Capítulo 9: Al borde de la muerte y chico guapo.

4.2K 221 37
                                    

Mi espalda colisionó violentamente con la pared del ascensor, ahora estático, los brazos de Evan estaban alrededor de mi cuello puestos en la pared. Podía apreciar perfectamente lo fornidas que estaban sus extremidades, pero ese no era el punto, porque lo odiaba. 

Él comenzó a acercarse más a mí. Por un momento, creí haber sentido un déjà vu.

Yo volteé mi cabeza a un lado de modo que no pudiera besarme, que seguramente era su intención, y coloqué mis manos en su pecho para tratar de empujarlo pero él estaba muy rígido como para moverse.

Tenía que hallar una manera de presionar el botón con la campanilla para pedir auxilio. Pero no tenía idea de cómo escapar del idiota que tenía enfrente.

—No me digas que vas a intentar violarme... —advertí cerrando los ojos con fuerza.

—Puede —contestó, esbozando una sonrisa.

 —Oh no, ni se te ocurra —repliqué, y flexioné ligeramente mi espalda para pasar por debajo de sus brazos. Lo hice y no pude evitar sonreír satisfecha.

—Uhm, con qué quieres jugar...  —murmuró, esbozando una sonrisa torcida.

Meneé la cabeza en negación, y durante los cortos segundos que tuve libre extendí mi mano para presionar el botón pero cuando estuve por hacerlo algo me detuvo. El ascensor descendió un poco con un ruido estrepitoso.

—Deberías dejar de moverte, o el ascensor va a caer —aconsejó  Evan, poniendo sus manos en mi cintura y arrastrándome hacia él, con una tranquilidad envidiable, de la que yo estaba careciendo en esos momentos. 

—Púes prefiero morir por el ascensor, a morir violada —espeté con firmeza, tratando de quitar sus manos de mi cintura.

—¿Enserio crees que voy a violarte? —siseó cerca de mi oído, y los vellos de mi nuca no tardaron en erizarse, como era habitual. Tragué saliva. Luego, sentí sus cálidos y suaves labios plantar un beso en mi cuello. Me estremecí ante el tacto y mi estómago dio un vuelco. Percibí una inmensa ola repugnancia recorrer mí cuerpo. 

—Detente.

—¿Por qué?, ¿te gusta?

—Me da asco —escupí, meneando la cabeza.

 —¿Ah sí? —cuestionó y volvió a besar mi cuello. Experimenté las mismas sensaciones.

—Sí, así que ya detente —bramé, poniendo una mano en la zona de mi cuello que él besaba.

Y cuando sentí que aligeró su agarre, corrí hasta una esquina del ascensor. Esté, volvió a descender abruptamente provocando que mí corazón latiera con más fuerza del susto. Íbamos a morir.

Evan caminó a zancadas hacia mí, y cuando estuvo por llegar, el ascensor volvió a descender.

—¿Sabes? Si no quieres morir hoy procura quedarte en un solo sitio —reprendí.

—Púes deberías tomarlo tú en cuenta, porque yo no soy el que corro de un lado a otro —se excusó.

—No tengo idea de lo que quieres hacer conmigo, ¿qué se supone que voy a hacer? —interrogué, con obviedad.

—Terminemos con esto de una vez por todas —expresó con firmeza, y sin darme tiempo de huir, tomó mi cara entre sus manos y juntó sus labios con los míos.

Me besó.

De hecho, me estaba besando.

Él estaba consciente de lo mucho que me atormentaría eso por el resto de mi vida. Y Yo obviamente no seguía el beso, pero besaba malditamente bien, era como si sus labios encajaran con los míos y eran suaves y cálid.... ¡¿Qué mierda estoy diciendo?! Era asqueroso, asqueroso, asqueroso.

Mi dulce pesadilla ©Where stories live. Discover now