–Vaya amor mío, no sabía que estuvieras tan apresurada en verme. –Estaba jugando con un cuchillo en su mano– vamos, quítate la máscara, deseo ver tu rostro después de tanto tiempo.

Ella hacia presión sobre su mano, movió un poco los dedos y por suerte no le toco los tendones. Retiro la máscara de su rostro y sus ojos brillaron de placer y emoción. Estaba riendo.

–Dios mío, no has cambiado nada. Esos preciosos ojos negros y vacíos que siempre he amado –retira los mechones que le caían en su rostro– cariño ven a que te vende la mano, igual en pocos días nos veremos no te coloques triste, aunque si estas colocándote un poco pálida.

Estaba perdiendo sangre, necesitaba aplicar un torniquete urgente, estaba empezando a sudar frio.

– ¡Ja! –ríe por lo bajo– voy por tu cabeza Julian, no me importa perder un poco de sangre en el camino.

– ¿Ah no? –Con la gracia de un gato giro en redondo y lanzó el cuchillo en la herida de bala que le había hecho a Alberts, este soltó un alarido tirando el arma de su brazo ya inerte–. Yo siendo tu no me muevo si no quieres que el próximo vaya a tu cabeza –se arregló la corbata mientras Alberts, gritando por el dolor se quitaba el cuchillo y se hacía un torniquete improvisado con la manga de su chaqueta, estaba muy pálido, había perdido demasiada sangre. Lily seguía inconsciente y Kayari estaba en la misma situación– Sabes, prefiero verte perder el aire en la cama como antes por mí que eso.

Sigrid asqueada escupe en su dirección de manera desafiante. Él la mira de pies a cabeza y le dedica una suave sonrisa.

–Te veré en cuatro días, ni más ni menos. O vendré por la cabeza de cada uno de los tuyos hasta que obedezcas.

Pasó por su lado y se fue en su auto, Sigrid al ver cómo había perdido tan patéticamente no tuvo más remedio que dejarlo ir.

Ella no estaba en posición de hacer nada, así que llamo a Robert por ayuda. Este llego y para entonces Sigrid ya había logrado detener la hemorragia en su mano con un torniquete. Lily había despertado y estaba ayudando a Alberts, estaba muy herido y casi no podía mantenerse consciente, había perdido demasiada sangre, Kayari por otro lado aún estaba apoyada en la pared mientras escupía sangre.

Robert alarmado por la escena se acerca inmediatamente a Sigrid.

–Señorita, ¿se encuentra bien? ¿Qué sucedió?

–Estoy bien, hay que liberar a los campesinos y colocarlos en un sitio seguro, aún están inconscientes, debió sedarlos. Alberts es nuestra prioridad aquí, ha perdido demasiada sangre, llévatelo a él y a los campesinos. Nosotras limpiaremos esto e iremos a la mansión.

–Pero su herida –replica este.

–Ya me la tratare en el camino, es profunda pero ya paró el sangrado, creí que me había cortado algun tendón pero no fue así. Ocúpate de lo que pedí, diles a los chicos que ordené que se mantengan allá y se limiten a estar en alerta máxima y atender a los heridos. ¿Crees poder atender solo a Alberts?

–Señorita, si dudo de mis habilidades la llamo a usted enseguida, además Victor estudia medicina él también puede ayudarme.

–Perfecto, vamos.

Lily ayudo a Alberts a subir al auto, mientras Kayari y Robert subían a los dormidos campesinos. Sigrid aseguró su torniquete y se dispuso a subir a los guardias muertos a la camioneta con la que habían venido, se colocó sus guantes de cuero negro y empezó a subirlos una vez la estacionó detrás de la cabaña. Robert ya había partido a gran velocidad hacia la mansión.

–Kayari, limpia este desastre, Lily ayúdala por si viene algún vecino curioso. Yo llevare los cuerpos a la represa que está a cuarenta y cinco minutos de aquí, no debe haber mucha gente a estas horas en el camino –se coloca la máscara de gas– nos vemos más o menos dentro de hora y media, si terminaron antes pidan que las vengan a buscar.

Entre Sangre y SueñosWhere stories live. Discover now