El principio de una nueva era

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Solo se podía ver un campo blanco hasta donde alcanzaba la vista. La nieve, que había perdurado aquellas semanas, cubría todo lo que había sido campos de cosechas. La figura de un chico de cabellos grises, ojos marrones y una camiseta de color blanco manchado con sangre se salía de lo normal en aquel paisaje blanco. Caminaba sin rumbo, sin dirección alguna y, a veces, una lagrima caía de sus ojos. La cantidad de nieve que había le dificultaba el paso, haciendo mas difícil caminar. Pero, a pesar de la dificultad, lo único que tenia en mente en aquel instante era sobrevivir escapando de aquellas personas que aun les perseguía. Pero poco a poco iba perdiendo las fuerzas, y , con ella, sus esperanzas de seguir viviendo. A cada paso que daba, iba recordando con dolor la misma imagen, una y otra vez, como si de una oración se tratase. Recordando los gritos y sollozos que había oído antes de entrar en su casa y ver la imagen de toda su familia masacrada a sangre fría por unas personas vestidas de color blanco. 

"¡corre, Haku, corre!" 

Otra lagrima cayó a la nieve, derritiendo una diminuta parte de ella. Su madre había sacrificado todo lo que tenia en un solo conjuro para protegerle de uno de los guardias que estaba a punto de atravesarle con un tipo de espada que se había formado de una pequeña barra de metal, pero cuando lo hizo, otro la atravesó con su espada por la espalda, manchando de sangre la camiseta de aquel chico, impactado por aquella imagen que acababa de ver.  

"Ha..." 

Fue lo último que dijo su madre antes de caer al suelo. En ese momento, todos los hombres que habían en la sala se fijaron en él. En aquel mismo momento salió corriendo de su casa y se dirigió a las afueras de la ciudad. No sabia cuanto tiempo había pasado ni cuanto había recorrido. No sabia cuando dejó de llorar y empezó a soltar alguna que otra lágrima mientras caminaba...  Podía recordar aquellas sonrisas dibujadas en aquellos hombres, esa cara de felicidad mientras acribillaban a su familia y sobre todo al que le atravesó a su madre. Cada vez la tristeza se iba intensificando, mezclándose con el odio. 

-Te encontramos- dijo alguien camuflado entre la nieve. 

Uno de los hombres, aun con manchas de sangre, le agarró de los cabellos y lo alzó unos centímetros del suelo. Al mirar el horizonte mas detenidamente, pudo ver un vehículo donde estaban saliendo mas guardias, al parecer los mismos que estaban en su casa. 

-¿creías que podías escapar de nosotros?- dijo uno que se iba acercando des de la lejanía.

-Ya no tienes escapatoria- dijo el que le tenía agarrado

Haku, al ver la cara de aquel hombre, pudo reconocerle: era el mismo que había matado a su madre antes. 

"No es justo que te sientas así" dijo una voz femenina. Haku miró detenidamente al horizonte, pero solo veía a los guardias rodeándole .

"No es justo que luches tu solo" dijo de nuevo aquella voz. Durante un instante se sintió solo, como si los guardias no existieran, y estuviera él solo en aquel páramo de color blanco. Pudo sentir que comenzaba a nevar en aquel momento. Sintió dolor, por los golpes que los guardias le estaban dando, pero él ni se inmutaba. Se sentó en la nieve, encogiéndose y abrazando sus rodillas, soportando el dolor (no solo el de los golpes). Una luz bajó del cielo, como una mota de nieve pero aun mas brillante

"Sé lo que sientes... Puedo sentir tu dolor"

-¿ Quien eres?- dijo Haku mirando esa luz tan brillante

"si continuas así, te mataran"

Haku pudo sentir que poco a poco, su cuerpo se iba enfriando mientras manchas de color rojo iban apareciendo por todo su cuerpo. 

En el límite del bien y el malDonde viven las historias. Descúbrelo ahora