Capítulo 3: Príncipe azul

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—Espera, estoy cerca—murmuro con poca voz.

—Ya casi Rin—uno de mis compañeros de trabajo murmura y yo solo flexiono más las piernas.

—Ya casi estoy cerca—estiro la espalda para que pueda estar más a la altura correcta.

—¡Rápido que no aguanto más!—me grita desesperado.

—Listo—tomo la caja y con ayuda de Hiten bajo de la espalda de Kabun.

—Dios, nadie se imagina que tu cuerpo pueda pesar tanto—ruedo los ojos mientras abro la carpeta.

—Deja de quejarte, no es mi culpa que la oficina del conserje este cerrada y no hayas conseguido la escalera—él se cruza de brazos y rueda los ojos.

—Bueno—le paso la carpeta y él me mira—gracias—le doy una sonrisa de boca cerrada.

—Ya es hora de que me marche, espero y se diviertan—salgo de ahí y busco mi cartera.

—Rin, espera—Hiten se acerca y me sonríe.

—¿Sucede algo?—pregunto con mi cartera en mi brazo derecho.

—Solo...

—¿Si?—lo animo a que hable.

—¿Quería saber si estas libre este fin de semana?—muerdo mis labios.

—Hiten, sabes que lo que paso fue un error. No me gusta ligar lo profesional con lo personal, lo siento—él me mira en silencio. En la sala solo quedamos nosotros y Kabun que anda en algún lugar leyendo su trabajo.

—Me gustas mucho Rin—cierro los ojos sin saber cómo rechazarlo y que no sufra.

—Lo siento de verdad, pero no estoy interesada en ti—él asiente.

—Pero esa noche sentí la química entre nosotros Rin—pongo una de mis manos en sus hombros.

—Esa noche no se volverá a repetir porque fue un error que nunca cometo—le digo—me deje llevar, pero eso no se volverá a repetir entre nosotros—me dispongo a caminar, pero él me detiene y sin darme cuenta me besa. Abro los ojos con sorpresa y lo aparto.

—Rin, deja que te demuestre...

—Nada—lo corto enojada—no me demuestres nada porque nada habrá entre nosotros, buenas noches—camino lejos de él.

Aun no comprendo la obsesión que tiene conmigo. ¿Cómo le gusta una persona que solo está con él en el trabajo y no sabe nada de ella? No lo comprendo, al parecer una noche conmigo en la cama lo ha amarrado a mí. Eso no me lo esperaba.

Hace tres días fui a entrevistar a Inuyasha Taisho y descubrí que Sesshomaru era hermano de la persona que más se habla en estos días. No lo he visto nuevamente y eso que quería verlo, es una lástima.

También el trabajo me tiene muy enfocada a ello, más ahora que se sabe que la secretaria de Inuyasha es en realidad su novia. No creo que sea verdad, yo pude ver la relación de ellos, pero también me di cuenta de que a Inuyasha ella no le es indiferente.

Salgo y la brisa fresca de la noche hace que mi cabello se alborote. Los vellos de mi piel se erizan y bostezo cansada. Camino a mi coche y una mano se posa en mi boca haciendo que mi corazón se paralice.

Sin medir las consecuencias con mi codo golpeo hacia atrás haciendo que la mano que tapaba mi boca se suelte, doy la vuelta y mi pierna sale volando por reflejos dando en el estómago de la persona.

—¡Maldición!—abro los ojos al ver a Sesshomaru en el piso.

—Mierda, lo siento, lo siento—me disculpo ayudándolo a ponerse de pie.

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