Epílogo

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Epílogo.

Taiga se despertó con el sonido de su celular. Una llamada entrante de su esposo lo despertó completamente.

-Tetsu.- respondió aun medio dormido. Había llegado a su casa alrededor de las 7 de la mañana luego de un largo turno en la estación de bomberos.

-Taiga, lamento despertarte.

-Tranquilo, está bien. ¿Qué paso?- algo sagrado que tenía su familia era no molestarlo cuando estuviera durmiendo luego del trabajo, así que algo debía suceder para que lo llamaran.

-Hikaru se calló en la escuela y se torció una mano. Me llamaron para que fuéramos a buscarlo.

Puso el teléfono en altavoz mientras se comenzaba a levantar para ir a buscar al menor de sus hijos.- ¿Esta bien?

-Dicen que nada grave, un poco inflamado, pero me quedaría más tranquilo si lo llevas al hospital.

-Me visto y salgo, no te preocupes.

-Gracias Taiga.

Cuando la llamada finalizo el pelirrojo estaba terminando de vestirse. Tomo las llaves de su auto para ir a la primaria de su hijo.

Cuando con Tetsuya se enteraron del segundo embarazo decidieron mudarse a una casa más grande para poder estar más cómodos.

Condujo los pocos minutos que separaban su casa con la escuela de su hijo. Llego y se estación para ir a buscar a Hikaru.

El pequeño niño de 10 años lo esperaba en dirección con una venda en sus manos.

-Hikaru.- lo nombro para llamar su atención. El pelirrojo lo miro con sus ojitos celestes húmedos y su expresión tranquila. Su hijo era bastante orgulloso, esperaría a estar en el auto a salvo para soltar lagrimas.- ¿Estas bien?

Hikaru levanto su muñeca vendada.- No duele mucho.

Sonrió por lo valiente que se quería mostrar su hijo. Firmo la salida y se llevó a su hijo al hospital para que le revisaran la herida.

-¿Qué paso?- pregunto mientras iba manejando.

El pelirrojo menor, que ya estaba soltando lagrimitas.- No me vieron... Me empujaron y para no pegarme puse mi mano.

Suspiro ante el problema de siempre de su familia. Dos de sus tres hijos habían heredado era extraña habilidad para pasar desapercibidos, lo cual era gracioso ya que los dos eran los más parecidos a él.

-Lamento que tuvieras que venir a buscarme.- dijo el pequeño, sabía que su padre estaba durmiendo, cuando llego en la mañana el resto de la familia se estaba levantando para irse a sus respectivas labores diarias, supo que había habido varios llamados de emergencia a la estación durante la madrugada, por lo que su padre estuvo muy ocupado.

-No importa. Te llevare al hospital para que te revisen y Tetsu se quede tranquilo. Después iremos a comer por ahí, pero no le digas a tu padre o me regañara.- Dijo mientras miraba a su hijo por el espejo retrovisor con una sonrisa cómplice, a la que Hikaru le respondió.

En el hospital le dijeron que todo estaba bien, una torcedura que un par de días se recuperaría, pero al ser en su mano dominante Hikaru tendría que faltas a clases. Se fueron a comer unas hamburguesas luego de que salieran.

Rápidamente se les fue el tiempo mientras comían y ya era hora de regresar a casa para recibir a su hija que debía de estar por llegar.

Como todos los días su hijo saludo las dos piedras talladas en su patio con el nombre de Nigou y Hachi. Hikaru al ser el menor tenía muy pocos recuerdos de ellos, además que fallecieron cuando él era muy pequeño, pero aun así los recordaba con cariño como si hubieran estado con el toda su vida.

Porque te amo.Where stories live. Discover now