Sentía que el mundo se le estaba cayendo encima y Liam simplemente se sentaba ahí, en su escritorio, fuera de su oficina para decirle todo lo que le faltaba por hacer. Eso no era ayuda, definitivamente no en su idioma.

Para terminar con sus males, Matt había decidido que era una gran idea enfermarse y estaba siendo un dolor de culo con sus peticiones. Parecía que estaba muriendo cuando había entrado el primer día de entrevistas a su casa después del trabajo y se lo había encontrado en su habitación "inconsciente". Gracias a Dios existían los doctores que le habían dicho que se trataba de un simple resfriado. Además, después de una semana dudaba que la maldita enfermedad estuviera presente pero era su esposo y no le quería hacer reclamos porque se pondría a llorar como siempre. Podría apostar que con una mujer sería mucho más sencillo.

Su vida era una completa mierda complicada.

La única ventaja que encontraba radicaba en que realmente en la oficina no sufría de ninguna molestia que no fuera la pila de currículums. Nadie lloriqueaba, nadie se la pasaba quejándose de todo.

Miró al enorme ventanal y de repente le invadieron unas tremendas ganas de salir corriendo del lugar. Pasó las manos por su rostro en muestra de completa frustración cuando un par de golpes en la puerta lo tomaron por sorpresa, haciéndolo saltar en su sitio.

- Adelante – dijo, mientras se sentaba correctamente en su silla puesto que no podía permitir que cualquier otro empleado que no fuera parte de sus amigos lo viera de esa manera puesto que era la imagen de autoridad en ese lugar.

Fue cuestión de segundos para que por la puerta asomara la cabellera rubia de Niall, quien entró y se dejó caer frente su escritorio con pereza como siempre.

- No puedo seguir así, Louis – soltó, encogiéndose de hombros.

Por una extraña razón no sabía si debía de tomarlo en serio o no por la posición en la que se encontraba su amigo. Se veía completamente relajado, pero se estaba expresando como si su sentir fuera completamente lo contrario.

- Te veo demasiado bien – se puso más cómodo en la silla porque con Niall podía.

- Me refiero a que es un infierno querer editar la maldita revista sin las fotos – soltó - ¿Puedes contratar a alguien de una buena vez? Lo que te presentaré en la junta es basura total.

Soltó un suspiro y sabía exactamente a qué se refería su amigo, era consciente porque no era la primera vez que pasaban por crisis de fotógrafos. Siempre terminaban abandonándolos por el espectáculo y realmente no los podía culpar, la economía no iba a las alfombras rojas.

Se acomodó un poco más en su silla antes de tomar las carpetas que los candidatos le habían dejado cuando los había entrevistado y se las extendió a su rubio amigo.

- Elige uno – pidió – Tengo tantas cosas en la maldita mente que no puedo hacerlo.

- Te he dicho mil veces que dejes al maldito Matt de una buena vez – se quejó mientras tomaba las carpetas para acercarlas a él.

- Les he dicho que no me es posible – sabía a dónde iba toda esa conversación – Yo le pedí matrimonio y soy un hombre de palabra, dije que cuidaría de él porque no tiene a nadie más.

- ¿A costa de qué? – levantó la ceja – Tu familia está alejada de ti. Tu madre sólo te habla para cuestiones de la revista, pero se mantiene al margen. No te visitan ni esperan que les visites porque saben que él va incluido en el paquete.

- Niall... él y yo nos conocemos desde hace tiempo y siempre estuvo para mí.

- Eso no te compromete a nada – replicó – Pero bien, hablemos de fotógrafos. Desde mi punto de vista el ideal es Harry – soltó sin siquiera revisar las carpetas.

INFIEL ~| LARRY STYLINSON|Where stories live. Discover now