Jayden es lindo. No tan lindo como otras personas que conozco, pero definitivamente entiendo por qué a Scarlett le llamó la atención en primer lugar.

—¡Quinnie! —exclama este sosteniéndose de la puerta para no caerse. Dios. Este chico estuvo bebiendo demasiado—. Que bueno que llegaste. ¿Tomaste un Uber?

—Nop. Zack y Adde me trajeron.

Inmediatamente, Jayden inclina su cabeza hacia un costado y mira detrás de mí. Volteo y veo que el auto de Zack sigue ahí, esperando a que entre. Me doy cuenta con rapidez de lo que está por pasar.

Sobre mi cadáver incinerado.

—No perdamos tiempo acá. Vamos adentro —intento empujar a Jayden.

Adelaide baja la ventanilla y agita su mano en dirección a él para saludarlo.

Sigue aprovechando de que Jayden sigue siendo su amigo por más que Scarlett le esté dando la ley del hielo.

—¿¡Qué haces ahí?! —vocifera él en un tono borracho—. ¡Entra! Y trae al estúpido de tu novio si quieres.

A Scarlett no le gustará esto.

Para nada.

—¿Scarlett no te lo ha dicho? —mascullo al ver como Adde está considerando seriamente bajarse del auto y arruinarme la noche.

—Sí —admite asintiendo con la cabeza—. Pero no estoy de acuerdo con ella. Creo que está comportándose como una niña. Además, Adde es mi amiga y esta es mi casa.

Jayden vuelve a insistirles a Zack y Adelaide en el auto.

No confío en nadie, pero confío en que Zack va a tener un gramo de inteligencia y le dirá a Jayden que no. Seguirán conduciendo y si tengo mucha suerte, se estrellarán contra un árbol.

Sin embargo, mi suerte en esta vida es nula.

—Está bien —responde finalmente ella y abre la puerta para salir.

Suelto una maldición entre dientes a lo que Jayden me mira incrédulo.

—No seas una bebé, Quinn.

—No estoy siendo una bebé —sentencio.

Lo esquivo y entro a la casa pensando en cuán mal me cae Jayden ahora. No estoy siendo una "bebé". Simplemente quiero alejarme de Zack. Suficiente con que compartimos casa. Pensé que esta noche podría relajarme, pasarla bien con Scarlett y quizás beber un poco.

Pero ahora tengo al enemigo respirándome en la nuca.

Zack y Adelaide acaban de frustrar mis planes. Por más que no se acerquen a mi por toda la noche, estarán ahí. Se besarán, harán todas las estupideces que hacen las parejas y yo estaré ahí para presenciarlo. E incluso si se esconden, mi mente lo sabe. Ellos están ahí.

—¡Hola! —exclama Scarlett agitando sus brazos desde la puerta que da al patio trasero. Observo sus ojos brillosos, su cabello revuelto y sus labios rojos. Alguien no se tomó lo de beber a la ligera.

—Hola —suspiro aceptando su abrazo.

Mi amiga huele a vodka saborizado y a shampoo. Crean o no, es una buena combinación. Viste un vestido negro strapless ajustado al cuerpo que tiene botones desde arriba hacia abajo. Se ciñe bien a su figura de porrista. Su cabello se encuentra alisado como de costumbre.

—¿Por qué esa cara? —me pregunta al separarse.

Estoy por responder cuando su mirada se posa a mis espaldas. Su rostro se desfigura y es cuando sé que los vio. Volteo también porque la curiosidad me puede.

The Same Heartbreaker (2) ✔️Where stories live. Discover now