Capítulo 40: Condenados

190 0 0
                                    

Observo la perilla por más tiempo del que quisiera, puedo oír su voz al otro lado dando órdenes a sus seguidores, respiro hondo sosteniendo la perilla con fuerza, la giro por fin entrando de nuevo a su despacho. Levanta la mirada detrás del escritorio, una sonrisa se asoma en sus labios en cuando me ve entrar.

—Váyanse—ordena sin apartar la vista de mí.

Los demonios salen del cuarto sin cuestionar, el último se encarga de cerrar la puerta otorgándonos algo de privacidad.

—Regresaste—se acerca dejando lo que sea que estaba haciendo.

—Te dije que lo haría—atrapa mis caderas pegándome a él. —Aunque estoy molesta contigo, no me dijiste que sería así de difícil.

Me aparto de él, sus manos me aferran a él sin intenciones de dejarme ir.

—No estaba seguro de que dirías, además, mi padre fue quién me lo confesó después de tu partida, yo no sabía que tendrías que buscar a un ángel para abrir el portal, de saberlo no te habría arriesgado—sus labios acarician mi cuello, pongo mis manos en su pecho separándolo de nuevo.

—Adam.

—¿Qué? —pregunta fastidiado, sostiene mi mentón con fuerza frustrado por detenerlo otra vez, sus ojos se concentran en los míos. —¿Te arrepientes de algo?

—No.

De no ser por esto no hubiera conocido a Julian o a Maia, tampoco Archer y yo nos hubiéramos vuelto tan cercanos como lo somos ahora.

Exhala más calmado, dejando ir de mi rostro para regresar su mano a mi cintura, siento su pulgar acariciar el hueso en mi cadera.

—¿Entonces que pasa? ¿Por qué te siento tan distante? Estoy aquí Eve, ya no soy un espejismo.

Atrapa mis labios con los suyos, comprobando sus palabras.

—Pam, Stephan y Travon murieron hace unos días—lo detengo, se aparta un poco para verme.

—Tú la mataste—asegura muy convencido, me quedo callada esperando su reacción. —Tardaste más de lo que creí.

Esboza una sonrisa orgulloso.

¡¿Qué?!

—¿De qué hablas?

—Pamela se estaba convirtiendo en un problema, necesitaba deshacerme de ella—se encoje de hombros con indiferencia, regresa a su tarea de besar mi cuello, aspirando mi aroma en el proceso.

—¿¡Y decidiste que lo mejor era que yo lo hiciera?!

Este demonio me utilizo, vaya pedazo de...

—Sabía que no ibas a fallarme, nunca lo haces.

No lo entiendo, creí que tenían algo entre los dos, un amorío.

—Pamela se encargó de hacerme saber que había algo entre ustedes antes de que muriera—digo para detener sus manos que empiezan a subir la tela de mi blusa, pero no logro detenerlo por mucho, una sonrisa se dibuja en su rostro, mientras escabulle sus dedos por debajo acariciando mi piel, buscando más contacto conmigo.

—¿Celosa?

—¿Entonces es cierto? —digo sonando más molesta de lo que pretendía.

—No, mi dulce pecado, ella era la que me pretendía, yo nunca la correspondí. Tal vez hubo uno que otro beso, pero nada más. Tú sabes que desde que bajaste al infierno captaste mi atención. Tu eres la única que me importa—me besa de nuevo con vehemencia, no puedo devolverle el beso, no se siente bien porque no es mi ángel el que está besándome.

Ángel de la muerte [TERMINADA✔]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن