Capitulo 28

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¡Corre por tu vida!

La relación que Harry y yo llevábamos era la más extraña del mundo. Zayn, quién me odiabas desde las últimas dos semanas por hacer que se ganara a una porrista loca respirando todo el tiempo sobre su cuello, afirmaba que el enrulado chico tenía un enigmático interés en mí, pues asegura que su atención era inusual.

Pero era de esos que un día, no sé, por ejemplo me llevaba a su casa contra mi voluntad, me aplastaba vilmente y luego me hacía rogarle para que me llevara a mi vecindario sana y salva, y pasaban semanas en las que no me dirigía la palabra en absoluto.

Empezaba a extrañar las tutorías; aunque prácticamente yo hacía todo su trabajo, pasaba más tiempo con él, más seguido. Debo admitirlo, no lo supe aprovechar. Y ahora que mi cabeza era un boikot que se debatía sobre sí en verdad me gustaba o no, ansiaba recuperar esos momentos que de alguna u otra forma nos llevaron a esta locura.

Y allí estaba yo, enana, escuincla, lo que sea, entrando a la cafetería de la escuela en la hora del almuerzo. Sin Zayn, esta vez, quién parecía estar muy ocupado con otra chica, y era aniquilado visualmente por Ally, desde una mesa llena de porristas no muy lejos de allí. No le reclamaría por dejarme sola. Tenía derecho a conseguirse a alguien que no fuera tan sofocante. Zayn no me había perdonado esa cita del todo, me obligaba a hacer sus deberes y masajear su espalda hasta que sintiera que todo valió la pena, porque en realidad sólo había conseguido que Styles perdiera todo su interés en ella ya que "odia" a las chicas que le falten, y se supone que el día del juego, en la noche, habían quedado de verse, y para Zayn eso no era suficiente. Según él, todo lo que él hizo era para que mínimo llegara a segunda base. Cosa que obviamente no pasó.

Hice la fila tranquilamente, tomé un bol de fruta, una caja personal de nachos con queso y una coca cola para almorzar. Pagué lo necesario y me paré a un costado de la cafetería para divisar un mesa vacía o siquiera un asiento en la mesa de los ñoños en donde sentarme e ignorar sus incomodas preguntas sobre el género femenino; pero para mí mala suerte todo estaba lleno.

Zayn se apiadó de mi pobre alma y me hizo una seña para que fuera con él, a la mesa de los jugadores o porristas, o chicos que no hacían nada pero eran populares. Negué con la cabeza. Sólo en unas ocasiones de total desespero he aceptado esa oferta y, en verdad, es de las peores experiencias que he vivido.

Me decidí por ocupar una mesa campestre, sujeté con firmeza la bandeja y giré rápidamente dando un corto mediopaso frustrado por el pecho de un chico. Fue tal el impacto que mi comida cayó sobre su camisa blanca en V dejándola chorreada de fruta, nachos con queso y coca cola. ¡Dios mío! ¡Regué a alguien!

Toda la escuela suspiró irónicamente al mismo tiempo, seguido de un silencio de ultratumba. No me gustaba como pintaba esta situación. No había regado a cualquier persona:

-¡Oh por Dios!- Levanté mi vista para encontrarme con sus furibundos ojos azules a punto de salir de sus orbitas.

-¡Tú! ¡Maldito insecto!- Dijo con odio. -¿Cómo te atreves?

-Ha-ha-Harry- Tartamudeé de los nervios. -Cuanto lo siento yo...

-¡Mátala Harry!- Alguien gritó al fondo rompiendo el silencio. Miré rápidamente a la persona que lo había hecho, miré a Styles que me miraba como si en realidad me fuera a matar, sólo tenía una salida:

-¡Adiós!- Y salí corriendo por mi vida, tumbado la bandeja a sus pies y usando toda la velocidad que mis piernas podían conmigo.

Tenía el peor físico de toda la escuela, me casaba supremamente rápido, pero esta vez tenía que hacer algo para poder aguantar un poco más.

Corrí y corrí sin mirar atrás, temía que si lo hacía lo viese aventarse hacía mi aniquilándome por completo.

Comencé a pensar en la situación; Harry mil veces había me había regado comida, en especial cuando era carne misteriosa y me dejaba apestando todo el día. Tenía bien merecida su venganza, solo que yo no lo hice apropósito. Pero, considerándolo mejor, fue tan gracioso cuando eso ocurrió. La expresión de Harry, la mía, su ropa toda sucia, el chico avivando el fugo de atrás... Vaya. De repente me hallaba corriendo y riendo al mismo tiempo y negando con mi cabeza mientras mordía mis labios para evitar que las carcajadas salieran de mi boca. Miré hacia atrás, ahora sin temor pero no lo vi. Me detuve en ese momento, apoyando mi cuerpo contra mis muslos, recuperando algo de aire y divisando que había logrado llegar hasta las zonas verdes de la escuela ¡Nueva marca personal!

Y fui tacleada y derribada al suelo violentamente.

¡Tenía que ser jugador de futbol americano!

-Acabas de arruinar mi camisa favorita, enana- Entonó con rabia.

-¡Fue un accidente! ¡Lo juro!- Retomé el aire que Harry me había evacuado de mis pulmones.

-¡Accidente es lo que haré con tu vida por eso! ¡Nadie me hace eso a mí!

-¡Demonios!- Hice caso omiso a sus quejumbrosos comentarios. -Por poco y acabas con mi espalda- Me acomodé sobre mis brazo y levantando mi torso quedado a pocos centímetros de distancia de su rostro, ya que su cuerpo había quedado sobre el mío.

-Me las pagarás...- Dijo entre dientes, y entonces yo bajé mi mirada hacía lo que podía ver de su camisa, toda regada, sucia. No pude evitar reírme. -¿Qué, crees que es gracioso?

-No...- Dije entre risas. -Más bien, no lo sé yo solo...- Y solté en carcajadas, cosa que creí que haría que Harry me matase, pero me sorprendí cuando también rió.

-No es gracioso- Murmuró con tono divertido.

Ahora ambos reíamos. ¿También le habría hecho gracia la situación?

Escondí mi rostro en su cuello.

-Lo siento- Me detuve.

-No vas a zafarte con eso- Buscó mi cara, escalando por mi mejilla y dejando a su paso pequeños besos. Facilité las cosas y lo miré, quedando frente a frente. Me plantó un dulce beso en todos los labios, sentí como una descarga eléctrica recorría mi cuerpo. Pensé en separarme, pero resistirme a él, ya cuando nos estábamos besando, era más complicado de lo que parecía. Continuamos allí unos minutos, yo me dejaba fundir en él más y más. Era el momento más perfecto de mi vida. Me encontraba plena, feliz. Amaba sus labios, en verdad lo hacía. Sus besos son la cosa más impresionante del universo.

Pero tenía que arruinarlo todo.

Vertió una clase de líquido en mi cabeza, separándose rápidamente de mi para evitar ser derramado. Estaba estupefacta. Era leche de caja.

-Te lo advertí- Sonrió.

Entre el bullying y el amor (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora