-Jiminie... te voy a ser sincero.- Suspiró YoonGi.- No tengo idea.

Y Jimin comenzó a reír descontroladamente. Es que él lo sabía desde que puso su hermoso trasero en el asiento de la moto y comenzaron a andar.

-Yah~ ¡no te rías mocoso!- le regañó.

-Lo siento Hyung. Es que ya lo veía venir.- le contestó.- Tengo una idea ¿Por qué no vamos a tu casa?

 Y así es como terminaron frente a la puerta gastada que daba la bienvenida al departamento de YoonGi; quien se encontraba muy avergonzado.

 No es que YoonGi sude dinero; de lo contrario no tendría 3 trabajos que consumían, casi, todo su tiempo. Aquel desbaratado departamento dentro de un humilde, y peligroso, barrio fué lo mejor que se pudo costear con la ayuda del poco dinero que su madre podría mandarle a escondidas de su papá. Aunque trataba de mentalizarse de que no estaba mal si solo lo iba a utilizar para comer y dormir, además de protegerse de las lluvias... proporcionalmente. Sinceramente, se había cansado de intentar abordar el tema de las goteras con el casero; pero ya daba igual.

-Bienvenido a mi humilde morada.- y le abrió la arruinada puerta. Jimin le sonrió, maravillado.

-Con permiso~- y comenzó a moverse como si estuviera en su propia casa.

Si le preguntarán a Min YoonGi, cual es la imagen que no se cansaría de ver, él, completamente honesto, les contestaría que esta.

Jimin se paseaba por la cocina, cantando bajito una canción y cada tanto le creaba conversación a su novio. Era tan doméstico que tenía a YoonGi encantado.

-Hyung, ¿puede ir condimentando el curry en lo que hago la salsa?

-¿Le puedo poner cebolletas y champiñones?

-Los que tu quieras.- y con un besito en la Nariz de YoonGi, Jimin se fue al otro lado de la cocina a hacer la salsa.

Tan normal, tan hogareño, tan bien. YoonGi quería tanto revivir ese momento todos los días de su vida.

Al final, prepararon muchísima comida, que Jimin empacó en una mochila y salieron a seguir dando vueltas en la motocicleta.

-Aquí creo que estaría bien.- le dijo Jimin.

Un picnic en la plaza, bajo la sombra de un árbol era lo más cursi y cliché que pudo haber pensado.

-¿Trajiste el curri?-le preguntó.

-Sip, creo que aún está caliente.

Pero al menos ellos tenían comida de verdad y no solo sandwiches y frutitas como en las películas.

Así pasaron el almuerzo, con situaciones cursis en su picnic y decidieron levantarlo cuando las hormigas comenzaron una revuelta para robarles las sobras y el postre.

Jimin convenció a YoonGi de subirse en cada uno de los juegos con él y perseguirlo por toda la plaza. Una vez cansados volvieron a la motocicleta.

Jimin iba tan embelesado y feliz, como si estuviera medio drogado, que no escuchó lo que su hyung dijo y solo contesto con un
"Claro, hyung" mientras se acurrucaba más en la espalda del mayor.
Cuando se dio cuenta, Su Yoonie lo estaba haciendo bajarse.

-Le estaré poniendo gasolina en lo que compras unos snacks ¿Quieres?- Jimin asintió aún medio adormilado.

Recibió el dinero de YoonGi y se giró hasta la tienda de la estación de servicio que, extrañamente, le era familiar.

Sacó algunos peperos y papitas para más tarde, unas sodas y volvió a la caja a pagar.

-Buenas Tardes.- dijo cordialmente en lo que se fijaba en que algo había captado su atención.

-Buenas Tar... ¿Jimin hyung? -dijo el chico detrás de la caja.- ¿No estaba enfermo?

-¡Felix! Jeje... ¿Que haces aquí?

-Eso debería preguntarle yo... El jefe me llamó para cubrir su turno..

-Oh, eso es... -giró su vista para ver si su Yoonie había terminado.- inesperado.

El pequeño Felix giró si cabeza para ver que es lo que veía su hyung.

-Ah!! Es una cita con su novio. De acuerdo, no diré nada.- le sonrió.-Pero...

-Si, te daré la paga por el día de hoy.

-Genial, usted es un gran hyung ¿Desea llevar algo más? -dijo con profesionalidad.

-Em... Yo... -estaba indeciso, su mirada viajando entre esos paquetitos cuadrados detrás de la cabeza de Felix, la cara del menor y su novio.

-Ya entendí.- le dijo. Felix alcanzó un par de las cajitas más un botecito de líquido raro.
-Este y este.... Van de mi parte.-le sonrió.

Jimin estaba rojisimo y metió todo en la bolsa, extendiendo el dinero.

-Pero no le dije cuanto...

-Quedate con en cambio.- le cortó.

La campana de la puerta sonó, y Min YoonGi entró, contando el dinero de su cartera.

-Ten, debes darme 20000₩ de vuelto.-le extendió los billetes. -Terminaste, Mochi?

Jimin quiso reír, aún rojo, al sentir a su dongsaeng hablar cosas en inglés por lo bajo mientras revisaba que todo estuviera en orden; no entendía nada pero sabía que estaba insultando a su novio.

Al volver a casa del mayor, no perdieron tiempo.

Park Jimin perdió su virginidad en la habitación de aquel departamento lleno de goteras, humedad y ruido de perros ladrando cada 20 minutos.
Pero no importaba.

Park Jimin perdió su virginidad en la habitación de su novio, que lo hizo sentir amado con cada toque, cada caricia, cada beso y cada embestida. Le hizo sentir su amor, su adoración y sus sentimientos en todo ese tiempo.

Podía irse al carajo el olor a humedad, el ladrido del perro de la vecina, la sirena del auto a lo lejos  o los ruidos de los vecinos insultandose a los gritos.

Park Jimin y Min YoonGi estaban completos, estaban felices de tenerse el uno al otro y estaban enamorados.

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Tardé un buen en publicar esto pero trataré de subir el último extra dentro de poco.

Gracias por leer.

Secret. ~YoonMin~Where stories live. Discover now