- ¿Tú lo viste? – preguntó Allie – No es que no te crea... sólo pregunto.

- Sí, claro que lo vi, se transformó en una rata, un disfraz bastante acertado... - Tonks la interrumpió.

- ¿Y de veras eres animaga? ¿En qué animal te conviertes? – Isadora suspiró un tanto divertida

- En un caballo.

- ¿Puedo ver?

- ¿Qué? ¿ahora?

- Yo también quiero ver – dijo Allie alzando una mano.

- Estás registrada, ¿Verdad? – preguntó Alaric, Isadora soltó una carcajada.

- Oh, por supuesto, igual que lo estaban James, Peter y Sirius...

Kingsley Shacklebolt entró en la sala de estar, paseaba por toda la casa montando guardia. Finalmente se detuvo junto al grupo.

- Isadora, ahora que les di la pista falsa sobre Sirius, Rufus pidió que...

- ¿Es mentira que está yendo a Tíbet? – preguntó Ric, pero Kingsley continuó con su relato.

- Mira, el cree que en algún momento Sirius intentará contactarte, tal vez para que te unas a su causa, no lo sé. Pero cree que tiene oportunidad de tenderle una trampa si vigila el perímetro, ¿Comprendes?

- ¿Mi casa?

- Exacto, ¡No te preocupes ahora! – exclamó al ver que Isadora amagaba a ponerse de pie – Aún no pidió a nadie que vigilara. De todos modos supongo que me lo pedirá a mí y a algún otro puñado de Aurores para turnarnos, así que vas a tener chance de escapar a las reuniones de la Orden

- ¿Por qué no me deja en paz? ¡Al menos podría tener el coraje de decirme que va a estar vigilándome como si fuese una delincuente o algo por el estilo!

- No creo que lo haga ahora que Sirius está tan lejos – opinó Moody mientras su ojo mágico miraba en todas direcciones y se detenía mirando a través de su cráneo.

- ¿Dónde está en realidad? ¿Lo saben? – preguntó Tonks.

- Está bajo el encantamiento Fidelio, literalmente no puedo decirlo – respondió Isadora con alivio.

- Sí, lo ideal sería que esté haciendo caso a lo que Dumbledore le pidió – interrumpió Moody poniéndose de pie y caminando hacia la puerta trasera– Ya entra aquí de una vez – gruñó con impaciencia.

Se produjo un denso silencio de expectación. Segundos después apareció un familiar perro negro, y detrás de él, Remus Lupin.

- Le dije que no lo haga – se defendió Remus ante la mirada reprobatoria de su amiga. Todos miraban con curiosidad al animal, excepto Isadora, quién le dedicó una sonrisa, y, antes de que llegase a él, Sirius volvió a su forma humana y abrazó a Isadora con firmeza, depositando un tierno beso en sus labios.

- Él tiene razón, Sirius, Dumbledore dijo...

- Dumbledore dice muchas cosas – respondió con pesadez – necesitaba verte...

- Yo también te extrañé – respondió ella. Sirius estaba notoriamente mejor que la última vez que Isadora lo había visto, básicamente como se ve una persona que descansa y se alimenta todos los días y apropiadamente. Aun así podía notar que anímicamente estaba tal vez peor, pues debía encerrarse por tiempo indefinido en el lugar que más detestaba en el universo.

Alastor Moody se aclaró la garganta. Isadora y Sirius cayeron en la realidad otra vez; tres pares de ojos los examinaban como si fuesen los seres más raros vistos jamás.

Sirius Black: el velo de la muerte¹Where stories live. Discover now