Regreso a Konoha

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Caminar por un sendero de árboles era tan tranquilizante y pacífico. Hacerlo con las personas que quieres es mejor.
Los tres caminábamos directo a las puertas de Konoha con una pequeña sonrisa en los labios llena de felicidad y emoción. Después de casi tres años de pesado entrenamiento volvíamos a la aldea que nos había criado, estaba tan emocionada que no pude evitar que mi sonrisa se ampliara más. Quería ver a mis hermanas, a mi primo, a todos, la ansiedad del cambio que tuvieron me ponía así.

Pronto estuvimos entrando a la aldea, Hagane Kotetsu y Kamizuki Izumo vigilaban la puerta principal, parecían aburridos de ver sólo aquella solitaria entrada, pero yo preferiría verlos así y no angustiados.

—Buenos días.— Saludé sonriendo ampliamente en su dirección aunque no recibí respuesta pues parecían atónitos con nuestra presencia.

—Han pasados dos años y medio...— Comentó Naruto luego de saludar al par que seguía viéndonos con sorpresa. Asentí mirando la pacífica aldea.

—Así es.— Contestó mi sensei sin dejar de caminar y mirar el lugar en busca de algún cambio significativo.

Continuamos caminando en dirección al centro de Konoha, debíamos reportar nuestra llegada a Tsunade-sama antes de hacer cualquier cosa. Aunque quería visitar primero a mi hermana, Jiraiya-sensei había dicho que la prioridad era avisar que estábamos de regreso en la Aldea Escondida Entre las Hojas, nuestro hogar.
Pronto estuvimos sobre un poste con las mochilas en el suelo y Jiraiya-sensei observándonos desde abajo mientras Naruto pasaba un brazo sobre mis hombros en un pequeño abrazo que estaba acostumbrada a recibir.

—¡Esto me hace recordar! ¡La aldea no ha cambiado en anda, de veras!— Solté una risilla ante el comentario de Naruto y asentí dándole la razón.— ¡Escuchen todos, Uzumaki Naruto está de regreso!

—Mira allá, la cabeza de Tsunade-sama ya está con la de los demás Hokage's.— El puso una mano sobre su frente para cubrirse del sol y achicó los ojos para observar mejor la estatua de la Quinta Hokage.

—Todo esto me resulta bastante nostálgico, de veras.— Dio pequeños movimientos con la cabeza y yo sonreí mirando a toda la aldea. Estaba intacta, no había ningún cambio más que la imagen de la Hokage con los demás rostros.

—¿Naruto? ¿Kimera? ¡¿Son ustedes?!— Ambos volteamos a mirar a la persona que nos hablaba desde abajo, nos llevamos una grata sorpresa al ver que era Haruno Sakura, nuestra compañera de equipo y amiga. Sonreí al verla y la saludé con la mano.— ¡¿Cuándo volvieron?!

—¡Hace unos minutos, de veras!— Contestó el rubio mientras yo lo jalaba de la mano para que bajáramos de aquel poste y nos reuniéramos con nuestra amiga pelirosa.— Ha pasado mucho tiempo, Sakura-chan.

—¡Sakura-san!— Dije mientras me abalanzaba a sus brazos y la tomaba entre los míos en un cálido abrazo. Al darme cuenta de mi acción, me separé de ella completamente sonrojada y con una sonrisa penosa.— Lo siento, creo que me dejé llevar por la emoción.

—No tienes que preocuparte por eso, Kimera-san.— Contestó la chica mientras me sonreía despreocupadamente. Miró a Naruto y luego a mí más de una vez dejándome algo confundida por su acción. Finalmente, la sorpresa se hizo presente en su rostro y se acercó un poco más a Naruto.— Tú... ¿acaso has crecido más que yo?

—¿Eh?— Naruto se midió contra ella con la mano dándose cuenta de ese pequeño detalle. Yo me había dado cuenta antes de que el chico había crecido más de la cuenta, hasta yo había crecido pero tan sólo unos centímetros. El rubio no había visto su nueva altura debido a que yo siempre fui más pequeña que él y lo seguía siendo, mi cabeza llegaba hasta la altura de sus labios así que era la más pequeña de ahí pues Sakura parecía medir pocos centímetros menos que Naruto.— ¡Oh! Creo que tienes razón.

Kimera ShippudenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora