CAPITULO 31

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Me voy apresurada a su casa, esa sensación de estrés y ahogo me está contaminando poco a poco, y la necesidad de saber cómo se siente Alex se vuelve cada vez más grande.

Al llegar a su casa, la puerta se encuentra abierta, qué diablos está pasando aquí. Mi cuerpo no puede evitar pasar de caminar rápido a correr, al entrar al lugar veo a Alex tirado en suelo, los peores pensamientos están pasando ahora mismo por mi cabeza, corro hacia él, y pongo su cabeza en mis piernas.

-¡Alex despierta!.

Comencé a darle unos pequeños golpes en su cara y de inmediato un olor a alcohol me aturdió, una parte de mí se alegra de que solo se hubiera emborrachado y que no hubiera hecho algo peor. Saco fuerza de donde no tengo para intentar levantarlo de suelo y ponerlo en el sofá.

-vamos Alex, despierta, no puedo cagarte, ayúdame.

Cada persona tiene su duelo personal hacia la muerte de alguien, mi duelo fue llorar hasta quedarme seca, el de Alex parece que es el alcohol.

Logro levantar a Alex, pero siento como se inclina hacia un lado alejándose de mí, y de un momento a otro está parado totalmente derecho frente a mí, sin ningún signo de estar ebrio.

-¿qué haces aquí Camila?

-estás muy mal Alex.

-lárgate de aquí.

Alex está muy pálido, parece que no hubiera dormido, su mirada no es la misma de siempre, se ve perdida y su rostro está totalmente quieto, sin expresión alguna, mi cuerpo está teniendo una sensación de terror al verlo.

-déjame ayudarte.

-¡quiero que te vayas ahora!

El terror que siento cada vez se está sintiendo más grande.

-déjame ayudarte.

-si no te vas tú, me voy yo.

Alex sale rápidamente de la casa, yo corro tras él, nunca lo había visto, de esa manera no es el Alex que conozco. Alex le hace una seña a un hombre parado afuera de la casa, el hombre trae un auto. Alex abre la puerta trasera para subirse, pero antes de que pueda entrar lo tomo de la mano.

-no te vayas, déjame enfrentar esto contigo.

-¿por qué? Por qué no debería irme.

Siento la rabia y la tristeza en su voz, no puedo dejar que se vaya, es hora de abrirme yo y decirle la verdad.

-te amo, porque yo te amo Alex.

Alex me mira fijamente a los ojos, su cara sigue sin ninguna expresión.

Quita bruscamente su mano de la mía.

-pues eso es una lástima.

Alex se sube al carro y cierra la puerta bruscamente.

Siento como un nudo se hace en mi garganta y las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos, y una vez más estoy sola, viendo como la persona que amo se aleja de mí.

¡El Jefe De Mi Papá!Where stories live. Discover now