En el límite del bien y el mal

Despedida

Los días de verano están pasando muy rápidamente. Entre que Bairon se fue con Lucy al extranjero y Trento se marchó a unos campamentos de verano, los días se habían vuelto más pesados y más largos. Y el calor lo había hecho todo aun más pesado. Aquellos días me sirvieron para reflexionar sobre cómo había pasado el instituto. Sobre mi magia. Una magia madre se detecta al estar en contacto con su naturaleza. Cada persona, según su magia madre, tenía una habilidad especial relacionada con ella. Pero la regla básica es que no podías hacerte daño al entrar en contacto con ella. Bairon no sufrió daños cuando le prendieron fuego en el brazo, ni Lucy tuvo problema alguno en respirar bajo el agua. Trento, por otro lado, su piel se volvió dura como una roca al entrar en contacto con la tierra. Una cosa que resultaba muy molesto cuando íbamos a hacer gimnasia en el campo de tierra del instituto. Pero también había la posibilidad de que nada de esto sucediese. Eran casos muy particulares en que se desconocían la magia madre de estos, como si no tuviesen. Ese era el caso de los Vacuo. Personas que, por desconocer su magia madre, decían que estaban vacíos. Ese era mi caso. Nunca me adapté a ningún entorno. Sin embargo, irónicamente, se me daba bien el control de la magia y su uso.

-Kalen, ¿puedes ir a comprar una barra de pan?- dijo mi padre des de la puerta, interrumpiendo mi pensamiento.

No tuve más remedio que acatar las órdenes de mi padre antes de que me activase con una pequeña descarga. Era ya casi de noche. Se podía divisar la luna en un extremo. Pese a ser muy tarde, las tiendas aun seguían abiertas, lo que daba aun mas vida a la zona comercial. Pero todo cambió cuando vi una extraña figura acechando por los callejones del sector comercial. Des de aquel momento, no dejé de sentirme observado y con mucho frío para ser verano. Al volver a casa, un hombre estaba hablando con un vecino. Tenían las vestimentas del clan Petros, uno de los mas cercanos de la zona. 

-... entonces deberían de...- paró de hablar uno de los guardias cuando me vio pasar a su lado. Una vez vio que me había ido, retomó su conversación. Pero aun así la cara del vecino me lo dijo todo: algo malo estaba sucediendo.

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Recibí una carta de parte del centro donde estudiaba, donde decian que organizarian una fiesta en la playa de diez de la noche a seis de la mañana dentro de tres dias. Por lo visto aprobecharian la fiesta para otorgar los titulos correspondientes a todos los graduados, asi que la asistencia era obligatoria. 

-Te vendrá bien despejarte un poco- dijo mi padre des de su estudio- pero procura no beber mucho- rió

-No me tientes- dije irónicamente. Pero pese a ser una fiesta para todos los graduados, habia algo que me inquietaba. 

Era el primer año que hacían algo así y la mayoría de veces el titulo lo entregan tras varios meses de tramitación de papeles. Parecía algo inventado por unos cuantos del instituto para que vaya el máximo de gente a la playa pero, tras echarle una hojeada mas detenidamente pude ver  la firma de nuestro director y el sello del colegio. 

Me pase la noche en la cama mirando el techo, pensando en lo que debían estar haciendo mis amigos. Era comienzos de verano, pero aun así se habían marchado. Bairon y Lucy fueron a las playas de Waterfree, lugar donde abunda mucho los clanes de agua y donde estaban las mejores playas del mundo. Trento, por otra parte, se había apuntado a unos cursillos en Terragala, donde le enseñarían como utilizar su magia a beneficio de lo que trabajaría. Algo complicado, pero siempre hay solución para todo según dicen.  Me acorde de la promesa que hicimos aquel día y del colgante. Era muy conmovedor saber que tienes unos lazos tan fuertes con las personas que mas quieres. No muchos gozan de esa suerte, y muchos otros lo echan a perder. Tras darle vueltas al tema, acabé dormido