🍁El rojo combina con todo🍁

La cama no está vacía [KiriTooru]

Viñeta, AU situado cinco años más que en el tiempo original. Créditos del fanart a Yasunime-chan (facebook).
Kirishima x Tooru.
Advertencia: alusión a actos sexuales.

Su cerebro aún medio dormido no logra entender el panorama mañanero a tiempo. Siente un aliento en su cuello y el calor de un cuerpo entre sus brazos; por eso, al abrir los ojos y ver el vacío en su cama, las palabras escapan de su boca antes de procesarlas.

—¿Qué demo-?

Entonces las sábanas se mueven y los recuerdos de la noche anterior llegan a aclarar la situación.
Idiota, eso fue grosero, piensa de inmediato. Mueve con cuidado a la muchacha para saber si está despierta, recibiendo un suave ronquido que indica lo contrario, por fortuna.

Estira su cuerpo con pesar. ¿Qué hora es? ¿Qué debe hacer? ¿Levantarse a preparar el desayuno o continuar con su siesta? El sonido del despertador interrumpe sus pensamientos antes de que pueda elegir una opción. Las sábanas vuelven a agitarse y una voz femenina hace presencia. 

—Hmm, diez minutos más.

Kirishima se voltea para apagar el molesto ruido. Al mirar la hora decide levantarse para cocinar algo, pues su estómago ya está acostumbrado a comer temprano.

—Tranquila, sólo es mi alarma de entrenamiento. Hoy es sábado— le responde.

Hagakure parece asentir y volver a acurrucarse antes de caer en cuenta de la compañía.

—¡¿Eijirou?!

El aludido muestra una sonrisa embarazosa; su propia desnudez más las marcas en su cuerpo explican lo suficiente.

—Buenos días, Tooru. ¿Qué sueles comer al desayuno?

Busca un boxer y se lo coloca, sintiendo de alguna manera como el par de ojos siguen todo el proceso. Casi puede ver a la chica en su cama sonrojándose. Debe ser su imaginación.

—Café con tostadas está... bien.

Kirishima levanta el pulgar antes de dejar la habitación. Se dirige a la cocina y le ruega al cielo no quemar su apartamento, por favor, que aún no he terminado de pagarlo. Busca el mejor café que tiene, ese que esconde al fondo de un mueble para que Denki no se lo acabe. Hace algo de acompañamiento –carne, mucha carne– y se queda vigilando que las tostadas no se arruinen.
No se sorprende al ver lencería flotante acercarse a él, los años en U.A. le ayudaron a percibir su presencia a pesar de no verla.

—Hice lo mejor que pude, si está muy mal puedo ir a comprar algo— dice cuando Hagakure toma asiento.

—¡No! ¡No te preocupes! Quedó bien, de verdad.

El desayuno transcurre en silencio, exceptuando algunos comentarios por parte de ambos sobre las noticias actuales y anécdotas de sus trabajos como héroes. Kirishima nota el tenedor de metal temblar mientras la comida desaparece.

—Ey— hablan al mismo tiempo. Tooru ríe y mueve el tenedor indicándole que continúe.

—¿Tienes frío? ¿Quieres que vaya por más ropa?— pregunta él.

—No, no. Estoy acostumbrada, ya sabes.

—Sí, tienes razón.

El silencio volvió, esta vez incómodo.

—¿Eijirou?— dice ella, mientras se levanta y acerca al puesto contrario —. ¿Por qué... yo?

—Eres hermosa— contesta él sin titubear.

—No puedes saber eso.

Eijirou coloca su dedo índice en el centro del brasier y sube lentamente. Acaricia su pecho hasta llegar a la mandíbula; delinea sus rasgos: los pómulos, el dorso de la nariz, los labios. Viaja entre su cabello, se desliza por su espalda y hombros. Se detiene cuando recuerda que este camino ya lo ha recorrido, que en una noche ya se ha aprendido la forma de su cuerpo. Y, por eso mismo, está seguro de lo que piensa.

—Eres hermosa —repite.
Y lo hará hasta que la mujer en frente suyo lo sepa.

578 palabras.

Un agradecimiento especial a Barby Carbajal por betear.