3.3 -La enfermedad de Amalia

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Las cuatro amigas buscan un 'corrientazo' para comer, un lugar donde preparan comida económica y casera. Lo encuentran a unas cuadras de la plaza principal, se acomodan como pueden en las sillas de plástico y piden el menú del día. Verónica nota de nuevo que alguien las observa por lo que decide disimular viendo las noticias en la televisión.

Una mujer con maquillaje excesivo y el cabello pintado habla sobre los recientes movimientos de la contienda electoral: Alexander Ortiz acaba de anunciar a su nueva fórmula presidencial así como su retiro del partido político al que pertenecía hasta entonces. Al parecer tratará de obtener firmas para validar su candidatura.

La música escandalosa de las noticias de última hora interrumpe a la periodista. Una avalancha de tierra sepultó un municipio al sur del país. Las imágenes son impresionantes y aún es pronto para evaluar los daños, sin embargo, se cree que hay una gran cantidad de víctimas mortales. Esta tragedia se suma a los estragos causados por la temporada de lluvias que este año ha sido más fuerte de lo normal: hasta el momento se reportan un sinnúmero de departamentos inundados y miles de damnificados, por lo que las autoridades piden precaución a la ciudadanía.

La comida llega antes de que acabe la noticia.

Mientras la mesera acomoda los platos, Amalia se queja del dolor en las extremidades. Verónica le ayuda a calmarlo con masajes.

La enfermedad que tiene su amiga es degenerativa, se conoce como Ataxia de Friedreich y afecta los músculos. Se produce por culpa de un gen defectuoso heredado por ambos padres. Como es extraña, aún no existe un tratamiento que pueda curarla, por esta razón los últimos años han tenido que ver como la condición de Amalia empeora sin poder hacer mucho por ella.

Al comienzo caminaba chistoso y era un poco torpe para hacer actividades físicas, pero con el tiempo las cosas se fueron poniendo peor. Los médicos decían que era otra cosa, algo que tenía que ver con la columna vertebral. Hasta que, finalmente, uno de ellos dio con el diagnóstico y todo empezó a tener sentido: sus pies arqueados, su dificultad para hablar, los problemas de visión y las frecuentes caídas que la hacían pasar por borracha. Desde entonces ha perdido poco a poco la fuerza de sus músculos hasta llegar al punto de necesitar una silla de ruedas para poder moverse. Lo que más les preocupa ahora es la insuficiencia cardíaca que es, básicamente, la razón por la que las personas con Ataxia tienen una muerte prematura.

―No tienen idea de lo feliz que me hace todo esto del blog ―comenta Irma mientras corta la carne de Amalia―. Nunca pensé que me iba a alegrar tanto al ver como las estadísticas van creciendo. Cuando recibí mi primer comentario casi que salté de alegría durante una semana. Creo que encontré el 'hobby' que más me hace feliz y que además me da ingresos adicionales al trabajo que hago en la oficina ―entrega el plato a su hermana y empieza a comer su comida―. El día de mañana si quedo desempleada tengo una fuente de ingresos que sé que no me va a fallar mientras encuentro otro trabajo ―continúa―. Es que así es como debe ser la cosa: si uno quiere empezar a crear riqueza debe tener fuentes de ingreso diversas y mantener el bolsillo a raya.

»Con los excedentes que obtengo planeo hacer diferentes inversiones para seguir aumentando las fuentes de ingresos y dejar de depender de una sola. No quiero volver a tener problemas de dinero nunca más ―toma un sorbo de jugo de fruta para pasar la comida―. No sé por qué la gente dice que no hay oportunidades y termina yéndose si lo que hay son cosas para hacer: en vez de quejarse hay que trabajar para crearlas, finalmente somos nosotros quienes construimos al país.

»Si no consigues trabajo puedes formar empresa o volverte independiente, pero siempre enfocándote en algo. Todo está en entender el mercado, sus necesidades y las tendencias. Ahí está la clave para salir adelante: dejar de ver los problemas como un obstáculo y pensar en ellos como una oportunidad, como algo que se puede arreglar y ganar dinero haciéndolo.

»Ya verán que con todo esto algún día compraré una casa enorme de un solo piso con piscina para que Amalia pueda vivir como una reina... ¿Qué? ¿Por qué me están mirando así? ¡No he dicho nada malo esta vez! ¿Verdad, Vero? Yo sé que tú me apoyas.

―No tengo nada que decir al respecto ―bromea Verónica, metiéndose un bocado enorme de comida―. Tú eres la mayor y la más sabia ―completa con la boca llena.

―¡Cuidado te atoras! ―la reprende Lucía.

Verónica voltea los ojos y termina de pasar, le saca la lengua a su amiga antes de meterse un nuevo bocado del mismo tamaño.

―Por cierto, Vero ¿qué te han dicho del trabajo? ―pregunta Irma―. ¿Aún estás esperando que te llamen?

Verónica traga para responderle a Irma pero ella la interrumpe para contestarse a sí misma la pregunta que acaba de formular.

―Ya pasaron dos meses, creo que ya no te van a llamar ¿Tienes más opciones? ¿No te gustaría hacer un blog? ¡No es una idea tan mala teniendo en cuenta todo el tiempo libre que tienes! Yo te podría ayudar si quieres, te puedo enseñar lo que sé. Me preocupa tu deuda y tu papá... ya sabes cómo se pone...

―¿Por qué no la dejas comer tranquila? ―interviene Lucía, exasperada.

―¡Yo solo quiero ayudar! Creo que el verdadero problema de Verónica es que aún no sabe lo que quiere en la vida y por eso no tiene idea qué es lo que debe hacer. Siempre está haciendo lo que los demás le piden que haga pero no se da tiempo para ella, para conocerse a sí misma... ―se detiene al estrellarse con la mirada enojada de su hermana menor―. ¡Bueno, está bien! ¡Ya me callo! No me mires así...

El resto del almuerzo transcurre en silencio, la última en acabarlo es Amalia. Como se le dificulta tragar tiene que tomarse su tiempo para masticar muy bien y así no atorarse. Cuando finalmente termina, Irma se levanta de la mesa para pagar la cuenta mientras las otras tres se alistan para salir.

Se vuelven a reunir afuera.

Nada más salir, Verónica nota que el cielo está oscuro y que se acerca una tormenta.

―Hoy es miércoles de semana santa, eso significa que a las dos de la tarde empieza la procesión ecológica en la que los feligreses llevarán un árbol para plantar... ese es el tipo de cosas que le gustan a Lucía ―murmura Irma para sí misma revisando la programación con el dedo.

Luego verifica la dirección en su celular para saber cómo llegar allí, mientras lo hace no puede evitar comentar, sin darle mucha importancia, que siente que alguien las mira. Sin embrago atribuye a que tal vez no tienen muchos turistas y por eso causan sensación.

La danza del carnero [Tomo I: Grimorio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora