¿Qué ocultaba ese hombre?

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-¿Cómo les fue en la velada de ayer?-preguntó muy curioso Adrien que leía las indicaciones que el ama de llaves le había dado-A juzgar por el humor del señorito James no muy bien-y levantó una ceja al ver al joven con el ceño fruncido que tomaba café de manera compulsiva ubicado en la punta de la amplia mesa del comedor.

-No puedo creer que las mujeres de aquí sean tan mojigatas que no caigan ante mí-alegó James enojado a lo que Fred respondió con una risa entrecortada.

-¿No pensaste que tal vez fuiste demasiado directo con ella?-le preguntó a su hermano mientras recordaba los sucesos de la noche pasada.

-¿Qué más da? En Nueva York a las mujeres les encantaban mis atenciones y aquí sólo recibo bofetadas-dijo muy orgulloso

-Y una muy fuerte al parecer...-Fred se siguió burlando de él mientras su lacayo parecía no entender nada y agregó- Anoche James atacó a una jovencita y le respondió con uno de los mejores golpes que vi en mi vida-mientras miraba que James se ponía rojo de rabia. Era de esperar que un libertino como James se sintiera así de ofendido por el rechazo de su primera caza en Inglaterra, pero Frederick en vez de reír fue atravesado por una punzada de disgusto al darse cuenta en lo que se había convertido su hermano.

-Al parecer la señorita no tenía el suficiente buen gusto como para aceptar mis atenciones en vez de leer una aburrida novela como tanto insistía-contestó James con tono desdeñoso.

Adrien se reía a carcajadas mientras su hermano decidía irse a otro lado antes de tirar la mesa e insultar a todos los presentes, claramente aquello había resultado para él toda una deshonra.

-¿Quién fue la valiente muchachita? Me gustaría felicitarla, hacía falta que le bajaran los humos al pequeño...Tal vez se reforme con esto-habló esperanzado el lacayo

-Eso sería un milagro, en América era todo un vividor...-frunció el ceño Fred-No sé el nombre de la joven pero pronto lo averiguaré, es nieta de la vizcondesa Flipsen-y se tensó al recordar el suave tacto del cuerpo de la chica. Al ser bastante alta ambos encajaban a la perfección y le había provocado una sensación de comodidad poco común para ser una total desconocida, estaba ansioso por averiguar quién era-¿Mi madre no ha hablado aún? ¿Cómo se encuentra?-preguntó mientras intentaba terminar su té.

-Lamentablemente el motivo de sus llamados no fueron expresados todavía, además parece que está más débil. Si me permite sugerir señor, necesita aire fresco, tal vez podríamos visitar Hampshire para cambiar de ambiente.-dijo humildemente Adrien

-He oído que es bueno para la salud visitar el campo, además varias familias se trasladan allí para celebrar las fiestas-contestó Frederick mientras pensaba seriamente en invitar a las Flipsen para ver a la joven de nuevo-Podemos invitar algunas personas para socializar y hacer oficial nuestro regreso.

-Estoy a su disposición para cualquier cosa que necesite señor, sólo dígame a quienes quiere invitar y yo entregaré las cartas a su brevedad. Hablaré con el ama de llaves para organizar y viajar antes para preparar todo en la finca, hace mucho tiempo que no se utiliza.

-Está bien Adrien, confío en ti para esto, pero iré yo también para comprobar el estado de la propiedad y los posibles gastos que surjan-suspiró al reflexionar en lo trabajoso que sería arreglar la propiedad-Debemos contratar al menos una docena de criados para atender eficazmente a los invitados-Frederick se frotó la sien en gesto de molestia.

-No se preocupe milord, de eso me encargaré yo. Conozco residentes del pueblo que estarían más que felices de trabajar para usted, además a muchos les gustaría ver que la mansión recupera su antiguo esplendor-afirmó Adrien lleno de alegría.

Sorpresa de un jazmínWhere stories live. Discover now