En el mundo omegaverse diferentes historias se entrelazan a causa de los instintos dominando los razonamientos, la madre naturaleza es sabia, todo tiene un porqué, una razón de existir. Los omegas, betas y alfas reaccionan guiándose por su instinto...
DaeHyun se mantuvo en su sitio cuando sus ojos fueron capaces de distinguir la figura a unos metros de distancia. Ahí dándole la espalda se encontraba un chico con aspecto muy diferente al que recordaba, ahora sus cabellos casi eran rubios platinados. Trago la saliva con dificultad y con el corazón lleno de emociones arrancó una carrera hacia al dueño de su corazón.
YoungJae perdió el aliento al sentirse rodeado por unos conocidos brazos, se giró a observar al visitante.
—Te he extrañado tanto.—Susurró el mayor tomando por la barbilla al, ahora, rubio.—Estoy aquí y nadie podrá lastimarte.
El menor cerró los ojos para sentir esos labios regando besos por su rostro, claro que los disfrutaba. Una imagen se coló entre sus pensamientos, con un brusco movimiento alejó al visitante. Los labios temblaron a la par que sus manos las cuales llevó al rostro. Esos días de respectiva le ayudaron a clarificar sus recuerdos y la imagen de ese hombre sobre él se hizo más nítida.
—Yo también te he extrañado, DaeHyun.—Formuló con dificultad tratando de dibujar una sonrisa en su rostro.—Lo siento pero no puedo...
—Quiero quedarme a tu lado para ayudarte a superar tus problemas.—Intervino con tono temeroso, estiró la mano para tratar de atraparlo.—Me necesitas.
Jae cerró los ojos y asintió con la cabeza, era verdad, lo necesitaba porque le temía a la soledad y a los recuerdos que la rodean. Odiaba a ese hombre al que un día considero su padre. La vergüenza y asco carcomen cada centímetro de piel. Si DaeHyun vuelve a su vida cargaría con el dolor y entonces él se vería liberado. Una vez más se resguardaron en sus brazos como en los viejos tiempos.
—Hasta el día de hoy no he amado a nadie tanto como te amo.—El rubio levantó el rostro y sus párpados se separaron.— Ya no puedo seguir dependiendo de ti para levantarme. No es justo para tí cargar con mis demonios.
Apretó los labios mientras algunas lágrimas luchaban por escapar.
—Ese hombre se aprovecho de mi cuando estaba en celo, me forzó a tener intimidad aun sabiendo que lo veía como mi padre.—Sus labios temblaron y el rostro se contrajo ante el cúmulo de emociones.—Debo ser yo quien aprenda a sanar mis heridas.
—No, no debes hacerlo solo.—DaeHyun trataba de contener el llanto y la rabia calentaba su sangre.—Me necesitas para levantarte.
DaeHyun alcanzó la mano del chico. El temor a perderlo lo paraliza. ÉL también fue responsable del daño porque si se hubiese quedado a lado de YoungJae, quizá solo quizá su padre nunca hubiese encontrado la oportunidad de lastimarlo. Necesitaba cuidarlo para calmar sus remordimientos.
—Lo siento pero debo aprender a ser más fuerte por mi mismo.— Zafó su mano para dar un paso hacia atrás.— Un día nos volveremos a encontrar. Lo prometo.
YoungJae se giró sobre sus propios talones para darle la espalda. Los demonios lo sumergían en amargas sensaciones que le prohibía estar cerca de DaeHyun. Sentimientos se aglomeraban en su pecho impidiéndole respirar. Necesitaba estar solo y aprender a perdonarse y amarse con sus errores. No podía continuar esperando que otros curarán sus heridas o cargaran con sus temores. Esa despedida fue más cruel que la anterior y tal vez era definitiva.
—YoungJae voy a esperar por tí hasta el último día de mi vida.—El moreno gritó a todo pulmón provocando que extraños se voltean a mirarlo.— Fuiste, eres y serás mi primer amor.
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