Capitulo 4: Stay with me

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El exponente de la reunión hablaba sobre mercado emergente de tecnologías vanguardistas creaba un a economía dinámica en el mundo. Asia era un fornido combatiente, el resto de alfas, uno que otro beta seguían el hilo de la ponencia con suma dedicación. La sala se encontraba en el piso superior de la corporación en la zona más importante de la ciudad, un rascacielos imponente.

El CEO de unos los conglomerados más influyentes en Corea del Sur trataba de entender las palabras pero eran sonidos carentes de lógica, su mente navegaba en las acciones de esa mañana. El instante que abrió los ojos para encontrarse enredado en las piernas de un omega, al descubrir que nuevamente la marca en ese cuello estaba roja, lo mordía una y otra vez, hecho que solo fortalece el lazo. ¿Porqué era tan estúpido? ¿Porqué no dejaba de pensar con su miembro e iniciaba a usar la cabeza?

Echó la cabeza hacia atrás deshaciéndose de sus pesimistas pensamientos, la verdad no escapaba de su mente, por primera vez tenía un problema del que no se podía deshacer. Odiaba al omega tanto como lo necesitaba, maldecía el segundo que aceptó ir a ese tugurio de mala muerte, un grave error que nunca se perdonaría.

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YongGuk miraba por la ventana la ciudad, esa mañana se despertó en un sucio cuarto de un burdel en la zona roja de Corea, un omega dormía plácidamente a su lado, en su boca existía un sabor metálico, llevó los dedos descubriendo sangre, rápidamente giró para admirar al extraño, descubriendo una mordida en el cuello.

La mente del alfa se nublo, raramente recordaba los diálogos posteriores de esa fatídica noche, simplemente al dueño del prostíbulo le pagó una pequeña fortuna por el chico. Arrastró a su nueva mercancía al auto aún envuelto en una sábana sucia, que olía a sexo, alcohol, y otras miles de sustancias, trato de deshacerse del vínculo pero su naturaleza lo impidió, algo en su biología se prendó del cuerpo del menor.

Lo deseaba, aún medio de la inmudincia de aquel cuarto anhelo poseerlo, hacerlo suyo una y troa vez hasta quedarse sin conocimiento.

Aún en ese momento rasgaba la tela que cubría su rodilla donde posaba su mano, trataba de auto controlarse, soportar las terribles ganas de quitarle la ropa al extraño y hacerlo suyo, una vez más, el olor lo estaba matando, la agonía de no tocarlo quemaba sus entrañas.

Cuando arribaron a la mansión lo jalo del brazo, lo condujo hasta su habitación, esa era su casa, después aclara la presencia del intruso con la sunicas personas que le competía saber la verdad, su hermano y el mayordomo.

En la habitación se contuvo, debía existir un poco de cordura en su primitiva mente, entonces por primera vez miró el rostro del chico, hasta ese momento lo había evadido, desconocía el villano de su desgracia, esos ojos brillantes, labios rosas y piel de papel fueron el preámbulo de una trágica comedia. Lo liberó del agarre, llenó de aire sus pulmones, era un alfa, sus emociones eran controladas por su mente y no con el "corazón".

—Detrás de aquella puerta está el baño.— El hombre de cabellos negros señaló un punto al otro extremo del enorme dormitorio.— Encontrarás toallas y una bata en el vestidor.— El alfa dio un paso hacia atrás.— Báñate, hueles horrible.

Sin otra palabras el alfa salió de la habitación, se sentía humillado, derrotado. Su mano formó un puño, era un titán que había sido derrotado por insignificante ratón, se recargo en la puerta de madera de caoba, golpeó ligeramente la superficie. Pasó 29 años de su vida sin cometer un solo error, sus hermanos fueron débiles, demostraron ser humanos corrientes, él caminaba por el mundo siendo el reemplazo ideal de su padre. Él triunfaria donde otros perdieron. Trago en seco, ahora todo fue lanzado por la borda, ni 24 horas pasaron y simulaba a un adicto de años, tratando desesperadamente de reprimierse una hora.

Blue: Cruel IntentionsWhere stories live. Discover now