Capitulo 3.Amigo, Partitura, Corazón.

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Al despertar sentía una gran molestia, pero a pesar de todo me pude incorporar, ahí decidí ya no hacer daño a los demás, decidí irme y en el camino pensaría que sería de mi vida. A veces uno necesita estar solo para recorrer sus caminos y yo necesitaba luchar contra mis demonios. Les deje una nota a mis abuelos, tome mis cosas y las metí en una mochila. Tome el primer tren fuera de la ciudad y me pase recorriendo diversos lugares, en especial buscaba bares para poder cantar y conseguir algo de dinero para comer y tomar algo después de un largo día, vivía desastrosamente cantando en las estaciones del tren subterráneo y en los bares de las ciudades que recorría. Así pase algún tiempo, pero me iba dando cuenta que la gente cada vez buscaba pequeños trozos de felicidad en alcohol y en aquellos pequeños momentos empapados de soledad.

Recuerdo que al visitar una pequeña isla encontré a un conocido, tenía una fiesta en su yate, así que asistí a cantar un poco ya que me lo había pedido, pero al llegar escuche a un tipo enormemente obeso, parecía nativo de la isla, era curioso escucharlo ya que solo llevaba su pequeño ukulele.

Era una canción tradicional de la isla pero de alguna extraña forma me envolvía llenando mi mente, mi alma y mi corazón de paz, de esperanza y de mucho amor. Hablaba de un lugar donde el dolor no existe, donde los sueños se hacen realidad, donde es posible llegar a una estrella y mirar el arcoíris sin temor, sin dolor. Al terminar la canción no entendí porque tenia lagrimas en mi rostro, una mesera se acercó y me extendió un pañuelo para limpiarme, yo le agradecí el gesto.

-Se llama Israel, aquí lo llamamos IZ de cariño- me comentó mientras se alejaba.

Al terminar de tocar le costaba mucho trabajo levantarse, así que entre 5 personas le ayudaron a incorporarse. Era mi turno, el tipo de la fiesta se acercó y me indicó que canción interpretar así que me prepare y cante una canción amena y melancólica. Al terminar el tipo del ukulele se acerco

-¿Qué tal?, ¿Cómo te llamas, joven amigo?-Comentaba mientras extendía ambas manos hacia mí.

-Marco- respondí mientras él envolvía mis manos con las suyas, eran enormes realmente.

-Yo me llamo Israel, puedes llamarme "IZ", ¿Tienes donde quedarte?

-No- negué con la cabeza.

-Bueno ya es muy tarde, encontrar un hotel será muy difícil, ¿Te gustaría quedarte en mi casa?, mi esposa preparó algo delicioso para cenar- esbozo una enorme sonrisa que enmarcaban sus mejillas, era curioso, sus ojos me recordaban a mi abuelo.

Al llegar me presento a su esposa y su hermosa hija. Al poner un poco de atención me percate que IZ era conocido en toda la isla y toda la gente le trataba muy bien ya que era un gran cantante, al pasar el tiempo fui conociendo mas y mas de su vida, sobre su familia y de su enfermedad que le hacía estar muy obeso. Recuerdo que antes de dormir él cantaba afuera de su choza una canción muy antigua para arrullar a su pequeña, él me contaba que esa canción había pasado de generación en generación en su familia y que había mejorado un poco para agrado de la gente joven. Cada mañana me levantaba e iba a trabajar a la playa de pescador, así conseguía dinero, cierta mañana IZ se levanto conmigo y antes de partir me comento:

-No es necesario que hagas esto, eres mi invitado.

-Claro que si IZ, deseo agradecer un poco tu tan buena voluntad y la de tu familia.

-Bueno está bien, de alguna manera me recuerdas a un viejo y gran amigo. Alguien que al igual que tu ya forman parte de mi Ohana.

-¿Ohana?- era la primera vez que lo escuchaba.

-En esta región la Ohana o familia es lo más importante, no es necesario tener algún parentesco de sangre, solo sé que tengo una gran Ohana al igual que tú. Una hermosa Ohana que te espera en casa, ¿o me equivoco?-Si tienes razón- sonreí junto con él.

EL chico del pianoWhere stories live. Discover now