35: El bueno, el malo y la villana

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**Capítulo largo para compensar la ausencia de esta semana. Disfrútenlo, léanlo con calma. Espero sus reacciones y comentarios.


Capítulo 35 | El bueno, el malo y la villana

¿Cuál es el límite que divide lo bueno de lo malo?

¿Cómo saber cuándo tus principios se voltean?

¿Está bien disfrutarlo?

Esa mañana todos llegamos a la Sala de Reuniones sin necesidad de que Janet nos recordara que era momento de que alguno de nosotros fuese eliminado. Nos sentamos a esperar en silencio, y casi se podía escuchar el latido de cada uno de nosotros haciendo eco en el salón. Todos nos habíamos esforzado, así que la decisión sería difícil.

El último pasante en llegar fue Nathaniel, quien parecía distraído esa mañana, además de desganado. Me formulé cientos de preguntas, pero las descarté cuando comencé a sentir empatía. Era la empatía lo que terminaría haciendo que me quedara atrás en esta competencia.

Frank llegó a la sala y detrás de él, todos los jefes de departamento. No sé porqué me sentía como una judía frente a un pelotón de soldados nazis dispuestos a disparar. Vale, mi mente estaba exagerando y haciéndome volar más allá del espacio sideral.

—Buenos días, pequeño grupo de inservibles —saludó Frank, con ese típico tono de voz que necesitabas escuchar al menos una vez al día para avisparte—. Espero que podamos comenzar este año con buen pie, y no continúen decepcionándome. El tiempo es dinero, así que me apresuraré con esto.

Si yo luchaba contra la empatía que sentía hacia los demás, Frank Johnson sin duda había sido privada de ella. A veces me preguntaba cómo podía simplemente escupir palabras de esa forma.

Cogió una hoja frente a él y paseó la mirada por los nombres con pesadez, afianzando unas cuentas arrugas en su frente.

—La persona con mejor rendimiento este mes es Brianna Hughes.

Dicho eso, Frank añadió que se le entregaría una laptop por su esfuerzo —tal como Tom había recibido dos pasajes a Las Vegas el mes pasado—. Brianna sonrió con suficiencia y le asintió en agradecimiento. Lo que Frank no sabía era que le había dado una herramienta al demonio para continuar con sus maldades.

Ninguno pareció alegrarse por ella pues aún quedaba conocer quién sería el expulsado de este mes. Nos miramos entre nosotros mientras la presión siguió subiendo. Frank no se tardó en revelar la noticia:

—Esta es una compañía seria, de prestigio y con una imagen intachable —comenzó con todavía más severidad que antes—. Lo que hacen ustedes dentro y fuera de nuestras paredes puede llegar a perjudicarnos. Ian Brown, no sé qué demonios pasó por su cabeza para desnudarse con quien sabe quién en nuestra terraza y además formar un escándalo mientras nuestro personal de seguridad lo escoltaba sin ropa a la salida. Ya usted había sido advertido tras el incidente de Murray, y aquí no creemos en las terceras oportunidades. Queda expulsado de este programa.

Todos nos permitimos respirar con tranquilidad, excepto Ian quien se quedó allí incrédulo, con los ojos fuera de órbita. Todos le observamos con cuidado esperando algún tipo de reacción, hasta que finalmente se levantó del asiento y con una serenidad casi intranquila se dirigió a Frank:

—La persona que me llevó a esa terraza, me engañó, botó mi ropa y me dejó allí encerrado es Margaret Wright —acusó, y se atrevió a señalarme como si hubiesen muchas Margaret Wright presentes—. Ella también debería tener responsabilidad.

Vendiendo el amor © ✓ [Vendedores #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora