando.— hablé
—Skye, ni siquiera hay evidencia de los delitos de los que te inculpas, no puedo meterte a prisión por eso.— comentó el Sheriff.
—Por favor.— rogué, cuando me di cuenta que estaba llorando me disculpé y salí corriendo.
Conduje hacia la nada, tal vez pasaría la noche entera conduciendo o tal vez no, era otra cosa que no sabía.
Me detenía en las luces rojas e iba a una velocidad decente, de pronto comencé a pensar en todo lo que había pasado esta noche, la tristeza se convirtió en furia y la única forma de sacarla era acelerando.
—Detente, flame.— escuché detrás de mi, otro motor se había unido al juego.
Escuché lo mismo una vez más, hasta que vi a F.P en su motocicleta frente a mi, tuve que frenar. Él bajó de su vehículo y se acercó a mi.
—Flame...— comenzó, su voz estaba calmada y casi podía decir que estaba sobrio. —Sabes que no siempre reaccionan bien pero tranquila, es tú hermano, no podría pasar su vida entera odiándote por ocultarle algo ni aunque quisiera.— habló y se acercó más, yo bajé de mi moto y me aleje un poco. —Debes entender que es algo difícil de asimilar y muchas veces lleva tiempo.— se acercó de nuevo y las lágrimas se juntaban de nuevo en mis ojos, me sentía tan ridícula porque pasaba demasiado tiempo soltando lágrimas.
—Aléjate, tú no puedes hacer esto.— hablé dolida recordando como había estallado cuando le dije que Jug sabía.
—Skye, por favor.— volvió a acortar la distancia.
—Todo es tú culpa, tú me convenciste de ocultárselos por tanto tiempo, no era tú decisión, no tenías derecho.— golpeé su pecho repetidas veces, intentaba deslindarme de la culpa que corría por mis venas, trataba de convencerme de que yo no había hecho nada malo y que había sido manipulada.
Mis puños se estrellaban en su pecho con fuerza, sentía la ira recorrer cada vía de mi cuerpo y luego concentrarla en los golpes; logré que F.P perdiera un poco el balance, dando un paso atrás, él no ponía resistencia alguna. Las gotas de lluvia chocaban contra mi fogoso rostro y disimulaban mis lágrimas, pero los truenos aumentaban mis sollozos, cada vez gritaba más y más, había ira y dolor desde hace tiempo que recién salía a la superficie. Pronto se acabo la ira y el dolor se apoderó de mi ser, sentí que mis piernas me fallaban, mis golpes perdían intensidad y cada vez mi corazón quedaba más a flor de piel; fugaz y ardiente, frágil y liviano. Quería ocultarlo con toda la fuerza que me quedaba pero cuando me di cuenta, tenía mis brazos al rededor del torso de F.P, él acariciaba mi cabeza de una forma paternal y me susurraba al oído que todo estaría bien.

Llegamos al vacío bar donde todo comenzó, el rey de las serpientes me condujo hasta el segundo piso, abrió una puerta al lado de su oficina que siempre estaba con seguro.
—Sé que no es mucho pero bastará para el tiempo que lo necesites.— habló y vi la pequeña habitación que había ahí. Era muy sencilla, una cama individual, un pequeño escritorio y una repisa. No sabía cómo agradecerle a aquel hombre todas las maravillas que había hecho por mi, desde el momento en el que puse un pie en este lugar hasta ahora, siempre cuidó de mi y me hizo sentir como en casa. Le di un abrazo tan sincero y lleno de agradecimiento,debo mencionar que hasta entonces noté lo mucho que mi muñeca me dolía pero lo ignoré.
—Aquí están las llaves, deja abierto cuando salgas a la escuela pero asegúrate de cerrar por la noche.— advirtió.
—Descuida, lo tengo. Gracias, de verdad eres mi ángel guardián. — hablé.
—Descansa, Jellybean.— susurró y se fue. ¿Jellybean? ¿Por qué me habría llamado así? Hacía mucho tiempo que no sabía de ella, ¿dónde estaba? ¿Dónde puedo encontrar la pieza faltante de este rompecabezas?

Out of a Mystery || Jughead JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora