29: Lo intenté, pero jamás podré quererte

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Capítulo 29 | Lo intenté, pero jamás podré quererte

14:25hrs. Maggie:

¡¿LUCY?! ¿Lucy Davis es tu ex esposa? ¿Nunca se te pasó por la cabeza comentármelo?

Después de la conversación con la señorita Lucy, donde le dije que a veces había que dar segundas oportunidades —abogando por Mark pues sabía cuánto la extrañaba—, me retiré de allí con rapidez. Mientras la escuchaba lamentarse por él, no dejaba de pensar que el mundo era muy pequeño y que me sentía como la peor mujer del mundo. Aun cuando no sabía que Lucy había sido esposa de Mark, mis entrañas me gritaban «¡traidora!».

14:27hrs. Mark:

Se dice el pecado, más no el pecador. Además, ¿hubiese marcado alguna diferencia?

14:28hrs. Maggie:

Hubiese marcado toda la diferencia, Mark. Era suficiente pecado haberlo hecho contigo, mi jefe, rompiendo la única regla del programa. Ahora resulta que eres el ex esposo de otra de mis jefas, y una que confía en mí.

14:30hrs. Mark:

Ella no se enterará. Nadie se debe enterar, así que concéntrate en el trabajo. Ahora que sabes quién es la mujer de mi vida, quedo esperando que cumplas tu parte del trato. 

Puse los ojos en blanco, borré el chat y me dirigí a la oficina. Mi mente por supuesto no estaba enfocada en el trabajo, aunque Tom intentó hacerlo más fácil. Yo tenía suficientes cosas en la cabeza sobrecargándome:

Nathaniel y sus múltiples personalidades.

La obligación de mejorar mi rendimiento este mes si no quería ser expulsada.

Ian y sus miradas extrañas hacia mí. Algo tramaba.

Haber roto las reglas con Mark.

Haberme acostado con el ex esposo de Lucy Davis.

¿Algo más? Por supuesto: faltaban tres semanas para la boda de mi hermana, lo que significaba que tendría que irme a Florida a revivir malos momentos, reencontrarme con gente indeseada, conocer al nuevo novio de mamá, intentar parecer feliz por el embarazo de mi hermana menor, y observar a mis padres actuar incómodos conviviendo en el mismo espacio.

—Hay que ponerle nombre a nuestro cuartel general —mencionó Tom llevándose una mano al mentón.

— ¿Cuartel general?

—Ahora que estamos juntos en esto, tenemos que oficializarlo en secreto. Tenemos que bautizar nuestra casa. Se me ocurre Wakanda, ya sabes, como el hogar de la Pantera Negra.

No pude evitar reírme y llevar la mano a su cabello para batirlo un poco.

Después de la cena de Acción de Gracias, Tom y yo nos sinceramos. Él me contó todo lo que le había ocurrido con Brianna y su perspectiva sobre la competencia, y yo le conté toda mi experiencia con Nathaniel, incluidos todos los «consejos» que él me dio. Llegamos a la conclusión que ni Brianna ni Nate eran de fiar, especialmente después de que los vimos en una actitud extraña en Acción de Gracias.

Así que tomamos tres decisiones:

Tom y yo seríamos aliados.

Jugaríamos el mismo juego que Brianna y Nate.

Nos quedaríamos hasta el final, conservando nuestros principios. O al menos la mayoría de ellos.

Dado que vivíamos juntos, resultó un poco tonto que no hubiésemos llegado a ese resultado antes. Ahora que Melanie no estaba, necesitaba a alguien cercano, y sabía que él también. Ambos sospechábamos que Brianna y Nate estaban confidencialmente aliados. Y Oliver siempre andaba por su cuenta, así que tampoco era una opción.

Vendiendo el amor © ✓ [Vendedores #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora