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Derek con rapidez descubrió que ser enviado a casa fue una bendición disfrazada. Si aún estuviera en la estación, probablemente habría pasado toda la tarde sentado en su escritorio, ignorando su creciente papeleo mientras pensaba en Stiles. En vez de eso, con su tarde libre pudo encontrar adecuadas distracciones. Se puso al día con todo lo que tenía atrasado, limpió y relleno su refrigerador, limpio su apartamento e incluso dejo perfecto su preciado Camaro, cambiándole hasta el aceite para que corriera mejor que nunca.
Justo después de las 8 p.m., Derek volvió a entrar a su apartamento con grasa en sus manos y sudor en su cuerpo. Se estiro contento, sintiendo dolor en cada musculo, lo que indicaba que había sido un día productivo. Después de ordenar comida china, estaba demasiado cansado para cocinarse algo, y tomar una rejuvenecedora ducha, Derek se paró en su dormitorio con solo una simple toalla blanca alrededor de su cintura y delibero que ropa podría ponerse. Algo cómodo, por supuesto, así que fue de inmediato al último cajón de su cómoda, que contenía todos sus chalecos y pantalones de buzo. Todos se sentían divinos, pero nunca había mostrado su rostro en público usándolos, tenía una reputación melancólica que mantener después de todo.
Es entonces que lo ve.
De manera reverente, Derek toma el  sweater azul marino de Stiles y lo aprieta contra su pecho desnudo, una oleada de cariño lo invade. Está cargada de tristeza por obvias razones, pero el sweater viene con una de sus mejores memorias, una que nunca falla en calentar su corazón. Era una ordinaria tarde de domingo. Estaban sentados lado a lado en la cama de Stiles, habían estado jugando videogames por horas y Derek estaba dando la pelea en Mario Kart Wii. Era la vuelta final de Rainbow Road y Derek estaba en primer lugar, listo para gritar victoria, una completa anomalía, porque normalmente le pateaban el trasero. Pero entonces Stiles había salido de la nada con una impecablemente bien dirigida Green Shell y le había ganado la victoria. Derek había terminado en cuarto lugar, pero no podía enojarse por eso. No cuando miro a Stiles, quien estaba usando el sweater, y vio  la gran sonrisa en su rostro.
Derek hace años que sabía que él y Stiles eran destinados, pero siempre lo había sentido como el destino, como algo que debía suceder. Fue en ese momento que de verdad se dio cuenta lo que significaba ser destinado. Stiles se estaba riendo de la falla de Derek y todo lo que Derek podía pensar era en lo enamorado que estaba.
Cuando Stiles había desaparecido, Derek se había robado unos cuantos artículos de ropa del closet de Stiles, incluido el sweater. El  aroma de Stiles era la única cosa que lo ayudaba a dormir de noche, manteniendo a raya las pesadillas que había comenzado a sufrir, en las que veía todos tipo de cosas horrorosas que le sucedían a su destinado perdido. Dormía con algo de la ropa de Stiles en su mano cada noche, incluso después que el aroma de Stiles se había ido.
Con una cálida sonrisa, Derek se puso el sweater y selecciono unos pantalones de buzo gris para completar el traje relajado. El sweater le quedaba apretado pero no le importaba. Habiendo calculado las cosas a la perfección, salió de su habitación justo cuando sonó el timbre. Su estómago gruño en anticipación, dejo entrar al repartidor al edificio y espero que tocara a su puerta y entonces, 35 dólares después, Derek se sentó en su sofá de cuero negro en la sala para comer su merecida cena, en la TV estaban pasando una película antigua que sirvio como ruido de fondo mientras unas cervezas frías lo esperaban en la mesa de café.

* * *

Cuando aparecieron los créditos finales, Derek estaba a punto de quedarse dormido, su estómago lleno de comida y de alcohol mezclado con wolfsbane. Justo cuando se dejo caer completo sobre el sofá, su teléfono sono a su lado, despertándolo de manera ruda. De mala gana agarro el pequeño aparato y lo reviso, rodando los ojos cuando vio que es otro texto de Laura. Había recibido varios en el transcurso del día, al igual que en los últimos cuatro años en este horrible día.
Derek entiende la razón tras esto, ella está preocupada por él después de todo, pero aun así lo molesta demasiado. Los textos normalmente están escritos de manera muy cuidadosa, preguntándole como esta y si quiere compañía, pero el texto nuevo es diferente. No es gentil si no duro, y contiene una amenaza tan típica de Laura que atenúa un poco su molestia. Solo un poco. Si él no le responde, cosa que no ha hecho en todo el día, entonces ella marchara hasta su apartamento para chequearlo en persona. Nada suena más desagradable para Derek en esos momentos, así que con rapidez escribe una respuesta y se la envía, esperando que sea suficiente para disuadir a su hermana de que no venga de visita cuando más desea estar solo.
Estoy bien. Te hablare en la mañana.
No espera a ver qué le responde ella.
Sus ojos se empiezan a cerrar y Derek decide acostarse temprano. Deja los contenedores de comida china vacíos sobre la mesa de café para lidiar con ellos en la mañana y se dirige al baño, sin ganas se lava los dientes y sin desvestirse se deja caer en la cama sin siquiera taparse. En cosa de minutos está profundamente dormido.

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- El presente: martes 26 de enero, 2016 -
Unas cuantas horas después Derek despierta por un ruido, con ojos alerta revisa la habitación en busca del responsable. Nada parece fuera de lugar, y cuando el ruido se repite suena distante, como si viniera de afuera. Su ventana está abierta, inundando la habitación con aire frio, y por primera vez Derek se da cuenta que está tiritando. Se levanta y asoma su cabeza por la ventana, pero no ve nada cuando mira el callejón abajo, está demasiado oscuro. Justo cuando entra y va a cerrar la ventana, escucha el sonido por tercera vez y lo identifica como un largo gemido.
Probablemente un ebrio errante, piensa Derek calmándose mientras camina por su apartamento hasta la puerta principal. En su camino piensa brevemente en agarrar su arma que está colgada en un gancho en la pared, pero al final decide que no. Debería esperar lo inesperado, quizás la perturbación no es algo tan inocente como un civil ebrio después de todo, pero si necesita defenderse tiene sus garras.
Sus instintos entran en función, Derek abre la puerta y sale al pasillo. Todos en su piso parecen estar durmiendo pacíficamente, cosa buena porque le hace lidiar con lo que sea que esté pasando afuera con más tranquilidad. Avanza por el pasillo y baja por las escaleras hasta el primer piso, pasa por las casillas de correo y el elevador hasta la entrada. El vestíbulo está bien iluminado, así que Derek no puede ver nada a través de las grandes puerta de vidrio si no que una masa oscura. Le toma unos segundo a sus ojos ajustarse a la oscuridad, pero la luz del foco en la calle esta cumpliendo con su función, y cuando puede ver mejor se mueve en silencio y con cuidado hacia un costado del edificio, hacia donde está ubicada su ventana. El callejón oscuro contiene normalmente unos botes de basura viejos y una oxidada escalera de incendios.
Pero allí, yaciendo en medio del delgado callejón esta un hombre joven.
Los únicos rasgos que Derek puede distinguir en estos momentos son su estatura, aproximadamente la misma de Derek, su contextura, y su corto cabello castaño. Algo de él le parece familiar, pero Derek no se da tiempo para ver que puede ser. Porque cuando se acerca, al parecer inconsciente hombre, huele sangre.
Sangre fresca.
– ¿Hola? –  llama Derek parándose junto al hombre.
No hay respuesta, pero puede escuchar que la respiración del hombre es profunda y pausada. Tranquila.
Entonces solo está dormido.
Agachándose, Derek toca el hombro del extraño, moviéndolo esperanzado de que despierte. Pero no responde. Frunciendo el ceño, Derek lo rueda de espaldas, pensando que quizás se golpeó la cabeza o algo, su equilibrio perturbado por el trago. No registra el hecho de que no huele alcohol en el aire, porque cuando ve el perturbador rostro pálido del hombre, su cerebro deja de funcionar.

* * *

Laura llega al edificio de Derek y entra apresurada, apurando sus pasos por la preocupación por su hermano. Recibió su llamada hace solo diez minutos, y su molestia por la interrupción de su tiempo a solas con su marido desapareció apenas  escucho lo desesperado que sonaba. No era típico de él mostrar tal emoción, tanta que no pudo articular más que "Por favor, tienes que venir. Necesito saber si esto es real."
Así que ella dejo todo.
Corriendo por las escaleras hasta el segundo piso, Laura se apresuró hasta la puerta de Derek y se detuvo al encontrarla abierta. Una vez más, esto no era típico de su hermano, quien, debido a su trabajo y al hecho de que tenía un arma de fuego con él, era muy escrupuloso sobre la seguridad. Con precaución, Laura empujo la puerta y entro, llamando a Derek. Ella no escucho movimiento, ningún sonido, lo que hizo aumentar su preocupación. Avanzando, Laura echo una ojeada en la cocina y siguió avanzando al verla vacía. La sala fue su siguiente parada, donde encontró a Derek sentado en la mesa de café, sus manos cubriendo su boca. Tenía los ojos muy abiertos mirando algo sobre el sofá, algo que ella no podía ver desde su posición en el pasillo.
– ¿Derek? –  repitió nerviosa. – ¿Que sucede?
Su hermano no dijo nada por un momento, y luego:
– ¿Puedes verlo? –  pregunto con voz baja. – Dime que también puedes verlo.
– ¿Ver a quién?
Acercándose, Laura se paró al lado de su hermano para entender que lo tenía tan cautivado. Cuando lo vio, comprendió el porqué.
– ¿Es ese...? –  jadeo.
Lucia diferente de la última vez que lo había visto, pero aún era el mismo. Sus piel cubierta de lunares estaba muy pálida, tenía el rostro demacrado, profundas ojeras bajo sus ojos cerrados y tenía cicatrices en su mejilla izquierda que Laura sospecho con una oleada de rabia podían ser causadas por garras. Tenía un pequeño corte en la frente, ya con costra, y su cabello castaño estaba enredado y con sangre. Su ropa parecía lucir nueva pero estaba increíblemente sucia.
– Tú también lo ves, ¿cierto? ¿Esto no es un sueño?
La pregunta hizo reaccionar a Laura y encontró que ahora los ojos de él estaban posados sobre los de ella. Estaban brillosos, lágrimas esperanzadoras a punto de caer y eso le rompió el corazón. –  Sí. Yo también lo veo, – le respondió ella con una sonrisa.
Derek se arrodillo frente al sofá y puso una mano sobre el pecho del hombre inconsciente.
– Stiles...

Humpty DumptyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora