-Estas son de Dédalo.- dije tendiéndole las flores del cubo e intentando sonreír falsamente que probablemente salió como una mueca de estreñimiento

-Lucen como que son de Dédalo.- gruñó arrebatándolas de mi mano y lanzándolas por la ventana que tenía al lado

-Le diré que te encantaron.- la pinché

Dédalo y yo teníamos esto. Nos gustaba molestar a la señorita Hannigan diciendo que él estaba enamorado de ella mientras que ella aún seguía enfadada con Teseo. El ex novio que la dejó tirada en Estados Unidos mientras él se iba a la isla de Creta.

-¿Crees que el mundo quiere a una listilla?- me preguntó inclinándose hacia mi con su aliento que olía a alcohol y negué rápidamente varias veces- No, no lo quiere. O tu no estarías aquí. Y la única razón por la que estás aquí es porqué yo recibo ciento cincuenta-y-siete dólares a la semana del estado, y créeme, no vale la pena. Debería ponerte una correa pequeña.- dijo mientras me cogía de los hombros y me estampaba contra una de las muchas paredes en esa casa que tenían fotos suyas

-Eras tan linda.- dije cogiendo una y mirándola como si me interesara en lo más mínimo 

-Yo solía ser... Una gran estrella.- se lamentó cogiendo la foto furiosamente

Aquí vamos otra vez.

-Estaba en la mejor banda de música del mundo, Fábrica de Música CC.- empezó a contar como siempre- Se fueron a un espectáculo importante

-Dieciséis de septiembre de mil novecientos noventa-y-uno.- completé por ella

-Pero yo era demasiado buena para ellos.- continuó con su relato- Me despidieron justo antes de que subiera al escenario.

-Tienes una voz muy hermosa.- dije y eso puede ser la única cosa que le dijera de verdad esa noche

-Moriré con ese secreto.- me señalo acusadoramente

Aproveché que volvía a mirar la foto para desaparecer retrocediendo paso a paso hasta que me di la vuelta y corrí a la habitación.

-¡Oye pequeño monstruo! ¡No he terminado contigo, vuelve aquí!- gritó mientras yo entraba y cerraba la puerta de madera blanca en sus narices- No te he contado como casi fui una Hoogis Blowfish. 

Tras eso último las demás chicas soltaron una pequeña risa, todas sabían en los líos que me metía. 

-Como terminé aquí.- oímos decir a la señorita Hannigan

-¿Los encontraste?- me preguntó Calypso desde su litera de arriba

-No, pero esta bien.- le contesté mientras dejaba mi mochila en una silla con todos los trastos de las demás

-Lo siento.- dijo Silena bajando de su litera que estaba arriba de la mía

-Lo siento Annie.- se compadeció Hazel mientras le lanzaba una pequeña mirada de advertencia porqué sabía cuando detestaba ese apodo

-La bruja nos oirá.- nos advirtió Calypso cuando nuestro tono de voz aumentó

-Nunca irán a ese restaurante.- dijo Clarisse

¿Os acordáis de ella? Clarisse era una chica corpulenta, fuerte y muy violenta. Tenía el pelo castaño y los ojos marrones. Casi siempre llevaba una bandana roja en su cabeza o en su muñeca. Si por alguna razón no la llevaba mejor no hables con ella ese día.

-Cállate Clarisse, si irán.- le regañó Silena cogiendo cojín y sentándose como un indio sobre mi cama con Hazel

-Cállate tu Silena,- replicó Clarisse- Annabeth nunca va a encontrar a su familia. Ninguna de nosotras lo hará.

Annie [Una historia de Percabeth]Where stories live. Discover now