Capitulo 5 - Parte 2

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Mike escuchaba en silencio, un sentimiento de preocupación y miedo hacia Valerie empezó a formarse en su interior, Arthur caminó fuera de la sala y salió de la conversación, mientras tanto Jackson le preguntaba a Valerie que había sucedido y esta le conto todo desde el principio, Arthur regreso a la sala con un frasco de vidrio que contenía un líquido rojo adentro, él sabía que era eso. Sangre, ese preciado líquido que les había sido útil en los últimos meses, iban a hacer un ritual de rastreo.

Cuando entró a la sala todos voltearon a verlo, llevaba en la mano derecha el frasco de vidrio y su cara esbozaba una pequeña sonrisa, Mónica se levantó y apago las luces de toda la casa, Jackson y Valerie empezaron a rodar los sofás hacia las paredes para poder hacer espacio, al parecer iban a hacer el ritual en la sala, las luces se apagaron dejando a oscuras el grupo de amigos, una tenue luz del exterior les alumbraba la cara dándole a todos un aspecto sombrío, Mike no tuvo más opción que levantarse y ayudar a mover los sofás. Una vez listo el lugar todos se sentaron en el piso de forma circular dejando un espacio grande en el medio, Mónica había regresado con un pequeño cuchillo plateado y dos velas rojas ya comenzadas.

Una vez que se acomodaron dieron inicio al ritual. Arthur fue el primer en cortarse con el cuchillo la palma de su mano, dejando caer una gota dentro del frasco, le siguió Valerie, luego Mónica y siguieron así hasta llegar a Mike, el primer paso ya estaba listo, todos tenían que sangrar para que pudieran llamar a los entes que los ayudaban, ahora llamados Rhondaruss, Jackson tomó el frasco y lo coloco justo en el medio, metió sus dedos en él y empezó a dibujar un círculo alrededor del frasco, sus dedos dibujaban como un niño de tres años, el circulo estaba listo y a continuación era el turno de Mike, con su mano izquierda metió los dedos en el frasco y empezó a dibujar otro círculo alrededor del circulo que había dibujado Jackson, este se diferenciaba del otro porque tres rayas gruesas lo conectaban al círculo de Jackson, cuando terminaron Arthur empezó a hablar en ese idioma que ninguno entendía, de su boca salían palabras que según Valerie eran en latín, pero la verdad ellos nunca le preguntaron qué idioma era ese, podría hasta tratarse de una lengua muerta.

Arthur termino de hablar y puso la mano que se había cortado encima del recipiente de vidrio, cerro sus ojos y todo quedo en completo silencio, venia la parte que a Mónica le daba más miedo, el frasco empezó a temblar suavemente y luego se fue intensificando, la sangre que estaba dentro del recipiente empezó a flotar y a meterse por la herida que Arthur se había hecho con el cuchillo, unos minutos después el frasco quedo completamente vacío, el líder de la secta abrió sus ojos, que ahora eran totalmente negros, y de su boca empezaron a salir oraciones.

—Pedro Javier Gómez, Avenida principal del centro, casa número 3412—la voz traspasaba los límites de grave, era un voz tenebrosa, sonora e infernal— acaba de llegar a su casa y se prepara para dormir.

La sangre empezó a salir con rapidez de la herida de Arthur y se regresaba al frasco, sus ojos se cerraron y cuando la sangre cubrió por completo el frasco Arthur soltó un gemido fuerte y se abalanzo hacia adelante, tomó la tapa del frasco y lo cerró apretándolo. Todos se levantaron y reacomodaron la sala, las luces se encendieron e iluminaron todos los rincones de aquella mansión, cuando todos estaban sentados Arthur habló. Ahora hacía falta un ritual para amarrar al sujeto del que se iban a vengar.

—Manos a la obra muchachos—dijo Valerie con entusiasmo—

Todos se fueron en el auto de Arthur, les tomó una hora llegar a la casa de Pedro, era una casa pequeña oculta entre dos grandes edificios, pintada de un color verde desgastado, afuera unas plantas secas decoraban la casa, Jackson tomo su celular y revisó la hora 1:30 AM.

—Necesitamos que uno entre y traiga un mechón de cabello—dijo Arthur—tenemos que ver quién de los hombres va.

—Seré yo—respondió decidida Mónica—y no voy a discutirlo.

—Mónica, ¿estás segura?, no hay necesidad de que vayas tú, sería mucho más rápido si lo busco yo—dijo Jackson—

—Dije que no lo iba a discutir, denme unas tijeras, vuelvo en quince minutos.

Con una velocidad rápida Mónica se bajó del auto y caminó directo a la casa, guardó la afilada tijera en el bolsillo trasero de su pantalón y apresuró el paso, aquella casa verde tenía unas escaleras pequeñas las cuales daban a la puerta principal de la casa, subió por ellas y camino hacia el lado izquierdo para poder ver el costado de la casa, pero para su mala suerte no había ventanas, fue al lado derecho y estiro el cuello para fijarse mejor, y ahí estaba, era una ventana considerablemente grande muy parecida a las ventanas que son corredizas, troto hacia la ventana y se asomó con cuidado, adentro yacía el hombre gordo y de barba larga que habían visto en la comisaria llamado Pedro, la diferencia era que ahora se encontraba completamente desnudo arriba de un sillón rojo de cuero, Mónica deslizo suavemente la ventana y esta se movió suavemente, la abrió por completo y trepo hacia ella.

Metió su pierna derecha en la casa, siempre atenta de que Pedro no se despertara, el olor a cigarrillo le provoco una mueca y se tapó la nariz con la mano que tenía libre, saltó ágilmente hacia adentro y sus pies provocaron un sonido seco haciendo así que Pedro se moviera sobre sí mismo, el corazón empezó a latirle con rapidez y una vez que se fue calmando caminó directo hacia el hombre desnudo. Se tocó el bolsillo trasero en busca de las tijeras pero paso algo que le provoco sudar como cerdo, las tijeras no estaban. Al parecer se habían caído cuando trepó por la ventana, a punto de tener una crisis Mónica decidió calmarse y pensar, una idea fugaz vino a su mente y se fue dando pasos suaves a la cocina, una vez en su destino corrió desesperada en busca de un cuchillo le dio la vuelta completa a la cocina y no consiguió nada, fue al lava platos y se encontró con un montón de platos sucios, hurgó en esa montaña de suciedad y su dedo sintió algo metálico, lo jaló, salió un pequeño cuchillo con un agarradero de metal, giró sobre sí misma simtiendose victoriosa y al dar un paso todas las luces de la casa se apagaron.

Se quedó paralizada con cuchillo en mano y vio hacia afuera a través de una diminuta ventana que tenía la cocina, todo el vecindario estaba oscuro debido a un apagón, Lo que faltaba, se dijo Mónica e intento recordar el camino por donde había venido, con la mano donde llevaba el cuchillo empezó a palpar las paredes frías, caminó cinco pasos y su pierna choco contra un objeto de madera, tuvo que taparse la boca para no gritar, luego fue a la izquierda y camino tres pasos antes de entrar por una puerta, la puerta en donde se escuchaban los ronquidos de Pedro, sus ojos empezaron a acostumbrarse a la oscuridad y vio la silueta gorda acostada en el sillón camino lentamente y tocó la barba espesa de aquel hombre que apestaba a cerveza, con la mano izquierda levanto un poco la barba y con la mano derecha en la cual tenía el cuchillo empezó a cortar un mechón grande, cuando ya faltaba casi nada para terminar de cortar la barba Pedro se movió sobre sí mismo y volteó la cara al lado contrario del que Mónica estaba cortando lo cual provoco que el mechón que estaba cortando se escapara de sus manos.

Estiro los brazos y corto más apresuradamente, con la respiración a tope terminó de cortar el mechón que quería, se secó el sudor que tenía en la frente y puso el cuchillo lentamente en el piso, al levantar la vista la silueta se Pedro ya no se encontraba acostada, ahora estaba sentado, y viéndola.

— ¿Chiquita?, ¿eres tú? —Hablo Pedro con voz ronca—

Desperate SoulsWhere stories live. Discover now