15. -Purificación por fuego

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Las hermanas Caballero llegan a la plaza de los Comuneros de Zipaquirá a eso de las tres de la tarde. Cuando lo hacen se sorprenden la cantidad de gente que está en el lugar. Es un evento tan grande que aunque hay varias tarimas con diferentes bandas tocando al mismo tiempo, ninguna interrumpe a la otra.

Cada una de las personas que está en el lugar se agrupa para escuchar la música de su preferencia o, si lo desea, tan solo da vueltas por ahí recibiendo la comida y las bebidas gratuitas.

Lucía acepta una de las bandejas que le ofrecen por más de que Irma la incita a no hacerlo. No puede evitar la tentación que le causa la comida, teniendo en cuenta que aún no han almorzado y que ya empieza a sentirse debilitada por el hambre.

Una jovencita de rostro bonito les ofrece un poco de aguardiente. Ambas lo rechazan al unísono.

Aunque están preocupadas por la suerte de su hermana poco a poco se empiezan a relajar y a disfrutar del evento. Tal vez sus padres tengan razón y Amalia solo esté tratando de recuperar todo el tiempo que perdió por culpa de la enfermedad. Lo más probable es que ahora esté con Verónica por lo que no les sorprendería encontrarse ahí a su amiga trabajando en alguna cosa.

Pasan cerca de una tarima en la que está tocando un grupo de música andina. A Lucía le gusta por lo que le pide a su hermana que se queden un rato ahí a escuchar. Irma saca el celular y toma fotografías con la esperanza de que alguna de ellas le sirva para el blog.

Después de un rato Ortiz sube a una de las tarimas y se hace silencio en la plaza. Anuncia a su invitada principal. Ambas hermanas gritan y hacen bulla, emocionadas por tener la posibilidad de acompañar a su Amalia en su primer trabajo.

Pero esa emoción se vuelve terror cuando se dan cuenta de lo que está sucediendo.

Al ver a su hermana amarrada y arrastrada por todos lados se acercan a un grupo de policías que observan el espectáculo pidiendo ayuda pero ellos no les hacen caso. Creen en la palabra del político así que están seguros que se trata de una bruja y que debería pagar por sus crímenes.

Ellos solamente están ahí para controlar los disturbios que puedan presentarse durante el evento y, por lo que pueden darse cuenta, el auto de fe tan solo es otro de los espectáculos que Ortiz tenía preparado.

Si hace unos años alguien se hubiese atrevido a decirles que estarían en esa situación, no lo habrían creído. Probablemente hasta se habrían reído argumentando que el mundo había avanzado, que los hombres habían evolucionado.

Ahora se dan cuenta que no es así.

Angustiadas y desesperadas tratan de llegar cerca de su hermana para rescatarla pero no pueden por la cantidad de gente que se ha aglomerado cerca de la tarima en la que se encuentra Amalia.

—Llama a mamá para que vaya a la policía y denuncie lo que está pasando —grita Irma a su hermana para hacerse escuchar entre el bullicio. Sin embargo, antes de que Lucía pueda sacar su celular escuchan una voz conocida que las hace mirar nuevamente hacia la tarima.

Se trata de Verónica.

Aunque no pueden evitar el terror que les causa su aspecto actual, lo que más les sorprende es darse cuenta que su amiga está involucrada de alguna manera con todo lo que le está sucediendo a su hermana.

Cuando salgan de todo esto le pedirían explicaciones.

Sinceramente no saben cómo sentirse al respecto. Nadie les había enseñado cómo podían reaccionar a una situación así, por lo que no tienen claro si debían sentirse traicionadas o aliviadas.

Tienen que admitir que si ella hubiese llegado un día contando que era una bruja no la habrían tomado en serio. Pero igual se sentían molestas porque no lo había hecho. Tal vez, si desde el comienzo les hubiera contado lo que estaba sucediendo no habrían llegado hasta esta situación tan extrema.

Sin embargo agradecen que haya llegado para salvar a su hermana. Tal vez, solo tal vez, esa noche no sería su última noche después de todo.

El fuego avanzaba rápidamente por el cuerpo de Amalia, que se siente incómoda por culpa del calor. El humo se expande. Solo tiene que aguantar un poco más hasta que Verónica la libere del todo.

Ellas también hacen lo que pueden por acercarse a la tarima.

No entienden del todo lo que sucede con el público, pero su corazón se alegra de que corran despavoridos. Tendrán tiempo de trabajar en sus sentimientos hacia Verónica luego.

Cuando llegan se ofrecen a llevar a Amalia al hospital, ha perdido el conocimiento y está muy maltratada así que deben irse pronto y llevarla al hospital para salvarle la vida. Verónica se las entrega.

Mientras caminan, las personas que están cerca insultan a las hermanas y las golpean con lo primero que encuentran, especialmente aquellos que están bajo los efectos de alcohol. Ni a Irma ni a Lucía les importa, lo que les preocupa ahora es proteger a su hermana y llevarla a salvo hasta un lugar donde puedan atenderla pronto.

Cuando tienen la mitad del camino recorrido se topan con dos hombres de cabeza rapa que no las quieren dejan pasar. Son los mismos que se llevaron a los religiosos que defendían a Amalia hacia la catedral.

Parecen peligrosos.

—¡Escuchen todos! —grita uno de ellos señalándolas— Estas mujeres se están llevando a la bruja. No debemos permitirlo.

Sin importar que los seres invisibles aún los hostiguen, quienes se sienten ultrajados por Amalia empiezan a rodear a las hermanas. No van a dejar que la bruja se escape sin pagar por sus crímenes.

Están tan llenos de odio y alcohol que deciden actuar por su propia cuenta, cegados por la rabia que les produce la injusticia cometida hacia ellos.

No necesitan que Ortiz esté ahí para darles órdenes.

A punta de golpes y empujones arrancan a Amalia de los brazos de sus hermanas.

Mientras Lucía hace lo posible por recuperarla, Irma grita y llora.

No sabe si su hermana la escucha pero le dice que la ama, que todo estará bien. Pronto vendrá Verónica para salvarla. Se ha vuelto más fuerte ahora que parece ser una bruja así que pronto volverán todos a casa y comerán la cena que su mamá les debe estar preparando.

¿Por qué Verónica se demora tanto en volver? Su hermana está siendo golpeada y pellizcada.

Irma grita.

Quiere tomar la mano de Amalia, decirle que está ahí para ella. Pero no puede, las personas que le hacen daño no le dejan acercarse. Se está yendo. Sabe que la vida de su hermana se apaga frente a sus ojos y ella no puede hacer nada más que llorar.

¿Dónde está Verónica? ¿Por qué no está ahí ayudándolas?

Un grito final y desgarrador por parte de las hermanas Caballero le hace entender a los agresores que la bruja ya está muerta. Amalia se ha ido. Sin embargo, para no correr ningún riesgo de que sobreviva la llevan de nuevo hasta la tarima y la arrojan a la hoguera que aún está encendida.

Su cuerpo empieza a consumirse en el fuego.

Un olor asqueroso a carne y cabellos quemados es lo único que queda de la joven de enorme sonrisa y grandes ambiciones que había regresado de la muerte con un milagro. 

La danza del carnero [Tomo I: Grimorio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora