Capitulo 5: Paradise Circus

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En un despacho de arquitectura burgués y con mobiliario del siglo XIX  tres personajes conversaban sobre la exitosa fiesta que tuvieron una noche anterior

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En un despacho de arquitectura burgués y con mobiliario del siglo XIX tres personajes conversaban sobre la exitosa fiesta que tuvieron una noche anterior. El hombre detrás del escritorio emitió una benevolente sonrisa, intercalaba los dedos poniendo los codos sobre la firme madera de nogal Español. El menor de los tres alfas se removía nervioso en su lugar, cruza las piernas, y evita mirar de frente a su padre, finge no temerle pero en lo más profundo le aterra, esos ojos, esa voz coagula su sangre.

—Estoy satisfecho.— Comenta el sujeto poniéndose de pie, Bang no se inmuta ni un solo centímetro simplemente se limita a replicar las duras facciones de su padre.— La fiesta fue un rotundo éxito.— Dibujó una burlona sonrisa caminando en dirección a YoungJae.—Nuestros amigos quedaron maravillados.

El hombre se posó detrás del menor, se agachó hasta la altura de los hombros donde acercó los labios al oído derecho. YoungJae se tensó, sus manos sudan de nerviosismo, su padre no era un tipo muy afectivo, además las secuelas de aquellos regaños y golpes eran vigentes en su subconsciente. El tibio aliento erizaba cada vello en su piel canela, el hombre poseía el típico olor a empedernidos fumadores, la colonia varonil sacudía su alma porque evocaban imágenes del pasado. El chico de cabellos negros como la noche debería sentir asco, odio por su patética imitación de padre, ese hombre fue una bestia con él pero no, ese sentimiento era relegado a un segundo término, sentía una terrible atracción por ese masculina esencia a tal grado de sentirse enfermo.

—Tu presentación cautivó a los asistentes.— El hombre artículo, sus manos se posaron en los preocupados hombros para ejercer presión en ellos.—Las propuestas de matrimonio lloverán sobre mi escritorio.—Llevo los labios a la mejilla para estampar un beso, una inusual muestra de afecto no repetida desde la niñez.— Estoy orgulloso de ti.

Una terrible sensación alcanzó a engrosar el pecho del menor, esa sola palabra debilitaba sus piernas, borraba su pasado, sus anhelos de un futuro con DaeHyun, aunque tuviera 25 años seguía siendo un mocoso. Un testarudo estudiante de primaria que trabaja incansablemente para sacar las mejores califaciones, se quema las pestañas para conseguir solo una palmada en el hombro, un beso en la mejilla como recompensa. Ahí radica su dualidad en sus sentimientos. DaeHyun era la persona que lo enloquecía, lo invitaba a pecar, a sentirse vivo pero su padre, esa enigmática figura a su espalda lo incitaba a tantas sensaciones, a veces solo existía para complacerlo. El amor de un hombre por otro peleaba contra la obsesión de un niño ser amado por su padre.

—Cuando eras pequeño temía tanto que por ser un alfa fértil fueras débil, por eso fui tan duro contigo.—Apretó la piel bajo sus dedos para llevar la barbilla por encima del cabello negro.— Pero te haz convertido en uno de mis favoritos.—Besó las hebras negras, se giró para observar a su futuro heredero.— Admitió que fue una sabia decisión dejar que vivieras en casa de YongGuk.

El hombre soltó a su hijo más pequeño para dirigirse hacia su orgullo. El sujeto con el que compartían la misma aura de guerrero, poseían unos similares ojos, su réplica perfecta. Imito el movimiento colocando sus palmas sobre los hombros de su hijo, quien a diferencia de Jae no se tensó, era más fuerte, no le temía a su padre, era un niño admirando a su héroe de guerra favorito.

Blue: Cruel IntentionsWhere stories live. Discover now